Más de
un millón de personas perdieron la vida por bacterias resistentes en 2019 y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta problemática se sitúa como una de las
principales amenazas para la salud pública de la humanidad. Las infecciones respiratorias fueron las más prevalentes y, entre las bacterias capaces de producir un mayor número de decesos, se encuentran Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Streptococcus pneumoniae, Acinetobacter baumannii y Pseudomonas aeruginosa.
Ante esta situación, la
profesora de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Europea, Patricia Guillem, asegura que "se requieren alternativas a corto plazo que mejoren la calidad de vida de los pacientes afectados con incapacidad de responder a los tratamientos habituales" por lo que "el método conocido como fagoterapia, que se utiliza para tratar infecciones provocadas por bacterias resistentes a los antibióticos puede ser una alternativa.
Su especificidad
permite atacar únicamente a la bacteria patógena, preservando las bacterias beneficiosas y evitando efectos secundarios en los pacientes", señala Guillem, quien también añade que "esta terapia no solo es eficaz en humanos, sino también en animales y plantas, convirtiéndose en una herramienta versátil en la sanidad animal y la agricultura".
Potencial de los fagos
Los bacteriófagos, coloquialmente conocidos como fagos, "demuestran un gran potencial dentro de campos como la bioingeniería y biotecnología debido principalmente a su fácil manipulación, alta especificidad y bajo coste de producción". A nivel general, "los fagos tienen múltiples aplicaciones y
pueden utilizarse en la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades bacterianas", indica la experta de la Universidad Europea.
En este sentido, Patricia Guillem asegura que "
los fagos pueden actuar como probióticos, modulando la microbiota y previniendo enfermedades bacterianas, mientras que en el diagnóstico, podrían facilitar la identificación rápida de bacterias causantes de infecciones".
Eficacia de la fagoterapia
La investigación actual se centra en mejorar la eficacia de la fagoterapia mediante combinaciones de fagos, el uso de productos derivados de fagos y la
manipulación genética para aumentar su especificidad y reducir la inmunogenicidad. A pesar de su potencial,
la fagoterabia se enfrenta a desafíos regulatorios ya que en la actualidad no existe una regulación "que dé el visto bueno a todo lo que se hace sobre fagoterapia, porque los fagos son seres vivos y su uso es más complejo que un fármaco convencional", señala Guillem, que concluye explicando que "en nuestro país, desde la Red Española de Bacteriófagos y Elementos Transductores (Fagoma), se está iniciando la tramitación a través de la
Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) para facilitar su reconocimiento como tratamiento efectivo contra bacterias multirresistentes".
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