La
alergia a antibióticos sospechada o confirmada es
frecuente en la práctica clínica y condiciona la selección de medicamentos, lo que desemboca en tratamientos que, según un nuevo estudio publicado en la revista
Elsevier sobre el manejo de personas con alergia a antibióticos sospechada o confirmada, requiere habitualmente el uso de fármacos menos eficaces, más tóxicos o más caros que los antibióticos de primera línea.
La farmacéutica especialista del Hospital Universitari Son Espases,
Leonor Periañez Párraga, y una de las autoras de este estudio, ha explicado a
Redacción Médica los
riesgos de sufrir alergia a un medicamento, la importancia de verificar que se trate de una alergia real y el papel de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria en este proceso.
Los riesgos de la alergia a un medicamento
El hecho de que cataloguen a un paciente como alérgico está asociado habitualmente a una
hospitalización más prolongada y se asocia también "a una mayor tasa de reingresos, mayores costes hospitalarios, incluso, algunos estudios avisan de que la mortalidad podría ser mayor”, tal y como ha explicado la experta.
Esto se debe a que, frecuentemente, un paciente alérgico “no puede optar al primer escalón de tratamiento”. En estos casos, los tratamientos que se utilizan “suelen ser segundas opciones cuya evidencia científica de mejoría está menos estudiada o es menor”, matiza Periañez.
La importancia de verificar una alergia
A la hora de tratar con un paciente con sospecha de alergia a antibióticos, Leonor considera que el primer paso debería ser que los médicos, mediante una
anamnesis, e identificando "los antecedentes, los síntomas y la manifestación de la reacción al fármaco" realicen una evaluación clínica para
confirmar la alergia ya que, según comenta, "existen casos en los que el paciente resulta no padecer una alergia real".
En palabras de la experta, existen pacientes para los que la supuesta alergia ha resultado ser "una
intolerancia o una
reacción adversa al medicamento". “Muchas veces lo ejecutan como si fuera una alergia y eso no es una alergia real”, explica, lo que provoca que el tratamiento que reciba ese paciente no sea la primera opción terapéutica, que “suele ser la más eficaz de todas”.
¿Cuál es el papel de Farmacia Hospitalaria?
El papel de Farmacia Hospitalaria en este proceso es el de preparar la
prueba de desensibilización. “El médico, en función de cómo considere el rasgo de la alergia, y si ve que el paciente se puede beneficiar mucho más del tratamiento de primera línea, se puede proceder a realizar la desensibilización” comenta Periañez. En el proceso de desensibilización el paciente recibe
pequeñas dosis del fármaco al que es alérgico para que el cuerpo “no reaccione fuertemente”.
Además, desde Farmacia Hospitalaria también se realiza una “
farmacovigilancia activa" que, según la experta, se lleva a cabo una vez que un medicamento ha superado sus estudios y se encuentra en la fase cuatro y post-comercialización. En este proceso, “todas las reacciones adversas que no han sido encontradas en las fases clínicas de estudio deben reportarse para generar mayor información”.
Esto es importante ya que, tal y como declara Leonor, los medicamentos, a nivel de estudios, “siempre están una población muy cerrada”. Por eso, cuando un fármaco llega a la población en general, a veces
la toxicidad resulta diferente.
El papel de Farmacia Hospitalaria, acorde con Perañez, es el de "ayudar a la farmacovigilancia cuando se nos reportan alergias que realmente no son alergias, si no que han sido acontecimientos adversos". "Estamos destinados a informar de ello a la red pública".
El uso inadecuado y la sobreprescripción de medicamentos
Otro de los puntos a la hora de tratar las alergias y las reacciones adversas es el
uso inadecuado de los medicamentos y la
sobreprescripción de los mismos. Para Leonor, esto “no debería afectar a la hora de desarrollar una alergia”. “Cuando una persona tiene una alergia va mediante un sistema de reacción inmunomediada, es tu propio sistema inmunitario que hace una serie de cambios que hacen que se manifiesten como una alergia”, comenta.
A pasar de no afectar directamente, el mal consumo de fármacos “hace que produzcas más reacciones adversas”, matiza, que tal y como explicaba anteriormente, “a veces se catalogan erróneamente como alergias”.
Programas PROA y su funcionamiento
La optimización del uso de antibióticos en pacientes con este antecedente es una de las prioridades de los programas de optimización de uso de antibióticos (
PROA) en varios países. Estas guías pretenden formular
recomendaciones para evaluar de una manera sistemática a estos pacientes mediante una aproximación basada en la evidencia. Se trata de un panel multidisciplinar constituido por alergólogos, infectólogos, farmacéuticos hospitalarios e intensivistas.
Para Periañez, los
programas PROA, por una parte, deben “ser capaces de tener unos protocolos en el hospital que contemplen los casos de alergia en pacientes”. Es decir, es esencial que dispongan de unos
protocolos actualizados en caso de alergias reales a antibióticos, pero también es importante, como comenta anteriormente, la realización de “una correcta anamnesis” para averiguar si se trata de una alergia real. En caso de duda, la experta considera que lo mejor sería derivar al paciente a un servicio de inmunología “para realizar las pruebas de desensibilización pertinentes para confirmarlo”.
Este estudio es una Guía de práctica clínica de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) y la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) sobre el manejo de personas con alergia a antibióticos sospechada o confirmada.
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