Marta López podría prepararse el
examen MIR, como cualquier alumno que actualmente arranca sexto curso en la universidad. Sin embargo, un sueño del que acaba de despertar le ha hecho abrir los ojos:
el Erasmus en la carrera de Medicina. Su caso es especial, porque esta aventura que escogen muchos estudiantes no ha durado un curso para Marta, sino dos años. Y es que
cursar cuarto y quinto de Medicina en Alemania ha dado la vuelta a sus planes y le ha cambiado la forma de ver la profesión.
"Cuendo entré a Medicina pensaba que cambiarse de país una vez se es profesional era algo muy costoso y que requería mucha burocracia. Pero en el Erasmus he visto que
los trámites a nivel europeo son sencillos para ser médico en Alemania, y convalidar todo no es difícil", asegura la estudiante de la Universitat de València. Marta explica que allí ha podido
"quitarse las barreras" y conocer un país donde la Medicina que se práctica le apasiona y con buenas condiciones laborales:
"Los médicos viven muy bien allí", asegura.
En un primer momento, no pensó en dejar su tierra, pues sentía un fuerte arraigo emocional. Sin embargo,
al descubrir que las condiciones en España "no son como imaginas" y no le permiten llevar su vida ideal, le hizo cambiar la opinión. Ahora ha regresado a España para terminar la carrera, pero tiene claro que su futuro está en otra parte: "Podría apuntarme a la academia y preparar el MIR como cualquier otro estudiante, pero en el segundo Erasmus decidí que mi camino estaba fuera, a falta de ver cómo va aquí el último año. También me gusta la parte de la investigación y
mi primera opción es hacer la residencia en Alemania o Suiza. Hay algunos trámites iniciados y esa es mi idea en un principio", concreta.
"En Alemania, la universidad ofrecía muchos cursos a bajo precio para los estudiantes y pude formarme de manera complementaria en salud mental y en soporte vital avanzado"
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Dos años en Alemania por amor a la Medicina
Su vida Erasmus comenzó en la J
ohannes Gutenberg-Universität de Mainz, en Alemania. De allí se lleva su "primer contacto con el mundo clínico". "Me fui en cuarto curso de Medicina y en tercero no había hecho práticas en Valencia porque se prohibieron por tema covid. Tuve suerte en las prácticas, donde
empecé el rotatorio en la UCI, mi primer trabajo en el ámbito clínico, y donde pude realizar muchas tareas. Destacaría lo cómoda que me sentí, me integré rápido en el hospital, trabajé, y fue una experiencia muy bonita profesionalmente", recuerda.
Ese mismo año le bastó para darse cuenta de que en Alemania era feliz y por ello, sin pensarlo demasiado, decidió arriesgarse a un segundo Erasmus, esta vez en la
Medizinische Fakultät Mannheim de la Universität Heidelberg. "Hubo diferencias con el primero, ya había estado en Alemania y sabía lo que era, por lo que dediqué mucho tiempo a formarme de manera complementaria, en salud mental y en soporte vital avanzado.
La universidad nos ofrecía muchos cursos a bajo precio para estudiantes y me involucré más; estuve en asociaciones de estudiantes, en el grupo de teatro y, de mientras, seguí trabajando en una UCI que me gustó mucho", explica.
Marta reconoce que, si el primer destino lo escogió por la ciudad, en su segundo Erasmus se decantó por el plan de estudios, con un
modelo estructurado por módulos y repartido en bloques de siete semanas y una de exámenes "muy parecido a las asignaturas que hubiese estudiado en España".
Prácticas especiales y "bien enfocadas"
La parte práctica fue lo que enamoró a Marta de la Medicina alemana. Cada sesión, recuerda, se centraba en una enfermedad en concreto. "Íbamos en grupos de seis personas a un paciente que previamente había prestado su consentimiento para participar en la clase y teníamos que hacer una anamnesis, explorar al paciente y presentar el caso a los compañeros. Eran cortas, pero estaban bien enfocadas y aprendías los puntos clave.
Sin duda era un win-win para todas las partes porque el paciente estaba cómodo y solían ser muy comprensivos con el hecho de que fuéramos estudiantes", reconoce.
Además de estas prácticas regladas, una ventaja grande era que podía hacer unas
prácticas "extra" de dos semanas a un mes. "Trabajas en horario completo durante bastantes horas en el hospital y eres uno más del equipo. Te integran mucho, te dan tareas clínicas y haces exploración tú solo con los pacientes.
Te permiten estar a tiempo completo en un departamento que te gusta en el que puedes ganar mucha soltura", recuerda.
"En sexto curso ejerceré por primera vez la Medicina en castellano y valenciano, pero cuando termine me iré fuera a hacer la residencia"
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Afrontar la etapa de volver
Cuando el
"paraíso Erasmus" termina, es momento de afrontar la etapa del regreso a casa, donde concluirá su sexto año de carrera, y gracias a esta experiencia, se siente "en deuda" y quiere repartir todo su conocimiento extra adquirido. "Sexto siempre despierta mucha ilusión, tengo muchos proyectos en los que quiero involucrarme,
quiero que todo lo que aprendí en Alemania se quede en la facultad", asegura.
Un punto positivo que le hace especial ilusión a Marta es
poder ejercer "por primera vez" la Medicina hablando castellano y valenciano: "Como en tercero no pude hacer prácticas por el covid, mi único contacto como profesional en un hospital ha sido hablando alemán, por lo que tengo ganas de ejercer en un hospital de España".
A nivel académico, Marta recomienda a quienes se plantean un Erasmus, que traten de hacer
prácticas voluntarias más allá de la docencia reglada. "Hay muchas facilidades para hacerlo, puedes participar de forma directa en la vida clínica y en el hospital. El Erasmus en Medicina es la oportunidad para hacer cursos, para seguir formándose y para ir a congresos, muchos de ellos gratis para estudiantes", concluye.
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