La profesión farmacéutica en su
vertiente de farmacia comunitaria o de oficina de farmacia, parece estar perdiendo su
capacidad de atraer a los jóvenes estudiantes. Así lo demuestra un reciente estudio publicado en BMC Medical Education, que pone en evidencia esta preocupante tendencia.
Un alejamiento progresivo que pone
en riesgo el relevo generacional y que puede llegar a plantear serios interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo actual.
¿Qué concluye el estudio?
El trabajo, titulado
'Retail pharmacy as a career: attitude and perception of pharmacy students, a cross sectional study', se basa en una
encuesta realizada a 248 alumnos de tercer a quinto año de estudios de Farmacia. Con ella se exploraban sus actitudes y percepciones respecto a la farmacia comunitaria como opción de futuro profesional.
Aunque la mayoría (82,4 por ciento) ya había tenido experiencia práctica en farmacias minoristas, los resultados muestran una
clara preferencia por la farmacia hospitalaria (39,5 por ciento) frente a la oficina de farmacia (solo 20,2 por ciento).
Entre los
aspectos valorados positivamente de la farmacia comunitaria, los estudiantes destacaron la seguridad laboral, las oportunidades de enseñanza y la interacción con los pacientes. Sin embargo, sus percepciones cambian al considerar otros elementos clave como la gestión de seguros, las responsabilidades empresariales, la carga laboral y los horarios obtuvieron puntuaciones muy bajas.
De hecho, según este análisis, parece que
cuanto más avanzan en sus estudios (y acumulaban más experiencia práctica), menos interesados estan en desarrollar su carrera en una farmacia comunitaria.
Un contraste entre ideal profesional y realidad laboral
Estos hallazgos
contradicen algo que se daba por hecho de forma tradicional; que es que la experiencia práctica en farmacias durante la carrera consolidaría el interés por ese tipo de ejercicio. Este estudio muestra que muchos estudiantes comienzan esta formación con el ideal profesional de ayudar al paciente, ofrecer educación sanitaria, “estar en primera línea” de salud pública...etc.
Los
aspectos operativos de la farmacia, como son los negocios, burocracia, horarios, carga administrativa; pesan más que la vocación, lo que termina por disuadir a las nuevas generaciones.
¿Por qué ya no seduce a los jóvenes?
El estudio identifica
varios motivos clave:
• La percepción de que la farmacia comunitaria implica una carga administrativa, de gestión y de negocio que desvincula al profesional de la clínica.
• Horarios exigentes, poco flexibles y a menudo poco compatibles con un equilibrio vida personal-profesión.
• Falta de incentivos claros para desarrollo profesional, formación continua o progresión clínica dentro del marco comunitario.
• Un modelo profesional que sigue anclado en la dispensación y menos orientado (en muchos lugares) a la atención clínica, seguimiento del paciente o servicios de salud pública.
¿Qué se puede hacer para revertir la tendencia?
El estudio sugiere la
necesidad de intervenciones específicas para atraer y retener talento joven en la farmacia comunitaria. Entre las posibles medidas:
• Revisar los programas formativos para incluir habilidades empresariales, gestión y aspectos de negocio; muchos estudiantes muestran rechazo a lo que perciben como "gestión/burocracia", precisamente porque no se sienten preparados para ello.
• Redefinir el papel profesional del farmacéutico comunitario para acercarlo más a la atención clínica: seguimiento de tratamientos, educación sanitaria, colaboración con otros profesionales de salud, servicios de prevención y monitorización.
• Mejorar condiciones laborales, flexibilización de horarios, reconocimiento profesional y salarial, así como oportunidades de crecimiento.
• Promover desde las autoridades sanitarias y los colegios profesionales un modelo de farmacia comunitaria moderno, clínico, cercano al paciente, dejando atrás la imagen tradicional de “venta/farmacia-tienda”.
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