Investigadores del grupo de
Farmacología Clínica del Hospital Universitario La Paz lamentan la
escasez de estudios recientes para optimizar el tratamiento con medicamentos tradicionales contra la
dermatitis atópica. En este sentido, llaman la atención sobre la necesidad de
fijar unos estándares de seguridad y calidad en las terapias, en el contexto actual de medicina personalizada, para
mejorar la atención individualizada a los pacientes estableciendo modelos predictivos que garanticen el éxito del tratamiento.
Tal y como se indica en un artículo un publicado en la revista BMJ Journal, la dermatitis atópica es una enfermedad con un
impacto muy negativo en la calidad de vida de quienes la padecen, que presentan síntomas como prurito intenso y alto riesgo de infecciones. Uno de los principales medicamentos que se prescriben para tratarla es la ciclosporina. No obstante, hay pacientes que o son
intolerantes o no responden bien a esa terapia. En esos casos, cada vez es más común recurrir a
tratamientos biológicos, que están ganando terreno en el Sistema Nacional de Salud (SNS). No en vano, según el estudio, se espera que en los próximos años se autoricen nuevos medicamentos de esta índole que ya están en fase final de desarrollo.
Sin embargo, los investigadores consideran vital que
mejore la eficacia de los tratamientos con medicamentos tradicionales estableciendo cuál es la
dosis óptima para cada paciente sin que acarree consecuencias negativas. Al respecto, lamentan que no haya
criterios bien definidos de mala respuesta o intolerancia a estos fármacos y que tampoco se lleve a cabo una monitorización del tratamiento de la enfermedad.
La clave, fijar estándares para predecir la respuesta de cada paciente
De cara a paliar esta carencia de análisis científico, y teniendo en cuenta que la eficacia de la ciclosporina y otros medicamentos tradicionales para la dermatitis atópica está demostrada, los investigadores del Hospital La Paz proponen un estudio con pacientes para encontrar qué
biomarcadores están asociados a la eficacia y toxicidad de los fármacos, y, posteriormente, compararlos con otros datos como
la edad y el sexo para desarrollar
modelos predictivos destinados a optimizar las terapias tradicionales.
Así se solventaría el que se considera el mayor desafío del uso de estos medicamentos: su
estrecho rango terapéutico, unido a la amplia variabilidad entre los pacientes susceptibles de recibir el tratamiento, que depende de
diferentes covariables, incluidos factores demográficos, clínicos y genéticos. Tal y como resaltan, se dispone de
diferentes softwares capaces de combinar estándares, protocolos, recursos y datos para la simulación de casos y sistemas fisiológicos complejos.
De llevarse a cabo, según los expertos, el estudio serviría para
identificar desde el primer momento a las personas que responden adecuadamente a los fármacos tradicionales y establecer la dosis óptima para cada paciente para, así, optimizar su uso, en primer término, y contribuir a la eficiencia y sostenibilidad del SNS, en segundo.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.