Las
terapias avanzadas son el futuro de la sanidad. El empleo de tejidos, genes o células para la resolución de problemas de salud es la dirección que poco a poco toma el proceso asistencial, un escenario hacia el que poco a poco también vira la Farmacia Hospitalaria. "El 70 por ciento de los tratamientos del futuro serán de este tipo", ha afirmado el gerente del Departamento de Salud del Hospital Universitario y Politécnico La Fe (Valencia), José Luis Poveda. La misión de los servicios farmacéuticos de los hospitales es
adaptarse a esta nueva realidad con la mayor premura. "El mundo terapéutico cambia y tenemos que estar en él. Sin duda, es uno de nuestros grandes retos", ha continuado.
Para facilitar este proceso de avance, Poveda ha señalado
la importancia de la actualización del Plan de Abordaje de Terapias Avanzadas del Sistema Nacional de Salud (SNS). "Es algo que hemos pedido durante mucho tiempo y en cuya modificación tendrá que estar representada la Farmacia Hospitalaria", ha indicado en el marco del
69º Congreso de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). De momento, el Ministerio de Sanidad ha anunciado que tiene la intención de
renovar esta estrategia y poder presentarla en 2025. Esta remodelación podría ir acompañada de la ampliación del número de centros que pueden aplicar y diseñar este tipo de tratamientos, para los que se requieren unas condiciones específicas tanto a nivel tecnológico como asistencial.
"La Farmacia Hospitalaria deberá formar parte de la renovación de la estrategia nacional de terapias avanzadas", ha comentado Poveda
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El avance legislativo debe tomar la misma velocidad que el desarrollo de
las terapias avanzadas. Y es que, bajo el punto de vista del gerente del centro valenciano, los mencionados tratamientos no solo darán paso a la curación de patologías, como la hemofilia, sino que también alterarán la forma en la que organiza el SNS o la manera en la que se diagnostican los distintos males. Una serie de transformaciones que deben estar
encabezadas por los servicios de Farmacia de los hospitales. "La Farmacia debe liderar en el campo de las terapias avanzadas. No hay que olvidar que son fármacos", ha puntualizado.
La importancia de los hospitales españoles en el desarrollo de terapias avanzadas
La Agencia Europea del Medicamento (EMA)
ha dado paso a 26 medicamentos de esta clase en los últimos años. No obstante, algunos de ellos no están en España, al no haber recibido luz verde de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps). Motivo por el que los ponentes de
la mesa de debate "Retos de los servicios de Farmacia ante los medicamentos de terapia avanzada: ahora o nunca" han resaltado la importancia de que los países, al menos los de la Unión Europea,
establezcan un punto común para su puesta en marcha y utilización. "Tendría que haber una propuesta única", ha señalado la responsable de terapias avanzadas del Hospital Universitari Vall d'Hebrón (Barcelona).
Una serie de respuestas farmacológicas que llegan a la industria desde la industria. No obstante, determinados hospitales pueden dedicarse a su producción para la atención de casos específicos, cuando las farmacéuticas no cuentan con el producto requerido. Los centros actúan bajo la denominada
Cláusula de exención hospitalaria. "Sirven para cubrir las necesidades no resueltas por los tratamientos comerciales", ha aseverado la directora de la Unidad de gestión clínica de Farmacia del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), Ana Lozano.
"Los hospitales españoles son pioneros en la elaboración propias de terapias avanzadas", ha calificado Lozano
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En este ámbito, España destaca sobre el resto de Europa. "Somos pioneros", ha calificado la sanitaria del hospital asturiano. Hasta
cinco terapias avanzadas han nacido en centros hospitalarios. Es el caso del ARI-0001, fabricado por el Hospital Clínic (Barcelona) para atender casos de leucemia linfoblástica; Cemtrocell, producido por la Clínica Cemtro (Madrid) para las lesiones de cartílago articular, o la piel humana artificial, diseñada en el Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla) y empleada en quemaduras de gravedad.
Según los participantes en la ponencia, la Cláusula de exención hospitalaria acerca este tipo de productos a la sociedad, al ofrecer soluciones a cuadros concretos y contar con precios más bajos. Mientras que un tratamiento de origen comercial supera los 300.000 euros,
uno elaborado en el servicio de Farmacia ronda los 80.000 euros. Motivo por el que se recomienda la formación en su manufactura. "No vamos a sustituir a la industria. Además, somos farmacéuticos, la preparación es parte de nuestra esencia. Si no entramos en la producción, habremos perdido oportunidades", ha remarcado Poveda.
Aspectos a mejorar
Más allá de la adaptación legislativa, las terapias avanzadas requieren de
una gran atención por parte de los farmacéuticos, tanto durante su elaboración como su utilización. "Su fabricación es tremendamente compleja y requiere de decenas de pasos. Luego, hay que realizar una vigilancia clínica a lo largo de 15 años para garantizar que este es efectivo", ha explicado el jefe de la Unidad de Farmacia Oncológica del Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona), Joan Lluis Vinent. Además, ha agregado que algunos pueden fallar en el proceso asistencial, por lo que se repite la sintomatología o se pierde su efecto a los seis meses.
Precisamente, esta falta de efectividad es uno de los principales defectos que se han de monitorizar. Otro es la
aparición de tumores por la inserción de un determinado gen o la generación de resistencia a la terapia avanzada utilizada. Unos supuestos para los que debe estar preparado el farmacéutico.
"Se necesitan 15 años de vigilancia clínica durante el uso de una terapia avanzada", ha apuntado Vinent
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De ahí, la necesidad de
ampliar la formación en los citados en las facultades de Farmacia y en las unidades docentes FIR. Y es que dichos tratamientos se caracterizan por su gran diversidad, al atender a un elevado número de patologías -cáncer, hemofilia, atrofia muscular...- y contar con tres materiales distintos en los que basan su funcionamiento: genes -terapia genética-, tejidos -terapia tisular- y células -terapia tisular-.
Vinent ha concluido su exposición con un llamamiento al uso de las terapias avanzadas. Sobre todo,
antes de que se revelen los síntomas de una determinada enfermedad. "Estas son tremendamente útiles, pero es clave emplearlas cuando el paciente es asintomático. Pese a su alta capacidad resolutiva, si la patología está muy avanzada es complicado frenar su desarrollo", ha lamentado.
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