El primer
premio nacional de Final de Carrera en el área de Ciencias de la Salud es el médico
Jesús Ballano Rodríguez-Solís. Y sus notas rozan la perfección:
9,77 sobre 10. Cursando el tercer año de residencia en
Medicina Interna en el Hospital del Henares, Ballano no da el perfil de “ratón de biblioteca”. Dice que se duerme sentado delante de un libro y prefiere aprender
dándose clase a sí mismo, pensando siempre en la aplicación práctica de la Medicina.
¿Cuáles son tus trucos a la hora de estudiar?
Lo primero, como en cualquier otra cosa, es que te tiene que gustar. Más allá de eso, creo que la memoria en bruto no es una buena forma de estudiar. Hay que intentar resumir y esquematizar, pero luego hay que unir los datos que se van aprendiendo razonando. No como elementos dispersos o listas memorísticas sino como una historia. Incluso si no consigues juntarlos en una historia puedes inventar algo para enlazar los conceptos y los datos y conseguir que sea atractivo.
Además, hace falta tener un buen ambiente de estudio, pero hay que adaptarlo a cada uno para hacerlo más atractivo. A mí, por ejemplo, estar sentado estudiando un libro me duerme. Yo lo que hacía era darme las clases a mí mismo, con una pizarra y además me ponía música. Estudiar no tiene que ser un suplicio.
Repetir una y otra vez lo que no funciona no tiene sentido, y la memoria en bruto se pierde. Cuando le buscas la utilidad práctica se retiene mucho más.
¿Han circulado mucho tus apuntes por la clase?
Sí, pero en un círculo pequeño. Yo iba siempre a clase, y cada clase la resumía y la esquematizaba. Cuando se acercaban los exámenes ponía en práctica el método de la pizarra. Pero siempre ha habido un trabajo diario.
¿Por qué decidiste hacer la residencia en Medicina Interna?
En general me han interesado siempre los temas de todas las especialidades, y la Medicina Interna permite una visión de todo ello, integrada en una persona, en un paciente, de una forma global, sin obviar ningún aparato o sistema. Esta visión integral es importante. Esta posibilidad de unir manifestaciones clínicas, y síntomas y tenerlos en igual consideración es una de las cosas que valoro. También, la labor del internista como guía, como aquel que traza un plan o un camino, para el paciente (al menos yo lo vivo así). Por último, Interna tiene mucho trato con el paciente, el médico le acompaña, le sigue y eso es una de las cosas que más me gusta.
Interna tiene un componente humano, que es altísimo en cualquier especialidad, pero aquí todavía más.
¿Y por qué en el Hospital del Henares?
Tal como está planteada la especialidad en los hospitales medianos o pequeños, el peso relativo de la Medicina Interna, es decir, llevar a la mayoría de los pacientes a su cargo y luego apoyarse en el especialista, es mucho mayor. Aquí el internista es fundamental. Por otra parte, antes de venir al Hospital del Henares visité más de 10 hospitales, y me decanté por el buen ambiente que se respiraba en el Henares. Hay mucha gente joven, muy dispuesta, y con
una visión de la Medicina muy actual. Por ejemplo no hay esa ‘barrera’ entre un residente y un adjunto que a lo mejor se puede dar en hospitales más grandes. Además, el bajo volumen de residentes es una ventaja. A priori me hizo dudar, pero a nivel de práctica, a nivel de tarea asistencial, puedes ver muchísimo más, por lo que a mí me toca. Es cierto que en hospitales más grandes hay muchos más procedimientos, pero en el valor relativo, hago muchas más tareas. Aquí estoy muy contento.
"Medicina Interna tiene un altísimo componente humano"
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¿Cómo ves tu futuro profesional?
Es cierto que en Medicina la formación está muy estructurada desde que entras a la carrera con 18 años hasta que acabas los 5 de residencia. Por eso hay una gran incertidumbre respecto al futuro que no hay en momentos anteriores. Y es cierto que las posibilidades que se ofrecen en esta nueva etapa quizá no sean óptimas en cuanto a los contratos de trabajo. Pero creo que siempre hay oportunidades y hay que aprovecharlas. En ese sentido
soy optimista y espero poder aprovechar todas las oportunidades que salgan, porque siempre hay algo. Pero es verdad que no puedes esperar la estabilidad que has tenido en otros momentos de tu formación, salvo que estés en el momento y lugar adecuados.
Pero la opción asistencial no es la única posibilidad. Por ejemplo, a mí me apasiona la docencia y algún día me gustaría poder dar clases en la universidad. Pero quizá más adelante. Por el momento me gusta lo que estoy haciendo y me gustaría trabajar en el Hospital del Henares, sin perder nunca el contacto con los pacientes.
¿Qué más diferencias notas entre tu etapa de estudiante y ahora como residente?
Claramente hasta el MIR la formación es completamente teórica y a partir de ahí es práctica pura. Cuando entras al Hospital sí que se nota mucho cambio y te preguntas: “¿Cómo empiezo yo a trabajar ahora?”. Pero esa ‘inseguridad’ se resuelve más rápido y se maneja mejor si sabes lo que estás haciendo, si sabes lo que estás buscando y sabes lo que te puedes encontrar. Todo se va resolviendo cuando aprendes a relacionar la formación teórica con la práctica y descubres que tus decisiones ayudan a la gente a estar mejor. La Medicina tiene una parte de ciencia, pero también una de ‘arte’. Y a base de práctica clínica y de aprender de los pacientes, vas construyendo una forma de trabajar.
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