En un momento de cambios a todos los niveles en el sistema sanitario “debemos ser líderes y definir qué será nuestra profesión en el futuro”, según Miguel Ángel Calleja, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). “Llevamos muchos años ampliando nuestras competencias y los ámbitos de actuación, queremos crecer hacia dentro y hacia fuera del hospital”.
Calleja ha pronunciado estas palabras con motivo de la Jornada ‘Takeda Update, rompiendo moldes’, organizada con la colaboración de dicho laboratorio farmacéutico. La iniciativa, enmarcada dentro del proyecto Innova-SEFH, plantea un enfoque sistémico, no lineal, de la innovación para mejorar la competitividad del farmacéutico de hospital como profesional sanitario de valor.
En esta jornada ha participado José Manuel Martínez Sesmero, director de Investigación de la SEFH, que ha apuntado que “el carácter integrador y vertebrador de la Farmacia Hospitalaria genera un entorno de crecimiento constante y aprendizaje que, con el ejemplo claro de esta jornada, pretende reinventar cada día su faceta de servicio al paciente y a los sistemas de salud”.
Por su parte, Javier García Pellicer, tesorero de la SEFH, ha apostado por romper un molde que “no es más que un esquema mental, un paradigma, una forma de pensar. Sobre todo me gustaría que fuéramos capaces de romper la visión que tenemos de nuestro entorno profesional, bajo nuestro propio molde, y ser capaces de verlo, escucharlo y sentirlo como lo hacen nuestros pacientes. Potenciar la empatía es la clave disruptiva para llegar al paciente y cambiar el sistema”.
Proceso de metamorfosis
José Luis Poveda, presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad de Farmacia Hospitalaria, ha apostado en su intervención por “la idea de evolucionar frente a la de romper. Tenemos que hacer un proceso de metamorfosis en el que farmacéutico de hospital del futuro tendrá que ser clínico pero además salir fuera del ámbito hospitalario, porque las necesidades del paciente y del sistema van a conducirle a ello”.
“Por un lado, debemos cambiar el sistema de validación por el de valoración asumiendo una responsabilidad con los resultados en salud y fijando objetivos terapéuticos. Es hora de reivindicar como clínicos la prescripción farmacéutica especializada, pero también es necesario reconsiderar el modelo de dosis unitaria y avanzar hacia un modelo centralizado y automatizado con garantías de calidad. Hay que centralizar los sistemas de producción y descentralizar la gestión del conocimiento”.
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