Convivir con una
enfermedad crónica no es fácil. La frustración en estos casos es un sentimiento recurrente que se intenta controlar, pero no termina de desaparecer por completo. Y más cuando se pretende
cumplir un sueño y la propia patología lo dificulta. Aún así, la perseverancia es lo último que se pierde, o por lo menos esa es la filosofía de
Judit Soto, una médica diagnosticada con
crohn que tuvo que
hacer frente a un linfoma durante su último año en Medicina y en plena
preparación MIR. Un obstáculo que
le impidió conseguir la suficiente nota para entrar a Digestivo, su especialidad deseada, pero que, a su vez, la hizo encontrar una
ruta alternativa en Suiza, donde actualmente lleva cuatro formándose como residente. “Ha sido un camino muy largo y
me siento orgullosa de mi resiliencia”, ha afirmado.
Cuando Soto tenía ocho años le diagnosticaron la
enfermedad de Crohn y “siempre” estuvo
rodeada de médicos, hospitales, pruebas y tratamientos. Estas experiencias fueron el motivo de que se decantara, más adelante, por la Medicina, ya que quería ayudar a los pacientes que padecían su misma patología. “
Quería devolver el servicio que me habían dado. Igual que los profesionales estuvieron para mí, yo quería estarlo para otras personas”, ha explicado.
Durante sus años cursando Medicina, su enfermedad era bastante variable. Había épocas donde podía llevar una vida normal, “como cualquier adolescente”, y otros momentos donde
tenía algún brote y tenía que priorizar los estudios y su salud antes que la vida social. “Fue un poco duro estar tanto tiempo entre el hospital y estudiando en la biblioteca. Se me ha quedado la espinita clavada de
no disfrutar todo lo que me hubiese gustado la época universitaria”, ha reconocido.
Eso sí, a pesar de las adversidades que cada cierto tiempo tenía,
los compañeros de la facultad de Soto empatizaban con su situación y siempre
le pasaban los apuntes cuando lo necesitaba. “Los profesores durante las prácticas también me apoyaban. Estaba en un hospital pequeño donde no éramos más de 40 personas y
parecíamos una familia”, ha afirmado.
Tener un linfoma durante el último año de Medicina
Pero, en el último año de Medicina y mientras estaba haciendo ejercicio en el gimnasio, esta actual MIR
notó un bulto en su ingle. En ese momento
creyó que era una hernia y no le dio mayor importancia. “Pensaba que justamente ahora no tenía tiempo para operarme porque estaba con las prácticas obligatorias y los exámenes. Era un momento que me venía fatal”, ha detallado.
A pesar de esa idea, fue a ver a su cirujano y lo que pensaba que era una hernia realmente fue
un ganglio que había que quitar. “
Cuando me dio el diagnóstico de que era un linfoma fue devastador. Había estado luchando desde los ocho años contra la enfermedad de Crohn para
no faltar a clase no suspender nada, no repetir, siempre sacando buenas notas... Y ahora me ocurría esto. Fue realmente duro. No podía venir en peor momento.
Me dieron incluso ganas de dejar la carrera", ha reconocido.
"El momento en el que me dijeron que tenía un linfoma fue devastador (...) Me dieron ganas de dejar la carrera de Medicina"
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Quimioterapia para eliminar el linfoma
Tras este ‘batacazo’, acudió a su hematóloga, quien fue muy empática con ella y le animó durante todo el proceso. “Me dijo que había
personas que toleraban muy bien
la quimioterapia que me tenían que dar cada tres semanas y que podían continuar con su vida. Eso me dio un chute de optimismo. Pensé que quizás no estaba todo perdido y podría continuar con la meta que me había puesto", ha recordado.
Por desgracia,
con la primera quimioterapia tuvo una complicación de hemorragia digestiva y tuvieron que operarla, y estuvo
ingresada en la UCI, donde
perdió cerca de 18 kilos. Tras cuatro semanas volvió a su casa y retomó las clases de Medicina. Al principio, le costó, pero poco a poco fue recuperando sus fuerzas y volvió a las prácticas. “Al final pude terminar el TFG y acabar la carrera, a pesar de que faltaba de vez en cuando por sesiones de quimio, visitas al hospital o análisis de sangre”, ha subrayado.
Tras la graduación y tomarse un descanso de mes y medio, su siguiente meta estaba en la preparación MIR. Su sueño dentro de este sector era especializarse en Digestivo e hizo todo lo posible para conseguirlo. Pero ese verano tenía que
recibir un autotrasplante de médula ósea donde estuvo encerrada en una “habitación burbuja” porque sus defensas cayeron “a cero”.
Preparación del MIR teniendo linfoma
Esta situación le obligó a que su preparación pasase a ser a distancia. Ella seguía todas las indicaciones de la academia en la que estaba apuntada, pero era consciente de que no estaba en buena forma a nivel mental. “
Tenía dolores de cabeza, perdía la concentración y mi memoria no era muy buena. Notaba que
iba alejándome del objetivo de conseguir una buena plaza para su especialidad. Esto, psicológicamente, era muy duro porque fue una lucha interna donde
mi cuerpo me pedía descansar, pero mi mente se empeñaba en lograrlo”, ha aclarado.
Soto ya había terminado el tratamiento y estaba recuperándose de las secuelas el día que tenía el esperado examen. No fue bien, y
no obtuvo la nota suficiente para conseguir su plaza deseada, así que se decantó por
Medicina de Familia. A pesar de que era
una rama que le parecía muy bonita, esta médica reconoce que ella lo que quería era Digestivo y
buscó otras vías para llegar a ello.
Hacer el MIR en Suiza para especializarse en Digestivo
Así que, mientras estaba trabajando como médica de Familia se enteró de que Suiza tenía un sistema sanitario con el que podía, algún día, llegar a ser especialista en Digestivo.
“El acceso era fácil e iba por entrevista personal. Allí se necesitaba francés, pero yo en mi vida lo había estudiado así que estuve 10 meses preparándome, conseguí el reconocimiento de mi título y abandoné la residencia en España”, ha explicado.
En Suiza, según ha reconocido, “no hay nada prometido. Ahora mismo ella es residente de Medicina Interna por una troncalidad donde tiene que estar durante cuatro o cinco años en esta disciplina sanitaria y, tras ello, la pueden considerar para que pueda postular a otros tres años de especialidades como Digestivo o Cardiología, entre otras. “Ahora mismo estoy en cuarto y me queda un año más”, ha explicado.
Velasco tiene la esperanza de que conseguir alcanzar su sueño y, de hecho, no descarta cuando consiga su título volver a España. “Siempre hay un lado nostálgico cuando pienso en regresar”, ha concluido.
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