Uno de los principales reclamos del colectivo de
Enfermería es el establecimiento legal de unas
ratios enfermeras mínimas por paciente o población. Según un estudio publicado en
The Lancet, hay pruebas sustanciales que indican que los resultados de los pacientes son
más favorables en los hospitales con mejor personal de Enfermería. Sin embargo, esta política diseñada para lograr una mejor dotación de personal “rara vez se ha implementado o evaluado”.
Tras realizar un estudio prospectivo, los investigadores concluyeron que las mejoras de personal de un paciente por enfermera produjeron reducciones en la mortalidad. “Además de producir mejores resultados, las políticas de proporción mínima de enfermeras por pacientes son un
enfoque viable para mejorar la dotación de personal de enfermería y los resultados de los pacientes con un
buen retorno de la inversión”, aseguraron.
Para evaluar los efectos de esta política sobre los niveles de personal y los resultados de los pacientes y si ambos estaban asociados, el equipo de investigadores, liderado por
Matthew McHugh, de la Escuela de Enfermería, Centro de Investigación de Políticas y Resultados de Salud de la Universidad de Pensilvania, se centró en
Queensland (Australia), donde se
implementó proporciones mínimas de enfermera a paciente en hospitales seleccionados.
Métodos
Para este estudio de panel prospectivo, se compararon los hospitales de Queensland sujetos a la política de proporciones (27 hospitales de intervención) y aquellos que daban de alta a pacientes similares, pero
no estaban sujetos a proporciones (28 hospitales de comparación)
en dos momentos: antes de la implementación de las proporciones y dos años después de la implementación.
Los expertos utilizaron datos estandarizados de pacientes admitidos en el Queensland Hospital, vinculados con registros de defunción, para obtener datos sobre las características y los resultados de los pacientes. Los datos de la encuesta de enfermeras se utilizaron para medir la dotación de personal de enfermería y se incluyeron
231.902 pacientes evaluados al inicio, en 2016, y 257253 pacientes evaluados en el período posterior a la implementación, en 2018.
Después de la implementación, las tasas de mortalidad no fueron significativamente más altas que al inicio en los hospitales de comparación, pero
fueron
significativamente más bajas que en línea de base en los hospitales de intervención. Desde el inicio hasta la postimplementación, los reingresos aumentaron en los hospitales de comparación, pero no en los hospitales de intervención.
La dotación de personal en los hospitales cambió desde el inicio hasta después de la implementación: de los
36 hospitales con medidas confiables de dotación de personal, 30 (83 por ciento) tenían más de 4 o 5 pacientes por enfermera al inicio, y el número disminuyó a 21 (58 por ciento) después de la implementación.
La mayor parte del cambio se produjo en los
hospitales de intervención y las mejoras de personal de un paciente por enfermera produjeron
reducciones en la mortalidad, además de producir mejores resultados.
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