Las enfermedades
cardiovasculares son la primera causa de mortalidad, morbilidad y
gasto sanitario en el mundo. Así lo asegura la
Organización Mundial de la Salud (OMS) que pone el acento en la necesidad de multiplicar exponencialmente el número de técnicas y procedimientos en esta área.
Con este pretexto, el campus de
imagen cardíaca SEIC-CTO ha congregado a las voces más representativas del sector para hablar sobre el “impacto de la inteligencia artificial en el diagnóstico médico”, una práctica que “revolucionará en menos de 10 años el mundo de la Medicina y la forma de examinar las imágenes médicas”.
"El médico seguirá estando presente en la toma de decisiones, pese a la aparición de los diagnósticos inteligentes"
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“La
inteligencia artificial ha comenzado a invadir la ecocardiografía y pienso que si los cambios se aplican de forma positiva y ordenada estos permitirán cambiar la forma sobre la cual practicamos la ecocardiografía en la Medicina”, explica
Roberto Lang, director de Imagen en Cardiología de la Universidad de Chicago, y una de las voces más reconocidas en este campo.
Su trabajo consiste en hacer posible la realización robótica de los diagnósticos para “poder cuantificar de forma automática los estudios clínicos, los cuales se logran cuantificando y ordenando muchos datos dentro de una red, que
permitirá a una maquina aprender sobre los posibles resultados que puede ofrecer”.
Esto se denomina ‘Matching Learning’ o lo que es lo mismo “la disciplina científica del ámbito de la Inteligencia Artificial por la que se crean sistemas informáticos que aprenden automáticamente”. Y según Lang,
“ya hay muchos datos sobre ecografía digital y es relativamente sencillo introducirlos en una máquina para que los ordene, los cuantifique y trabaje con ellos para ofrecer
conclusiones y predecir resultados”.
Dudas legales
En el debate organizado por
SEIC-CTO, moderado por
Miguel Ángel García Fernández, catedrático de Imagen Cardíaca de la Universidad Complutense de Madrid y por
José Jiménez Borreguero, jefe de Imagen Cardíaca del Hospital de la Princesa
, saltaron varias dudas en torno a los problemas legales que podrían originarse a la hora de manejar esos datos derivados de los resultados de los
pacientes. La nueva ley de protección de datos fijada por la Unión Europea es mucho más restrictiva en el control de datos clínicos, lo que a opinión de los expertos “despierta más dudas que certezas a la hora de aplicar
estos procedimientos”.
En Estados Unidos, explica Lang, “hay muchos laboratorios digitales que almacenan la información digital derivada de los estudios de pacientes de forma anónima.
Esos se pueden cambiar y modificar para extrapolarlos al ordenador y permitirle que trabaje con ellos”.
De este modo, para conseguir esos avances en
Europa, como ya está sucediendo en Estados Unidos, se debería de optar “por un cambio de ley”, porque en el futuro “este tipo de investigación será importante para el avance médico”.
Pese a estos cambios tan revolucionarios en lo digital, el médico seguirá siendo piedra angular en la toma de decisiones sobre el paciente. “Pese a estos avances, de los que se pueden beneficiar todas las especialidades,
el médico seguirá estando presente porque toda información derivada de una maquina deberá de estar corroborado por la opinión y el criterio del especialista. El médico es y será la clave”, aventura Lang.
Docencia digital
Aun así, ordenar y educar cantidades ingentes de datos no es el reto más inmediato al que se debe de enfrentar esta revolución digital en la sanidad. El salto que deberán de dar los actuales
estudiantes de Medicina hacia esa nueva era tecnológica no se está consolidando en las
facultades de Medicina.
“Desconozco como se va a hacer ese aprendizaje en los estudiantes de Medicina, porque el cambio ya ha comenzado. Sin duda, deberán de adaptarse a esta transformación.
Primero deberán de aprender a hacer el diagnóstico, para después poder incorporarlos a la computadora”.
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