La
Medicina es un camino arduo que requiere de muchos años de estudio y capacitación para poder llegar a ejercerla. De primeras, aquellos que quieran dedicar su vida a esta vocación deberán estudiar
un Grado de seis años y, después, curtirse con cuatro o cinco años de residencia en un hospital universitario. Por si este sacrificio no fuera suficiente, la situación se agrava para la mitad de los residentes, dado que
el 49,9 por ciento de los MIR de Estados Unidos que se especializan en Cirugía señala haber sufrido algún tipo de acoso.
Una cifra que presenta un gran rango de desigualdad si la tomamos en base al género, dado
el 70,6 por ciento de las mujeres declara haber padecido algún tipo de agravio durante sus años de residente, mientras que la cifra desciende hasta e
l 36,1 por ciento en el caso de los varones. Esto puede explicar los índices más elevados de agotamiento que tienen ellas respecto a los hombres, según se extrae del estudio ‘
Discrimination, Abuse, Harassment, and Burnout in Surgical Residency Training’ publicado en
The New England Journal of Medicine.
El informe, para cuya elaboración se ha encuestado a
7.409 residentes de 262 programas de residencia quirúrgica de Estados Unidos, alerta de que sufrir acoso aumenta el cansancio y los pensamientos suicidas en quienes lo padecen. Si bien es cierto que
este problema no se circunscribe únicamente al ámbito de la cirugía, sino también al resto de especialidades, según sostiene el profesor de Cirugía
John B. Murphy, de la Universidad Northwestern de Chicago.
Tipos de acoso
Los pacientes y sus familiares son la principal fuente de acoso para las mujeres
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El
abuso verbal o emocional fue la forma más común de acoso registrada por residentes masculinos (28,3 por ciento; frente al 33 por ciento de residentes femeninos), mientras que
por razón de género fue más pronunciada en las mujeres (65,1 por ciento; frente al 10 por ciento de los hombres).
Por otro lado, para hombres y mujeres, respectivamente, las tasas de
maltrato por cuestiones raciales denunciadas fueron del 15,1 por ciento y del 18,6 por ciento; las tasas de
discriminación por embarazo o cuidado de niños fueron de 3,2 por ciento y 13,0 por ciento; y las tasas de
abuso físico fueron del 2,4 por ciento y del 1,9 por ciento, según el estudio.
El género vuelve a ser un elemento diferenciado si tenemos de dónde proviene la fuente del acoso. Así, ellas reciben más maltratos por parte de
los pacientes y sus familiares (49,2 por ciento), mientras que en el caso de los varones es de los cirujanos tutores (28,5 por ciento). Además, las fuentes más comunes de
acoso sexual entre las mujeres residentes eran pacientes o sus familias (31,2 por ciento) y cirujanos asistentes (30,9 por ciento), mientras que la fuente más común entre los hombres eran enfermeras o personal (22,7 por ciento).
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