Una joven entra a pasos acelerados a la biblioteca de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense. Se acerca a las mesas del fondo, se quita el abrigo y abre sus libros por última vez antes de presentarse al BIR. Neus Maimó Pérez ha estudiado cerca de 14 horas diarias, un ritmo que ha bajado a 12 horas en la recta final de la jornada de estudio.
“Sólo he parado los domingos para descansar. En la mañana previa al examen tampoco tocaré los libros, sino que intentaré salir a pasear y relajarme antes de acudir a la prueba”, adelanta. En este sentido, admite que tendrá que hacer un esfuerzo para intentar evitar un repaso de última hora de los conceptos que más le preocupan, pero ha apostado por mantener la tranquilidad.
Aunque su sueño es obtener plaza en Inmunología en Palma de Mallorca, Maimó deberá superar las preguntas más difíciles. “Las relacionadas con fisiopatología y bioquímica pueden complicar el examen BIR”, admite la candidata, quien afirma que “hay un gran número de candidatos para las plazas ofertadas, por lo que el objetivo es intentar quedar entre los 30 primeros y, una vez ahí, coger cualquier cupo de residencia”.
Entre los aspectos que considera fundamentales para lograr un elevado número en el BIR es el control de los nervios, siendo fundamental para la correcta lectura de las preguntas, evitar los bloqueos de los conocimientos y aumentar la precisión al momento de transcribir las respuestas a la plantilla. Del resto, Maimó no se encomienda a ningún otro amuleto que sus conocimientos y esfuerzos.
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