A poco más de un mes para la
celebración del examen MIR, la tensión entre los aspirantes a una plaza de
formación sanitaria especializada ha alcanzado su punto álgido. Tras semanas de incertidumbre marcadas por el retraso en la publicación de las
listas definitivas de admitidos, la confirmación oficial de la fecha de la prueba ha devuelto el foco a lo
estrictamente académico. Sin embargo, los expertos advierten que en esta fase final,
el éxito depende tanto de la gestión emocional como del rigor en los repasos.
El cansancio se ha convertido en el principal enemigo en las bibliotecas. Tras seis años de carrera y meses de preparación intensiva, es habitual que aparezca una fatiga que los especialistas califican de engañosa.
"Es fundamental entender que en este punto el cansancio no es solo objetivo por las horas acumuladas, sino subjetivo por la cercanía de la meta", explica el director académico de CTO,
Fernando de Teresa. "Cuando el objetivo ya se vislumbra, la percepción del esfuerzo cambia y los días parecen más largos, pero reconocer este fenómeno es el primer paso para evitar que el estudiante se vea superado".
El desafío de la conciliación navideña
La coincidencia de la recta final con el periodo navideño introduce un factor de distracción que puede desestabilizar la rutina del opositor. Frente a las celebraciones y compromisos sociales, el preparador sugiere una estrategia de compartimentación estricta basada en el concepto del
"interruptor on/off".
"Es esencial decidir de antemano qué días se dedicarán al estudio y cuáles al descanso absoluto con la familia", señala De Teresa.
"En los días de descanso no debe haber lugar para la culpa ni interferencias mentales relacionadas con el temario; son jornadas necesarias para recibir apoyo emocional. Del mismo modo, en los días de estudio, el foco debe ser total, blindando la mente frente a cualquier plan alternativo".
De la teoría a la "evocación activa"
Desde el punto de vista académico, el panorama es optimista para la mayoría de los aspirantes, que suelen concluir el repaso completo del temario a finales de diciembre. Esto sitúa al estudiante en una posición óptima para afrontar las tres semanas finales de enero, donde la prioridad
ya no es adquirir nuevos conocimientos, sino pulir la técnica de examen.
En esta etapa, la metodología se desplaza de los libros de texto al trabajo con preguntas tipo test. Según el responsable académico de CTO, "el método más rentable en enero es la evocación activa". A través de las preguntas, el aspirante revisa conceptos y razonamientos clínicos desde la práctica, utilizando los materiales teóricos únicamente como herramienta de comprobación.
"El objetivo no es aprender contenido nuevo, sino ordenar y consolidar de forma ágil lo que ya se sabe", recalca.
El entrenamiento frente a la incertidumbre
Finalmente, la preparación para el "día D" exige una inmersión total en condiciones reales a través de simulacros. Estos ejercicios no solo miden los conocimientos, sino la capacidad de resistencia ante la incomodidad inherente al MIR.
"Aprender a manejar la duda es parte esencial del entrenamiento", concluye el especialista. En un examen donde rara vez se tiene la seguridad absoluta de estar respondiendo correctamente, mantener la calma y rendir bajo incertidumbre es lo que a menudo marca la diferencia en el resultado final. Con la estrategia adecuada y una mente equilibrada, el aspirante está listo para transformar años de estudio en una plaza de especialista.
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