España registra cerca de
1.700.000 donaciones de sangre al año, la mayoría de las cuales son de sangre total (94,3 por ciento), y una pequeña parte, se obtienen por el procedimiento de plasmaféresis
(5,7 por ciento). Una escasez que deja a España con un claro
problema de déficit de esta materia prima crucial para elaborar medicamentos y aplicar terapias en el hospital. Para paliarlo, el Sistema Nacional de Salud (SNS) está comprando plasma a otros países, sin embargo, este solo alcanza para pode
r cubrir de “forma mínima” las necesidades terapéuticas diarias. Por ello, el Ministerio de Sanidad busca
ampliar las donaciones con programas permanentes. Unas medidas que desde
Inmunología y Farmacia Hospitalaria ven con buenos ojos, al mismo tiempo que reclaman
otras más efectivas como
remunerar las donaciones
o
concienciar a la población.
El propio Ministerio reconoce en el sexto programa de uso racional del medicamento, que ha sido aprobado recientemente en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, que el plasma “se ha convertido en un
elemento estratégico para el Sistema Nacional de Salud en su conjunto, ya que supone una fuente importante de materia prima destinada al fraccionamiento para la producción farmacéutica”.
Los
productos más comúnmente obtenidos son: albúmina, inmunoglobulinas IV inespecíficas, factor VIII antihemofílico, Alfa1-Antitripsina y, menos frecuentemente, antitrombina III y factor IX.
“El principal problema es en inmunoglobulinas y en albúmina”, detalla Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), quien, además, asegura que España tiene un
“problema importante” de plasma, especialmente para generar productos derivados para los
pacientes con inmunodeficiencias primarias.
Por su parte, el coordinador del Grupo de Trabajo de Medicamentos Hemoderivados de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), José Antonio Romero Garrido, recuerda que el plasma se usa para fraccionar las proteínas plasmáticas que se utilizan en la
fabricación de medicamentos hemoderivados que usan en clínica habitualmente como son
inmunoglobulinas y albúmina.
“Estos dos tipos de medicamentos, que
no tienen otra sustitución posible y la única fuente es la donación de sangre, es la que se está viendo
muy restringida en este país. Esto es porque España mantiene precios muy bajos y las compañías se lo llevan a otro país; y porque no somos autosuficientes. Tenemos que importar plasma. Principalmente de Estados Unidos y Canadá”, asegura el especialista.
Los planes de Sanidad, buenos pero insuficientes
Desde Sanidad explican que se trata de productos cuya
disponibilidad está sujeta, por una parte, a la capacidad de
donación/producción de plasma del país, y por otra a su
nivel de consumo. “En el momento actual, la posibilidad de obtener más plasma mediante la donación de sangre total convencional es inexistente. El plasma adicional solo puede conseguirse mediante donaciones de plasma por aféresis (plasmaféresis)”, detalla la cartera liderada por Carolina Darias.
En base a estas circunstancias, Sanidad entiende que las medidas a desarrollar deben enmarcarse en
alcanzar los siguientes objetivos:
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Aumentar la base de donantes de plasma de forma progresiva.
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Establecer programas permanentes de plasmaféresis.
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Establecer indicadores comunes de monitorización de consumo.
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Establecer indicadores comunes de monitorización de sus indicaciones.
"Hay que fomentar la donación de plasma porque ahora dependemos de lo que nos llegue del exterior. Si en un momento dado baja el suministro tendremos un problema"
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Unas medidas que ven bien desde la SEI, al mismo tiempo que reclaman más acciones. “Estamos
en la línea de las medidas de Sanidad, hay que fomentar la donación de plasma porque ahora dependemos de lo que nos llegue del exterior. Si en un momento dado baja el suministro tendremos un problema”, detalla López Hoyos, quien, añade que antes de ellas lo primero es
“concienciar a la población” y después disponer de medios en caso de que hubiera “avalancha de donantes”.
Desde la SEFH también consideran que "
es importante" que desde el Ministerio se adopten políticas que permitan un incremento de la donación con un aumento de la plasmaféresis. “Es verdad que un donante de sangre solo puede acudir 3-4 veces al año, pero plasma se pueden hacer más”, detalla Romero Garrido, quien también reclama que se imite al resto de países que son autosuficientes y se implanten
donaciones remuneradas.
“España debería plantearse una política de remuneración al donante porque es realmente u
na materia prima donde en otros países está remunerada y es precisamente esos países los que son autosuficientes y de los que nos abastecemos”, reclama el especialista.
Indicaciones “mínimas” ante la escasez
Según detallan los expertos, actualmente España tiene una autosuficiencia de alrededor del 50 por ciento del plasma que necesita. “Ahora estamos importándolos por medicación extranjera para poder
cubrir de forma mínima las necesidades terapéuticas que tenemos en los hospitales. Esto hace que estemos restringiendo mucho las indicaciones y los usos solo para aquellos que tienen evidencia científica clara”, explica Romero Garrido.
Para el experto, si hubiera más cantidad de plasma el uso alcanzaría más tratamientos. “Por ejemplo, en las inmunoglobulinas
se usaría en muchas indicaciones donde no hay una evidencia científica clara, ya que en muchos casos se utilizan y mejoran. Sin embargo, hoy se están restringiendo mucho los tratamientos porque no tenemos ni para cubrir las inmunodeficiencias primarias, que son las que verdaderamente se deben cubrir primeramente en los pacientes”, reivindica el especialista.
"Estamos importándolos por medicación extranjera para poder cubrir de forma mínima las necesidades terapéuticas que tenemos en los hospitales"
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Un problema que también afecta a los tratamientos que realiza el Servicio de Inmunología. “Nosotros tenemos problemas de autosuficiencia de plasma para generar los productos de inmunoglobulinas que incitamos a nuestros pacientes con inmunodeficiencia. Hay un problema claro de unidades y autosuficiencia. Tenemos
indicación de reposición para aquellos
pacientes que tengan
déficit e incluso para
inmunomodular, es decir, para tratamientos de base inmunológica. Es necesario resolver esto, lo hemos reclamado desde la SEI y es una necesidad clara”, reclama López Hoyos.
El inmunólogo recuerda que la especialidad repone principalmente el
déficit de inmunoglobulinas G en pacientes que además presentan otros problemas de infecciones: “Sabemos que tenemos que reponer para evitar esas consecuencias. Es la única manera de hacerlo y para ello necesitamos plasma de voluntarios”.
¿Cómo se extrae el plasma?
Según detalla el presidente de la SEI, el proceso de plasmaféresis es similar a cuando vas a donar sangre: “Solo cambia en que no te quitan hematíes y sí
el líquido de plasma de la sangre, que es la más amarilla. Pasan la sangre por un circuito, te quitan la parte amarilla y te devuelven los hematíes. El líquido lo puedes reponer rápidamente bebiendo, por eso puedes donarlo cada mes. Es la parte soluble de la sangre”.
Para realizar esta donación hace falta un
aparato de extracción especial. “Durante una hora van extrayendo y devolviendo la sangre. Esto
hay que hacerlo en los centros de transfusión, no se puede hacer en los centros de salud. Hay que implantar más máquinas porque es probable que si se aumentan el número de donantes no tengan recursos suficientes”, explica el inmunólogo.
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