La
dificultad dentro de la carrera de Medicina pone ‘al límite’ a los aspirantes que pretenden, en un futuro, ser capaces de salvar la vida de las personas. No es un camino fácil, y n
o todos consiguen soportar la presión que se les exige para conseguirlo, lo que hace que algunos
se planteen la idea de renunciar a lo que creían que era su sueño. Eso es lo que le ocurrió a
Emma Martínez, alumna de sexto, quien
migró a Bélgica para formarse como médica, pero su experiencia durante el primer año no fue como había imaginado y terminó
suspendiendo todas las asignaturas. “Tras eso estuve a punto de dejarlo”, ha reconocido. Pero, gracias al apoyo de sus seres queridos, decidió darle una segunda oportunidad y, tras repetir curso, consiguió encontrar su sitio en el aula. Eso sí, durante estos años ha aprendido algo que, en un primer momento, jamás se le hubiese pasado por la cabeza:
no quiere que la Medicina sea el pilar principal de su vida.
La idea de querer hacer
Medicina en Bélgica se presentó mucho antes de hacer la
EBAU. Aún así, quiso probar a presentarse a la Selectividad simplemente por comprobar sus conocimientos. “
Saqué un 12,5 en 20218”, ha afirmado. Una nota cerca de la perfección que le dio una
mayor seguridad antes de realizar la prueba de acceso en el que sería su nuevo destino. Pero, contra todo pronóstico,
suspendió.
Suspender la prueba de acceso a Medicina en Bélgica
Este fue el primer “golpe de realidad” que Martínez recibió en su camino por convertirse en médica. De hecho, le costó 'levantarse', porque sentía que se había equivocado en la decisión de migrar a otro país. “
Estaba totalmente desorientada y pensaba que ya no tenía futuro.
Se me caía el mundo. Yo siempre había tenido éxito y muy buenas notas, y esto fue muy duro. No vi que mi esfuerzo estuviese reflejado y me replanteé si valía para Medicina”, ha explicado a
Redacción Médica.
Tras un verano de reflexión y descanso, decidió presentarse a la
segunda convocatoria de la prueba de acceso, que se realizaba en junio. “En aquel año el porcentaje de aprobados en este examen
era de un 8 por ciento, y casi ninguno extranjero. Así, me presenté con muy poca fe,
pero lo aprobé. En ese momento,
la motivación volvió y ya me veía como médica”, ha subrayado.
Hacer Medicina en una facultad de Bélgica
Esa sensación de querer comerse el mundo no duró mucho tiempo y
los problemas volvieron a surgir tras las primeras semanas en la facultad. “Empecé fatal.
No tenía la metodología de estudio adaptada a la universidad, me sentía super sola, no conseguía hacer amigos y notaba que l
a relación con los profesores era super fría. No conseguía adaptarme al sistema”, ha detallado.
La sensación de que no encajaba no desaparecía. Pero, aún así, Martínez hizo todo lo que estuvo en sus manos para superar cada asignatura. Por desgracia,
cuando recibió las notas del primer cuatrimestre, de nuevo, el mundo se le vino el mundo encima. “Te entregan todos los resultados de golpe en un PDF. A un lado está el nombre de la materia, y al otro, tu nota con un color.
Si es verde es que has aprobado. En cambio, si es rojo, estás suspendo. Bien, pues cuando abrí el documento
todas las asignaturas estaban en rojo. Cuando lo vi
estuve llorando 24 horas seguidas”, ha lamentado.
Suspender todas las asignaturas de Medicina en Bélgica
Esta terrible noticia sería difícil de superar para Martínez. De hecho, las dos primeras semanas del segundo cuatrimestre
dejó de ir a la universidad porque no se sentía con las fuerzas suficientes para afrontar el día a día. “Ese sentimiento de soledad seguía y notaba que no encajaba”, ha incidido. Aún así, gracias a sus padres y a su pareja, decidió que intentaría hacer todo lo posible para
aprobar esta segunda parte del curso. Pero
volvió a suspender todas las asignaturas, excepto una. Fue precisamente ese momento en el que tomó la decisión de
abandonar la Medicina. “Pensaba que la profesión no estaba hecha para mí y que
la vida me había estado dando pistas para dejarla. De verdad que sentía que no era mi camino”, ha resaltado.
Su pareja, que había estado con ella en el momento de conocer los resultados del segundo cuatrimestre, intentó tranquilizarla y le recordó que
convertirse en médica era su sueño desde pequeña. Esto le ayudó para reconfortarse y volver a llenarse de fuerzas. Y, gracias a ello, tomó un camino que cambiará el rumbo de su formación:
repetiría primero de Medicina.
Repetir el primer año de Medicina en Bélgica
Para ella, tomar esta determinación
era un fracaso, ya que siempre había sido de sacar sobresalientes en todas las asignaturas. Pero, lejos de ser una experiencia horrible,
se convirtió en la “mejor decisión” que pudo tomar en Bélgica. “No hay nada de lo que me sienta más agradecida y orgullosa, porque e
se año encontré unos amigos increíbles, una clase estupenda y unos profesores extraordinarios. Descubrí mi metodología de estudio después de tanto luchar y
conseguí adaptarme al sistema universitario belga. A partir de ahí, todo fue sobre ruedas. Empecé a aprobar exámenes y veía mi esfuerzo reflejado”, ha afirmado.
En la actualidad, Martínez
está en sexto de Medicina y reconoce que hacer esta carrera es dura. “No solo en el sentido académico, sino creo que
lo más pesado es a nivel mental, ya que ves como tu entorno avanza, forman su familia, se compran una casa; y tú sigues formándote. Que si preparación
MIR, luego residencia, más tarde una oposición…”, ha explicado.
Tener tiempo libre más allá de la Medicina
Además, desde niña ella siempre ha querido ser cirujana, pero conforme avanzó durante las prácticas, se dio cuenta que este área “no era lo suyo”. Por lo tanto, entre la sensación de sentirse atascada, y que la cirugía, al final, no era su sueño, acabó aceptando que no quería que
la Medicina fuese "el pilar principal" de su vida. “Si que quiero que forme parte de mí, pero también anhelo tener una vida familiar y disfrutar de mi tiempo libre.
Yo antes estudiaba por y para dedicar mi vida a esta profesión, y ahora no tengo ese pensamiento”, ha reconocido.
Esto le ha hecho plantearse si alguien que no quiere dedicarse ‘en cuerpo y alma’ a la Medicina merece seguir estudiándola, porque no quiere “dar la vida por ella”. “Pero con mucha reflexión he aprendido a darme cuenta de que tiene que haber gente para todo. Sea lo que sea a lo que te dediques te tiene que gustar y hacerte feliz, y que cuando lo hagas tienes que dar tu 100 por ciento", ha concluido.
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