Un estudio realizado en los
Servicios de Farmacia de diez
hospitales españoles ha descubierto
contaminación por
medicamentos peligrosos en la mitad de las
superficies de trabajo de elaboración de los mismos, siendo los
sumideros de aire de las cabinas y los
suelos frente a las mismas las áreas más contaminadas.
El trabajo, adelantado de forma
on-line por la
Revista Farmacia Hospitalaria, quiere solventar la “escasez de estudios nacionales que demuestren la contaminación de superficies por fármacos peligrosos en el entorno sanitario”, algo que “dificultad el establecimiento de
medidas de protección para los trabajadores en los hospitales españoles”.
Ciclofosfamida, ifosfamida y fluorouracilo
Se tomaron un total de 204 muestras de tres fármacos:
ciclofosfamida,
ifosfamida y
5-fluorouracilo. Los investigadores detectaron superficies contaminadas por los dos primeros en todos los centros, mientras que por el tercero se encontraron en ocho hospitales.
La ciclofosfamida estaba presente en el 49% de las superficies de trabajo
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Fue la ciclofosfamida
el fármaco más presente: el 49 por ciento de las muestras tomadas lo contenían. La ifosfamida fue detectada en el 23 por ciento, y el 5-fluorouracilo, en el 10 por ciento de las superficies.
Los autores del estudio razonan que la menor presencia de este último fármaco en las muestras tomadas se debe al “hecho de que
el vial no requiera constitución previa”.
Número de preparaciones y contaminación por fármacos peligrosos
Los medicamentos se manipularon según los
protocolos normalizados de trabajo vigentes en cada hospital, y las muestras se tomaron una vez finalizada la jornada, sin conocimiento previo por parte de los trabajadores para evitar posibles sesgos.
Los investigadores subrayan que “se observó una variabilidad significativa de niveles de contaminación entre los hospitales participantes, así como entre los diferentes lugares muestreados”. No hubo relación entre el número de preparaciones y niveles de contaminación.
Protección de los profesionales sanitarios
“El desconocimiento de la situación real a la que nos enfrentamos dota de una
falsa sensación de seguridad a los profesionales implicados y a las autoridades responsables del establecimiento de normativas aplicables”, señala el estudio.
“Conociendo la realidad a la que nos enfrentamos, podemos actuar en consecuencia y establecer las medidas de seguridad necesarias para la protección de los profesionales sanitarios expuestos a este tipo de medicamentos”.
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