Los medicamentos de
diagnóstico hospitalario sin cupón precinto (abreviados como DH) que han pasado en los últimos años de la
oficina de farmacia al
hospital han sido objeto de polémica: mientras los farmacéuticos comunitarios reclamaban su vuelta a la botica, los hospitalarios defendían su dispensación desde el centro especializado y estimaban el ahorro que esto generaba al SNS: 500 millones de euros anuales.
Sin embargo, estos fármacos son solo el 15,4 por ciento de todos los medicamentos de diagnóstico hospitalario que se dispensaban en botica.
313 productos correspondientes a 120 marcas y
78 principios activos que la reforma en 2011 del artículo 2 de la
Ley de Garantías y Uso Racional de Medicamentos abrió la puerta a su dispensación en hospital sin necesidad de visado.
Los datos han sido facilitados por la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) durante la presentación del informe ‘
El valor de la Farmacia Hospitalaria’, cuya reciente publicación avivó una polémica que lleva arrastrando el último lustro. Javier García Pellicer, tesorero de la sociedad, ha detallado el 63 por ciento de estos fármacos son
oncológicos, y el 16 por ciento,
inmunosupresores. Son las dos categorías más numerosas.
No obstante, todavía quedan
más de 1.700 medicamentos –correspondientes a más de 500 principios activos– de diagnóstico hospitalario y dispensación en la botica, afirma Pellicer, que sostiene que “no hay que poner el foco tanto en la cercanía al paciente como en el
coste-oportunidad”. Precisamente la cercanía es el valor principal que esgriman los farmacéuticos comunitarios para pedir la vuelta de estos productos a la oficina de farmacia.
El valor del trabajo conjunto
Miguel Ángel Calleja, presidente de la SEFH, considera que esta polémica no será un escollo en las relaciones con el
Consejo General de Farmacéuticos y con la
Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac). “El foco no es tanto dónde se dispensa el medicamento sino cómo podemos trabajar para que el paciente tenga las ventajas de uno y otro” niveles asistenciales, ha subrayado, señalando que ya ha hablado con
Jesús Aguilar y
Jesús Gómez, presidentes de la corporación colegial y la sociedad científica, respectivamente, sobre el tema.
“Entiendo que en nuestro documento hay determinadas frases que posiblemente no sientan bien a los compañeros del otro entorno asistencial”. En concreto, el párrafo donde se hablaba de que las pretensiones de la oficina de farmacia “responde más a
intereses comerciales que a intereses basados en la mejora de la calidad clínica y asistencial”, Calleja piensa que “quizá podía haber estado redactado de una forma diferente”. Por ello, ha animado a trabajar para incluir el valor de la colaboración “en una segunda versión”.
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