Entrar a Medicina tras Enfermería y un máster: "Quería sentirme orgullosa"

Andreea Nuria Andrei no alcanzó la nota para entrar a Medicina, ni tampoco cuando volvió a intentarlo unos años después. Aun así, no cambió de parecer. Estudió Enfermería, empezó a trabajar, probó suerte en el examen EIR, cursó un máster con una media sobresaliente y, tras seis años de intentos, logró acceder finalmente al grado. Hoy está en tercero y asegura que todo el camino que ha recorrido ha marcado su forma de estudiar y de entender la sanidad: "Me asustaba empezarla con 23 años, pero si lo piensas te irás haciendo mayor sí o sí, ¿Por qué no hacerlo cumpliendo tu sueño y sintiéndote orgullosa por ello?". 
  
Esta futura médica considera que era "muy joven" cuando hizo selectividad y no contempló la opción de repetirla, por lo que decidió matricularse en Enfermería. "Estaba tan acostumbrada a aprovechar al máximo el tiempo que ni me planteé dejar un año para prepararme la prueba de nuevo", explica a Redacción Médica. Además, reconoce que en ese momento tampoco tenía muy claras las funciones de estas profesionales y optó por esa vía casi sin conocerla. Aunque con el paso del tiempo, su percepción de Enfermería cambió, Medicina no se le iba de la cabeza. "Me parece una carrera preciosa, que aporta el cuidado necesario y la empatía en las ciencias de la salud, y realmente poca gente sabe el papel real de la enfermera, pero sentía que no era para mí", señala Andreea.  

Intentó cambiarse, pero cada vez que preguntaba a alguien por la posibilidad le decían que "era imposible sin pasar por selectividad", por lo que finalmente abdondó la idea. Hasta que en cuarto curso, y con el final del grado cerca, decidió volver a intentarlo. "Me arriesgué y me presenté a la EVAU de nuevo, pero otra vez me quedé a unas décimas". Lejos de rendirse, ese nuevo revés terminó empujándola a buscar una tercera vía de acceso. Cataloga este periodo como uno de los más duros, ya que compaginó su trabajo como enfermera escolar con el máster de Investigación en Ciencias de la Salud. "Ni siquiera sé cómo fui capaz de poder con todo a la vez", admite. 

Idealizar Medicina

"El cansancio no venía tanto por trabajar y estudiar, sino por el propio estrés de mantener una nota media muy elevada, pero estaba tan segura de que era lo que quería que decidí ir a por todas", cuenta y detalla que como hacía turnos de 12 horas, aprovechaba las noches para estudiar. Incluso, en esos meses también llegó a presentarse al examen EIR. "Empecé a prepararlo en octubre y no me dio tiempo a avanzar mucho. Tenía claro que sería para matrona, pero me presenté un poco por ver cómo podía ser el examen".

No obstante, tras seis años de intentos, y una nota media en el máster de 9,7 sobre diez, llegó el momento que esperaba. "No podía creer que por fin había conseguido algo que llevaba tanto tiempo intentando", apunta. "Mucha gente, sobre todo personas que ya estaban en Medicina, me decían que seguramente tenía la carrera muy idealizada, pero no era así". Y una vez que entró, no se equivocaba ya que para ella, la exigencia no fue una sorpresa. "Es una carrera complicada por el tiempo que le tienes que dedicar, y si no te gusta es inviable". 

Diferencias entre Enfermería y Medicina

La principal diferencia con Enfermería, explica, está en la carga de estudio y en la gestión emocional: "Hay que dedicarle muchísimo más tiempo y eso tampoco te asegura sacar la nota que piensas que te mereces, pero aprendes a gestionarlo, igual que las emociones y el sentimiento de que no puedes más". Eso sí, esta estudiante de tercer curso se enfrenta a Medicina con una mirada distinta gracias a su experiencia. "Son dos carreras diferentes, que se complementan, pero cada una se centra en cosas distintas", detalla y apunta una diferencia en el método de estudio. "Sabes enfocar mejor los objetivos, estudiar mejor y desenvolverte en prácticas; también intentas no cometer los errores que cometiste anteriormente y eso es fundamental". A su vez, le ha ayudado a valorar el trabajo en equipo de todo el profesional sanitario. 

Sobre la prescripción enfermera, considera que puede ser positiva si va acompañada de un reconocimiento real. "Es un paso más que beneficia a Enfermería, pero esa nueva responsabilidad también debe encontrar sus bases, es decir, que se vea reflejado en elementos como el salario". 

"La prescripción enfermera es una mejora para el propio paciente en ciertas patologías al evitar las largas horas de espera"

También cree que puede mejorar la atención al paciente en procesos concretos. "Hay ciertas patologías agudas que, con el funcionamiento actual del sistema, necesitan una atención más rápida". Pone como ejemplo las infecciones urinarias no complicadas en mujeres. "Con un simple test de orina podemos saber de qué se trata y ofrecer una solución más rápida desde Enfermería", explica, siempre que no existan complicaciones que requieran valoración médica. En su opinión, esto "aliviaría un poco la carga médica y también ayudaría a los pacientes", aunque reconoce que "es un tema muy complicado".

Si Andreea pudiera volver atrás, no cambiaría su recorrido. "Si hubiese empezado antes, ahora mismo a lo mejor empezaría la residencia MIR, pero no hubiese vivido todas las experiencias que considero que fueron necesarias para convertirme en lo que soy actualmente". Hoy, pese a los momentos duros, lo tiene claro. "A veces se hace muy difícil y pesado, pero desde mi punto de vista vale la pena, ya que estoy estudiando algo que me gusta y el resultado va a ser trabajar en una profesión que me llenará de orgullo y satisfacción. No cambiaría nada", concluye.