Quizás otros aspectos de su vida no, pero
María Barrachina tenía claro desde bien pequeña que su lugar estaba dentro de un hospital con una bata blanca y
auscultando pacientes. Y aunque no fue fácil, tras
presentarse 4 veces a la EBAU, hacer un año de Enfermería y
terminar una FP sanitaria consiguió entrar en su carrera soñada. “Para mí era una necesidad”, ha afirmado.Ahora, esta futura especialista trabaja como
médica en una mutua y, a su vez, se está preparando el
MIR. A pesar de que cree que puede
compaginarlo perfectamente, este año no quiere
renunciar a su vida social y, por tanto, es consciente de que las opciones de conseguir una de las
9.007 plazas disponibles se reducen.“
Yo voy a intentarlo, pero si no lo consigo, tampoco me voy a deprimir”, ha afirmado.
Barrachina decidió
‘rebajar unas marchas’ en la
preparación MIR este mismo verano. Cuando comenzó con el estudio
hace un año y medio, obtener un buen número de orden era prioridad en su vida. Pero, tras acabar el Grado, tuvo la oportunidad de empezar a trabajar como médica en una mutua de su pueblo, y no lo dudó. “
Eso me trastocó bastante los planes, aunque es verdad que yo quería hacerlo. Ahora llevo ocho meses y estoy muy bien. Tengo un contrato de sustitución y normalmente tengo un horario de 8 a 15 horas”, ha explicado a
Redacción Médica.
A pesar de que Barrachina reconoce que podría “perfectamente”
compaginar su trabajo con la preparación MIR, el motivo de tomarse con más calma los estudios se ha dado, principalmente, porque quiere
priorizar su vida social. “En agosto a mi mejor amiga le pidieron matrimonio y tenía que ayudarla con el vestido de novias, con todo lo que implica la ceremonia. Y a su vez también tuve otro tipo de fiestas a las que tenía que acudir.
Ha sido un año muy movido y con mucha vida social”, ha indicado.
Enfocarse en el MIR o centrarse en su vida social
Fue precisamente en ese momento cuando
reflexionó y tuvo que tomar una decisión. O se centraba completamente en el examen MIR para marcharse de su pueblo en unos meses a hacer la residencia en una ciudad, o se quedaba allí, estudiaba la prueba, pero de una forma much
o más calmada y disfrutaba de pasar tiempo con sus amigas y seres queridos.
Pues, sin tampoco darle muchas vueltas, ha escogido la segunda opción por un motivo claro: no quiere perderse momentos "que no se van a repetir". "Ha sido más una decisión personal que otra cosa. Yo llevaba el
MIR bastante bien. Tenía mis horarios establecidos y lo podía compaginar”, ha reconocido.
Para concluir, ha incidido en que
reducir la intensidad de estudio en la preparación MIR
no es sinónimo de abandonarla. De hecho, ella intenta ‘hincar los codos’ todos los días, por lo menos, durante
seis horas seguidas, solo que si tiene otro tipo de planes no se siente mal por no estar con los libros. “Yo voy a intentarlo. Pero si no lo consigo tampoco me voy a deprimir, ya lo haré en la
convocatoria de 2026 y conseguiré mi plaza en Cirugía General”, ha concluido.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.