Aunque, según muestran las estadísticas, el menor
poder adquisitivo familiar no es óbice para que una persona pueda estudiar en la universidad si así lo desea, lo cierto es que las
circunstancias socioeconómicas que un alumno trae de cuna sí son determinantes a la hora de elegir el grado a cursar. Un reciente estudio del
Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades es tajante al respecto. Pero es que, además, en el informe se resalta que la
Medicina es el camino ‘favorito’ para el 68,7 por ciento de los estudiantes cuyo padre o madre tiene una ocupación alta y para el 82,3 por ciento de quienes bien su madre, bien su padre, cuenta con estudios superiores.
El
estudio del perfil socioeconómico del estudiantado universitario en España es fruto del trabajo del
Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU), en colaboración con el Instituto Nacional de Estadística (
INE). Empleando datos de casi un millón de alumnos del curso 2017-2018, se concluye que los alumnos con “familias de perfiles altos” tienen
“mayor predisposición” a matricularse en Ciencias de la Salud, entre otras ramas del saber como Ciencias,
Ingeniería,
Industria y
Construcción. Pero, en el abanico de especialidades vinculadas a estas disciplinas se destaca que la más popular es la Medicina. Ello contrasta con los alumnos de perfiles “medios o bajos”, que se orientan más hacia estudios de
Educación,
Artes y
Humanidades. Se consideran ocupaciones altas la
dirección de empresas, los puestos técnicos y profesionales científicos e intelectuales, y los técnicos y profesionales de apoyo.
El hecho de que los
factores socioeconómicos sean decisivos a la hora de escoger una rama académica viene reforzado por otra circunstancia: según el mismo informe, en ese mismo curso 17-18, los padres del 27,7 por ciento de los universitarios -como media de las instituciones públicas y las privadas- o tenían ocupaciones bajas o estaban en el paro, mientras que los alumnos cuyos dos padres tenían ocupaciones altas representaban sólo el 17,6 por ciento. Es cierto, no obstante, que, aunque esas cifras son similares sólo teniendo en cuenta las
universidades públicas, la tendencia se revierte en las privadas, en las que el 27,7 por ciento de los estudiantes tenían padres con ocupaciones altas y los que sus progenitores tenían ocupaciones altas o no trabajaban constituían el 14,6 por ciento.
Dentro de las
Ciencias de la Salud, la Medicina se impone a estudios como la
Enfermería claramente. Los casos en los que ambos o uno de los padres trabajan en puestos altamente remunerados representan el 68,7 por ciento de todos los alumnos de Medicina, frente al 45 por ciento de los de Enfermería. Cuando los dos padres tienen ocupaciones bajas o no trabajan, las cifras se reducen hasta el 11,2 por ciento y el 19,6 por ciento, respectivamente.
Los estudiantes de Medicina cuyos padres -uno o los dos- tienen estudios superiores son aún más y constituyen el 82,3 por ciento de todo el
alumnado médico, frente al 17,7 por ciento cuyos dos padres no tienen ese nivel de capacitación académica. En Enfermería, también son mayoría los
estudiantes con padres con estudios superiores, pero la diferencia es menor respecto al caso opuesto: 63 por ciento frente a 37 por ciento, respectivamente.
Distintas variables en la preferencia por Medicina
Esta tendencia en cuanto a la elección del grado de Medicina es común tanto en el ámbito público como en el privado. En el caso de las universidades públicas, elige formarse como
facultativo el 60 por ciento de los alumnos cuyo padre o madre tiene una ocupación alta, en torno de un 10 por ciento más que los que eligen grados como
Matemáticas y
Estadística,
Veterinaria y cualquier Ingeniería. La cifra se reduce hasta a alrededor del 30 por ciento cuando ambos progenitores son los que ocupan puestos de enjundia, pero se mantiene muy por encima del resto.
El guarismo se eleva hasta casi rozar el 80 por ciento, también en las universidades públicas, si al menos uno de los dos
padres del estudiante de Medicina tiene estudios superiores, frente a las Matemáticas, Veterinaria e Ingenierías que apenas superan el 60 por ciento. Si son los dos padres los que cuentan con
estudios superiores, la tendencia a la hora de escoger Medicina se mantiene a la cabeza con algo más del 50 por ciento del alumnado.
En referencia a las
universidades privadas, la preferencia por los estudios de Medicina también se sitúa a la cabeza e incluso se eleva hasta casi el 80 por ciento cuando uno de los progenitores tiene trabajos con alta remuneración. El porcentaje se reduce a algo menos del 50 por ciento si son las ocupaciones altas las tienen tanto la madre como el padre.
Pero es que la cifra se incrementa hasta rebasar el 80 por ciento en las universidades privadas si uno de los padres del alumno tiene estudios superiores, algo que sólo ocurre también, aunque en menor proporción, con las Ingenierías. El de Medicina es también el
grado preferente para algo más del 70 por ciento de los estudiantes cuyos dos padres cuentan con estudios superiores.
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