A diferencia de aquellas personas que piensan que la
vocación por la Medicina es algo innato que nace de la noche a la mañana,
Emma Martínez cree que es un cúmulo de “muchas cosas pequeñas” que te hacen sentir que es la vía perfecta para ti. Y es que esta actual
estudiante de sexto sintió que su futuro estaba en
Bélgica, así que cogió sus maletas y se marchó a su nuevo destino con el objetivo claro de convertirse en una médica que
salvase todas las vidas que estuviesen a su alcance. Ahora, esta futura facultativa reconoce que
la dureza de las clases y la autonomía que se tiene durante las prácticas le han convertido en una alumna “super preparada” para el MIR. “
He tenido una gran presión, pero es como de verdad he aprendido”, ha reconocido.
A pesar de que en su familia nadie se dedica a la Medicina,
su abuela y su madre son enfermeras, lo que ha hecho que Martínez siempre estuviese ligada, de una forma u otra, con el sector sanitario. Además, las noches en el salón de su casa junto a su padre v
iendo ‘House’ acabaron por convencerla de que ese era su futuro. “Me empecé a enganchar por esta profesión y sentí esa necesidad de ayudar a las personas.
Quería entender el cuerpo humano porque me parecía fascinante y me empecé a obsesionar con ello”, ha explicado a
Redacción Médica.
Martínez, quien
nació en Bélgica, pero llevaba
desde los 4 años viviendo en España, decidió hacer el
Bachillerato internacional. Su idea era hacer Medicina en su país natal o en Francia, aunque al final optó por la primera opción y después de
suspender una primera vez el acceso al Grado, consiguió entrar en la universidad en la que cumpliría su sueño.
¿Estudiar Medicina en España o en Bégica?
Las clases de Medicina en Bélgica tiene diferencias significativas en comparación con España. Las asignaturas, según reconoce, son “más duras” debido a que
los profesores son “muy severos”. “La nota de los exámenes son sobre 20. Yo he tenido pruebas donde he sacado un 9,99 con los trabajos con sobresalientes y, aún así, me han hecho ir a recuperación. Y si quieres hablar con el profesor para que te suba la nota tienes que esperar a que te dé cita e
igual te hace un examen oral para esa décima que te falta”, ha explicado.
A parte de la severidad de los docentes, en cada cuatrimestre los estudiantes
tienen que hacer un examen oral sobre un caso clínico delante de un jurado de dos médicos. “Al principio se pasa mal porque acabas de empezar la carrera y estás perdida, pero realmente esto
es un plus enorme. Al final, te enfrentas a un
estrés descomunal y a una toma de decisiones muy importantes, algo fundamental en esta profesión. Y también este tipo de pruebas te obliga a estudiar muchísimo en cada cuatri, y no vale memorizarlo, sino que
tienes que entenderlo para que luego puedas razonarlo. Me parece algo increíble”, ha afirmado.
¿Cómo son las clases en el Grado de Medicina?
No han sido las únicas diferencias con España que esta futura facultativa ha resaltado. En su centro universitario, durante el primer año y medio estuvo
haciendo prácticas de Anatomía con cuerpos donados. “Era una vez a la semana en grupos de tres personas y
aprendimos a diseccionar y saturar perfectamente, algo que me vino genial durante mi rotación por Cirugía General. Me ayudó a entender el cuerpo humano.
No es igual verlo en un cuaderno con colorines sentado en tu casa que de forma real”, ha aseverado.
Para conseguir la titulación universitaria en España es necesario aprobar el
examen ECOE. En Bélgica esto es diferente. Y es que allí tienen un
examen de competencias donde evalúan a cada aspirante
sobre si es competente como médico o es “un peligro”. “Es una
prueba oral con tres casos clínicos a defender delante de un jurado compuesto por siete especialistas de distintas materias. Es muy tocho, y si no lo apruebas te quedas sin el título”, ha explicado.
Prácticas de Medicina en Bélgica
Sobre las prácticas, los estudiantes de Medicina las comienzan en tercero, a igual que en España, y el rol que desempeñan
es el de observación. “Nos tienen asignados a un superior y vemos lo que hace. Como mucho
nos dejan auscultar, tomar la presión arterial o hacer algún análisis de sangre; pero poco más”, ha incidido.
Emma Martínez durante las prácticas de la universidad.
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Esta situación cambia drásticamente cuando
empieza la mitad de quinto curso. Los estudiantes ya han acabado la teoría y cada mes rotan por una especialidad distinta, teniendo un examen final tras terminar ese periodo. “Aquí tenemos una gran responsabilidad,
pasamos a ser activos y trabajamos bajo una gran presión. Recuerdo que en Cirugía ayudaba a operar al paciente. Muchas veces el médico me decía que se marchaba ya del quirófano y que me encargase de cerrar la herida, y que luego nos reuniríamos. Así que me quedaba sola con el anestesista, con la enfermera y con el paciente al que estábamos operando”, ha detallado.
"Muchas veces el médico me decía que me encargase yo de cerrar la herida del paciente y se marchaba. Me quedaba yo sola con el anestesista, la enfermera y la persona a la que estabamos operando"
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Confianza de los médicos en los estudiantes de Medicina
Esta confianza que depositan los especialistas en los estudiantes de Medicina, según indica Martínez, viene dada porque
son conscientes de lo preparados que llegan a las prácticas. “Es una gran presión, pero así es como de verdad aprendes (…) Tienes que saber actuar. Me parece que
este tipo de enseñanza es la más beneficiosa porque yo siento que cuando vaya a hacer el MIR voy a estar super preparada”, ha enfatizado.
A pesar de que su futuro todavía es incierto, esta alumna
pretende volver a España a ejercer como médica. De hecho, se está preparando tanto el
MIR belga como el español. “Mucha gente me dice que no vuelva, que los salarios son mucho peores. Yo pienso que siempre estoy a tiempo de cambiar, pero quiero ser feliz y me da igual el dinero. Con tal de llegar a final de mes me vale.
Prefiero priorizar mi salud mental y sé que voy a estar mejor en España”, ha reconocido.
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