La
Policía Nacional detuvo el pasado 27 de septiembre en
Málaga a una empleada de una farmacia de la zona este y a su marido, por la
sustracción de vacunas infantiles, entre otros productos, de dicho establecimiento, y su posterior
venta ilegal a través de canales no oficiales, incumpliendo las medidas de seguridad establecidas por ley. Al parecer, la trabajadora ha venido protagonizando dicha venta paralela
desde, al menos, el año 2010.
Según las pesquisas, las vacunas intervenidas (tres durante la actuación policial) no conservaban la cadena de frío preceptiva. De esta manera, la trabajadora investigada y su pareja sentimental han sido arrestados por su presunta responsabilidad en los delitos de apropiación indebida y contra la salud pública, según ha informado la Policía Nacional en un comunicado.
Las vacunas infantiles se vendían de manera fraudulenta a
mitad de precio. En el mercado legal estos productos oscilan entre 68 y 108 euros. En concreto se tratan de vacunas contra la
meningitis, la varicela, la neumonía, virus gastrointestinales, entre otras.
Para no levantar sospechas entre los compradores, los investigados argumentaban tener un descuento por ser empleado farmacéutico. Además suministraban otros productos como
dispositivos intrauterinos.
La investigación se inició con la denuncia de la propietaria de una farmacia del distrito este de la capital, que informaba de las presuntas sustracciones de vacunas, entre otros productos farmacéuticos, en su establecimiento por parte de una de sus empleadas.
Inicialmente la farmacéutica se había percatado de un importante
desfase entre las vacunas enviadas a su farmacia por los distribuidores y las que realmente vendía a los clientes. Es decir, que lo recibido no concordaba con el albarán de entrega, habiendo desaparecido mercancía.
Descuadre de 6.000 euros en las cuentas
Sólo este año la responsable del negocio calculaba un
descuadre inicial por valor de unos 6.000 euros, equivalente a unas 60 vacunas, han precisado.
La farmacéutica sorprendió a una de sus trabajadoras cuando sacaba una bolsa de medicamentos y vacunas por la puerta de emergencias de la farmacia, lugar en el que esperaba el marido de la trabajadora para recibir el lote.
Una patrulla de la Policía Nacional se dirigió al lugar, a petición de la dueña del establecimiento, y los agentes encontraron una vacuna infantil en el bolso personal de la empleada y, además, varios productos farmacéuticos en el interior de una bolsa que portaba el marido.
Según la investigación, la trabajadora presuntamente aprovechó los turnos en que se encontraba sola en la botica para sustraer productos farmacéuticos del establecimiento, principalmente vacunas, y disimularlo en los inventarios.
Incluso,
ella misma habría realizado pedidos 'extras' aprovechando la confianza depositada en ella por parte de la responsable de la farmacia. Además el alto volumen de negocio de la farmacia hacía muy complicado detectar estas irregularidades en el almacén, han precisado desde la Policía Nacional.
El círculo en el que los investigados 'colocaban' la mercancía sustraída era
muy cercano a ellos, sobre todo familiares, vecinos y amigos. El marido de la principal investigada hacía de correo tanto para la entrega como para el cobro de los medicamentos.
Los suministros se hacían por un canal no oficial en el que no se respetaban las medidas de seguridad establecidas por ley. De hecho, las vacunas intervenidas no conservaban la cadena de frío preceptiva en estos casos, generando con ello un riesgo para la salud de los destinatarios. En un registro en el domicilio de los investigados, los agentes se incautaron de otra vacuna infantil.
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