La
Navidad siempre es una fecha difícil y a la vez especial en los hospitales españoles, pero este año, esa cita viene marcada por la pandemia del
coronavirus Covdi-19, lo que convierte a esta cita en un momento inusual para todos,
sobre todo para los MIR.
“Mi primera Navidad como MIR en un hospital me la imaginaba, obviamente, muy diferente a lo que estoy acostumbrado hasta ahora. Aun así, son fechas en que se crea y fortalecen los vínculos entre todas las trabajadoras y se construye una nueva familia”. El que habla es Martí Peirau, MIR de primer año en el Hospital de Valme en la especialidad de Rehabilitación, que cree que este hecho “es fundamental para soportar la presión asistencial de urgencias y esos malos momentos que pasamos con los pacientes que están más graves”.
Para Martí, como bien dice, “por suerte o mala suerte”, no tiene que trabajar en ningún día señalado de estas fechas, pese a que se ofreció como voluntario,
“como muchas de mis compañeras”.
"Lo más duro es ver a los pacientes mayores que ingresan o acuden solas a urgencias"
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No tendrá la misma suerte su colega en el
Hospital de Río Hortega de Valladolid. Gonzalo Martínez, MIR de quinto año de Traumatología ya ha vivido muchas Navidades en sus espaldas, pero ninguna como la que le tocará experimentar en este 2020. “En mi caso, yo tengo que trabajar la guardia del 24, la de Nochebuena. Y nos juntaremos los dos compañeros de guardia.
Antes si nos juntábamos todo el personal de la planta, pero este año hay que respetar las restricciones”, cuenta a
Redacción Médica.
Respetar las restricciones frente al Covid-19
Gonzalo Martínez, en su hospital.
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Cuando se le pregunta sobre las imágenes de personas saltándose esas mismas restricciones que ellos respeta, y cuyas consecuencias les tocan luego a ellos capear, Gonzalo no da crédito. “La gente que ha vivido esta pandemia con un familiar cercano perjudicado por el Covid-19 sabe perfectamente las consecuencias del virus y es más responsable,
pero la gran mayoría de las personas están en plan viva la vida, y eso trae consigo consecuencias gravísimas”, relata Martínez.
Tanto Martí como Gonzalo coinciden en que lo más difícil de estas fechas en el hospital es ver la soledad de los pacientes. “Lo más duro, en referencia a la soledad, y un punto débil que muchas tenemos, es ver a los pacientes mayores que ingresan o acuden solas a urgencias y no tienen a nadie a quien poder llamar. No tienen hijos o hijas o directamente no se hablan con ellos. Son situaciones siempre complejas y que son imposible de no llevarse a casa”, confiesa Martí Peirau,
esperando que las próximas Navidades tengan unos tintes más parecidos a la antigua normalidad.
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