Hace menos de un mes que los
nuevos R1 se incorporaron a sus respectivas
plazas de residente, y algunos de ellos ya se han enfrentado por primera vez a una
guardia de 24 horas. Estas jornadas serán habituales durante sus cuatro o cinco años de
Formación Sanitaria Especializada (FSE), pero estrenarse nunca es -o parece- una tarea fácil. Entre los miedos más recurrentes están el cansancio acumulado o la sobrecarga de pacientes, además de la inseguridad propia de cualquier escenario laboral nuevo.
Vanessa Haupt tuvo hace tan solo unos días su primer día íntegro de trabajo en el
Hospital Río Carrión, de Palencia, como MIR de
Pediatría. Reconoce que estaba nerviosa antes de empezar, puesto que nunca antes había lidiado con "tantas horas de trabajo" y su objetivo era "hacerlo lo mejor posible", pese a que la incertidumbre siempre estuviera presente. "Creo que es difícil sentirse totalmente
preparado para una guardia si eres R1 ya que no sabes qué casos van a venir a
Urgencias ni cuáles serán las complicaciones que tendrá cada uno de ellos", admite.
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"Es difícil sentirse totalmente preparado para una guardia si eres R1".
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¿Cómo es la primera guardia del MIR?
Apenas eran las ocho y cuarto de la mañana cuando Haupt recibió su
busca para atender cualquier emergencia en la que se requiriera su presencia, y que tal y como ella misma cuenta "sonó varias veces" a lo largo del día. Su jornada comenzó en el ala de
Maternidad, con la exploración de varios recién nacidos y la preparación de algunos informes. Posteriormente continuó con los chequeos en
Neonatología y fue a comer para dar comienzo a su guardia a las tres de la tarde. "En mi hospital estamos en la
sala de médicos un residente y un adjunto pendientes de si hay alguna urgencia", detalla.
Al ser su primera 'vigilia', Haupt era quien recibía todas las llamadas que surgían, a las que tenía que acudir
acompañada de la médica adjunta que estaba a su cargo. "La relación con ella fue muy buena, desde el primer momento
me sentí muy acompañada y muy segura, porque
en todo momento estaba supervisada por ella", sostiene la residente. "Además es una adjunta muy docente y cuando teníamos un hueco lo aprovechaba para explicarme cosas que yo aún no sabía o sobre las que tenía dudas", agrega. En total, esta futura especialista atendió a
25 pacientes, de los cuales la mayoría acudían por una "fiebre sin foco". Por tanto, el procedimiento a seguir fue "pedir diferentes pruebas según el paciente y la clínica para encontrar la etiología".
Dormir en una guardia MIR
Una de las cuestiones que más sorprendieron a Haupt fue "la
saturación de las Urgencias", que nunca había vivido como sanitaria. "Me impactó ver a tanta gente en los pasillos, en las camillas esperando a que quedara algú box libre y a los profesionales sin parar de trabajar", sostiene. Sin embargo, tuvo tiempo de parar entre consulta y consulta "para estudiar y preguntar dudas" a su médica adjunta, pero también para
conciliar el sueño. "Pude dormir de 3:30 a 7:45 aproximadamente así que considero que
tuve una buena guardia", relata. Además, califica la zona de descanso habituada para los
residentes de Pediatría de su hospital como "un sitio bastante cómodo para descansar".
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