El tratamiento del
paciente oncohematológico tiene una complejidad que lo hace susceptible a numerosas
interacciones entre medicamentos. Se mezclan desde
antineoplásicos hasta fármacos para
comorbilidades u otros para dar un
tratamiento paliativo.
En el hospital de Piacenza (Italia) constataron que la información sobre estas interacciones estaba fragmentada y era pobre en algunos casos. Por eso crearon una
base de datos partiendo de la diferente información proporcionada por los
softwares del centro y crearon un sistema de
prescripción electrónica con alarmas para seguir de cerca las posibles interacciones entre las distintas drogas utilizadas desde el departamento de Oncohematología.
La base de datos clasificaba además las interacciones según diferentes niveles de gravedad y evidencia científica disponible. El resultado de este estudio prospectivo ha sido publicado en el
Journal of Oncology Pharmacy Practice. Participaron 284 pacientes, que tomaban una media de siete fármacos por cada día de terapia, más los agentes quimioterápicos, y se identificaron 67 potenciales interacciones.
Al menos 53 pacientes tenían una interacción potencial entre medicamentos. Se clasificaron 63 interacciones potenciales como de gravedad moderada y solo cuatro como gravedad mayor. En 55 casos, se trataba de interacción entre agentes quimioterápicos y medicamentos paliativos, y en los 12 restantes se trataba de interacciones entre los propios medicamentos paliativos.
Los autores concluyen que gracias a un
software de prescripción con alertas integradas para advertir de posibles interacciones, se redujo la ratio de potenciales interacciones por debajo de los indicadores mostrados en la literatura científica.
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