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La fusión de facultades 'merma' la calidad del profesorado sanitario

Médicos, fisioterapeutas y farmacéuticos critican la medida y denuncian un deterioro en el nivel formativo de grado

Miguel Villafaina; José A. Puglisi; Francisco Javier García; y Carlos Castilla.

26 nov 2016. 20.50H
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POR JOSÉ A. PUGLISI
Miguel Fernández de Vega y Cristina Cebrián
La fusión de facultades no solventa la crisis universitaria. El debate ‘Reestructuración universitaria, la facultad única’ ha puesto en relieve los pocos beneficios que aportan la integración de dos o más grados de Ciencias de la Salud. Por el contrario, representantes de Medicina, Fisioterapia y Farmacia han coincidido en que el modelo genera una serie de efectos contraproducentes, entre los que se encuentran un profesorado común para las diversas titulaciones lo que ocasiona una ‘merma’ de la calidad formativa.

De esta manera, sólo destacan a favor un mayor ahorro económico y gestión del personal de la administración, aunque la optimización financiera se ve repercutida en otras áreas más difíciles de medir, como una adopción más restringida de las competencias básicas. A lo que se suma su incapacidad para, por ejemplo, luchar en contra de las dificultades para sobrepasar el déficit de profesorado especializado.

¿Qué valoración general se puede hacer de la fusión de facultades?

El decano de Medicina de la Universidad de Salamanca explica los motivos para oponerse a la fusión de facultades.

Francisco Javier García, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca: En el caso de Castilla y León, las dos facultades de Medicina que existen, tanto la de Salamanca como la de Valladolid, no han accedido a esa fusión. Hubo en su momento un planteamiento inicial que nos pareció que no era el más lógico o el más adecuado para los objetivos. En definitiva, de calidad decente, por lo que se aparcó este proyecto. Me consta, también por la experiencia de otras facultades que sí accedieron a esa fusión, que hay aspectos ventajosos y aspectos que no lo son tanto.

Miguel Villafaina, presidente del Consejo General de Fisioterapeutas de España: Nosotros estamos en la misma línea que el decano. Hay que tener en cuenta que nuestra disciplina es joven y que su acceso a la universidad fue hace no mucho tiempo, pero yo, que provengo de la docencia, sé que la experiencia de las facultades fusionadas no ha sido buena por un montón de razones.

Aunque podríamos ir analizando cada una de ellas, la principal es que, a pesar de que existan muchas disciplinas dentro del ámbito sanitario, esto no significa que puedan estar unidas o tengan muchas partes en común. Por eso, actualmente, la disciplina se posiciona en contra de esta posibilidad de unión de facultades.

Carlos Castilla, secretario general de la Federación Española de Estudiantes de Farmacia (FEEF): La fusión la he vivido en mi propia facultad, en la Universidad de Alcalá de Henares. Hace cuatro años se reestructuró la universidad, se fusionaron un montón de departamentos y juntaron en facultades únicas a bastantes grados. En el caso de Ciencias de la Salud, se unieron la Facultad de Medicina con Ciencias del Deporte, mientras que a Enfermería con Fisioterapia. Sólo en Farmacia nos vimos beneficiados por seguir como facultad independiente, aunque intentaron meternos a Química.

Hasta la fecha, todos los que los departamentos y grados que se fusionaron no están muy contentos con el resultado que han obtenido.

¿Cuáles son los beneficios y desventajas que, según sus experiencias, genera la fusión de facultades?

Decisión democrática entre decanos
Francisco Javier García ha asegurado que no hay presiones por parte de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina a quienes se han opuesto a implementar la fusión de facultades. “nuestro equipo rectoral, como la propia facultad, les explicó porque no se veía ventaja alguna en esa fusión y por tanto quedó paralizada”, ha precisado. En este sentido, recuerda que ha sido una política común evitar fusionarse con facultades que, inicialmente, han mostrado su desacuerdo con estar junto con los futuros médicos, “como es el caso de Farmacia”. 
Francisco Javier García: Si planteamos objetivos docentes e investigadores, podía ser comprensiva la fusión. Al igual de si se plantea la creación de algunos institutos de investigación, el que las sinergias se pudieran crear dentro de una estructura de centro, mucho más amplia. Desde ese punto de vista, la fusión ayuda a la colaboración docente y de investigadores, mientras que, desde el punto de vista administrativo, hay un beneficio claro: compartir el personal de administración y servicios, lo que generará un ahorro importante.

Sin embargo, quiero diferenciar dos aspectos fundamentales: eficacia de eficiencia. De no poner el núcleo central basado en la calidad docente de nuestros estudiantes, ninguna de las dos va a ser de verdad un buen medidor de este resultado de estas fusiones. Ante el déficit de profesorado especializado al que se enfrentan la mayoría de facultades, los objetivos docentes para una facultad de Medicina en comparación con otra de Farmacia o Psicología serán totalmente diferentes.

La especialización que reclama un alumno de cualquiera de estos grados en cuanto al profesorado es muy importante. Si queremos que algo tenga esa calidad, el profesor que imparte esa materia tiene que ser un profesor que, de alguna forma, viva y practique esa materia antes de impartírsela al alumno. Por ejemplo, un profesor de neurología debe de ser un neurólogo, obviamente. Por ese motivo, en nuestra comunidad autónoma se decidió esperar a ver resultados en las que ya habían adoptado ese proceso.

Miguel Villafaina: No dudo, en absoluto, que pueda haber ventajas en el hecho en sí de compartir. Quizá en cuestiones de carácter administrativo y de la investigación, pero no desde la perspectiva profesional. Un profesor no podrá impartir una misma asignatura en dos grados diferentes. La Anatomía que estudian en Medicina, por ejemplo, no tiene nada que ver con el que estudiemos Fisioterapia, donde nos preocupamos más por el deterioro del movimiento y nos centramos en el área funcional o cinesiología. Definir la línea para cada titulación podría generar problemas y, por eso, hemos rechazado todo el proceso de fusiones.

Carlos Castilla: Si centralizas todo el gasto que quieres hacer en investigación en una sola área, te va a salir mucho más económico que dotar a todas las facultades que tengas del mismo material para que investiguen, por lo que sí representaría un ahorro. Sin embargo, siempre hay que hacer el balance de beneficio y riesgo. Nosotros, como estudiantes, sí percibimos la necesidad de una docencia más especializada, en lugar de dejarse destinada para la formación posterior. En la facultad hay quienes buscan aplicar al campo hospitalario y otros a una oficina de farmacia, por lo que necesitamos de unos profesores que nos den ese enfoque particular a través de su experiencia.

Cuando un profesor sabe del tema y, en algunos puntos se detienen para contar alguna de sus ‘batallitas’, es muy agradable y los alumno aprende muchísimo más que si se trata de un docente que directamente enseñan una asignatura cualquiera.

El factor económico es el principal argumento a favor de la fusión, ¿hay algún estudio que permita estimar el ahorro real?

Miguel Villafaina considera que la práctica de la fusión de facultades podrá mudarse a la privada.

Francisco Javier García: En absoluto. Desconozco cuáles fueron los objetivos que se persiguieron en un inicio de este proyecto. Sin embargo, el principal problema es que en términos como la docencia compartida el beneficio que se pueda generar en calidad de la formación es intangible. Lo cual es, desde el punto de vista de calidad, un grave error.

La fusión sí que, evidentemente, puede generar un ahorro más  o menos importante en la cuestión del Personal de Administración y Servicios (PAS), o en algún campus que se esté creando y se construyan edificios comunes en lugar de uno nuevo para cada facultad, pero esto tampoco va a significar posteriormente la materialización de ningún ahorro. Por lo que podrá tener cierta facilidad, no tanto en el aspecto económico, pero sí en el aspecto de gestión.

Carlos Castilla: Con respecto al ahorro del Personal de Administración y Servicios es cierto que puede suponer un ahorro, pero es algo que siempre se terminará pagando, siendo testigos de cómo se enlentecen un montón los servicios.

Se ha notado además, en estos últimos años, cómo cuando un profesor se jubila o terminan su carrera como docente, no encuentra su sustituto, por lo que otros profesores tienen que cubrir las horas lectivas que daba, por lo que cada baja docente es un despacho perdido. También hemos percibido que, cuando se juntan a profesores de muchas facultades, se tiran mucho más tiempo en las reuniones, debido a que explican a sus compañeros cómo se hacen las cosas en Farmacia, para que te puedan dar una opinión o ejercer su voto en respecto a los temas que se plantean en los departamentos.

¿La fusión repercute en el perfil del profesional que sale del grado sanitario?

Miguel Villafaina: Es posible. La fusión de facultades desnaturaliza todo el proyecto del producto final, que es contar con un buen profesional. Las facultades se estructuran de  una manera que busca formar profesionales con un perfil concreto y específico, pero se vuelve una tarea complicada cuando esto está ligado a otras disciplinas. En nuestro caso particular nos encontramos con un profesorado que no entendían bien nuestra disciplina y, por ende, teníamos problemas con el alumno, porque veíamos que no salía con el perfil propio de nuestra área de conocimiento.

¿Existe algún modelo capaz de sustituir a las fusiones con mejores resultados de ahorro y calidad docente?

Francisco Javier García: Complicado. El concepto departamental que tenemos en este momento en la universidad española está obsoleto completamente. En gran medida la propia universidad mantiene estructuras que de una forma habría que cambiarla. Hay un aspecto fundamental a solventar que es la tasa de reposición docente, pero esto no se va a solventar por la fusión de departamentos, ni por la modificación de los departamentos, ya que necesitamos es un profesorado especializado, con acceso a una carrera docente lógica y cubriente. Al mismo tiempo, deberán ir adquiriendo competencias a lo largo de su carrera profesional. Por eso creo que las facultades de Medicina deben de seguir siendo facultades de Medicina, así como las de Enfermería y las de Fisioterapia.

Miguel Villafaina, presidente del Consejo General de Fisioterapeutas de España; José A. Puglisi, periodista de Sanitaria2000; Francisco Javier García, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca; y Carlos Castilla, secretario general de la Federación Española de Estudiantes de Farmacia (FEEF).


Algunas universidades aún están por descubrir el efecto de la fusión de facultades, ¿cuál creen que es un tiempo prudencial para hacer un análisis?

Francisco Javier García: Es muy difícil de hacerlo en este momento, pero muy difícil de hacerlo porque la crisis sigue estando presente, muy presente, entonces el hecho de que no se puede disponer de verdad de un profesional cualificado y en un número adecuado hace ya de entrada imposible valorar los resultados y la calidad de esa docencia. Lo mismo ocurre con el personal de administración y servicios, imprescindible para que un centro pueda funcionar de forma adecuada.

Creo que esta situación no podrá ser utilizada de una forma medianamente coherente para obtener resultados positivos o excesivamente negativos en los objetivos. A esto se suma que, desgraciadamente, hasta lo que mi conocimiento alcanza, tampoco ha habido un planteamiento objetivos claros de qué se perseguía con las fusiones. Es decir, veo muy complicado que lleguemos a una conclusión en este momento.

Aun así hay nuevos proyectos en marcha, como el de la Universidad Complutense, ¿cómo prevén hacer frente?

Carlos Castilla explica los efectos que genera en el profesional la fusión de facultades.

Miguel Villafaina: Con la propia manifestación de la Conferencia de Decanos. Es una autoridad que expresa claramente su ‘no’ a las fusiones por las pocas bondades que se obtienen de este proceso. También es probable que, en un sentido mercantilista, todo el tema de las fusiones de facultades debiera recaer sobre el sector privado, donde es muy posible que se trabaje en este proyecto y cuyos resultados habrá que esperar a conocer, pero desde la experiencia de la Fisioterapia podemos adelantar que los obtenidos hasta el momento no son nada buenos.

Carlos Castilla: Tampoco tengo constancia de los objetivos con los que se intenta enfocar la fusión de facultades. Si es desde una perspectiva económica, puedo llegar a entender que siempre  el dinero tiene su importancia, pero si es una excusa para que los estudiantes salgamos con una formación mucho más multidisciplinar, este no es el camino.

Nosotros funcionaremos bien en las sociedades multidisciplinares cuando empecemos a tener un coeficiente especializado en nuestra rama, sino vamos a salir todos con el mismo conocimiento, metas y aspiraciones, por lo que la fusión lo que nos va a perjudicar muchísimo es en el poder aportar en un campo multidisciplinar nuestro granito de arena. De seguir con este modelo, en vez de que aportemos lo que sabemos, vamos a aportar todos lo mismo.

¿Con qué titular resumen el debate de la fusión de facultades?

Miguel Villafaina: La profesión se decanta por tener facultades independientes.

Francisco Javier García: Primero más profesionales médicos asistenciales en la universidad con una carrera docente adecuada, luego hablaremos.

Carlos Castilla: La especialización en las Ciencias de la Salud es fundamental. Fusionando departamentos no vamos a conseguir esta especialización que anhelamos.

Primera parte del debate sobre la fusión de facultades.

Segunda parte del debate sobre la fusión de facultades.



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