El
Ministerio de Sanidad ha publicado este lunes una
nueva guía de prescripción enfermera para la dispensación de medicamentos relacionados con las quemaduras. Este nuevo manual persigue reforzar las competencias de la profesión y se suma a los ya aprobados anteriormente para las
heridas, la
hipertensión y la
diabetes mellitus tipo 1 y 2. En total, el departamento de Carolina Darias prevé elaborar hasta cinco documentos para regular esta materia.
Según la resolución publicada en el
Boletín Oficial del Estado (BOE) y firmada por la directora general de Salud Pública,
Pilar Aparicio, el nuevo documento, titulado
'Guía para la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos sujetos a prescripción médica por parte de las /los enfermeras/os: Quemaduras', cuenta con el visto bueno de la
Comisión Permanente de Farmacia del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS). El organismo considera que el texto "es adecuado y suficiente a los fines de la indicación, uso y autorización de dispensación por los enfermeros de medicamentos de uso humano sujetos a prescripción médica".
Un marco de referencia para el tratamiento de quemaduras
En concreto, esta nueva guía se establece e
l "marco de referencia" para la realización de actuaciones relacionadas con la medicación en los casos de quemaduras. Con estas actuaciones, según la propia guía, "se colabora en la consecución del objetivo terapéutico de mejorar o resolver la quemadura y prevenir futuras complicaciones".
En ella también se explica que
las quemaduras son la cuarta causa más frecuente de traumatismos en todo el mundo, después de los accidentes de tráfico, las caídas, y la violencia interpersonal. Las lesiones por quemaduras no mortales son una de las principales causas de morbilidad, incluyendo hospitalización prolongada, desfiguración e incapacidad. Según datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2018, se producen en el mundo cada año 180.000 muertes debidas a quemaduras.
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La prevalencia de las quemaduras que requieren atención médica se sitúa en 300 de cada 100.000 habitantes.
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Cada año se producen más de 6.500 visitas a urgencias como resultado de quemaduras, es decir, más de 18 al día.
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Requieren ingreso hospitalario después de sufrir una quemadura 14 de cada 100.000 habitantes.
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Del total de estos ingresos, entre 50 y 80 dependiendo del año (y con una media de 59) fallecen en el hospital: alrededor de un 4,4 por ciento a lo largo de los últimos siete años para los que se dispone de datos anualmente se registran más de 1.300 ingresos hospitalarios por dicha causa, entre 3 y 4 al día. Una de cada cinco personas (alrededor del 20 por ciento) que llegan a las urgencias hospitalarias necesita ser ingresada. Incluyendo la perspectiva de género, casi dos de cada tres personas ingresadas son varones. Ello sucede en todos los grupos de edad excepto en los mayores de 65 años, donde se invierten las tornas y las mujeres representan casi el 60 por ciento de todos los ingresos.
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Las quemaduras por llama y las escaldaduras son las más frecuentes en todos los grupos de edad.
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Los tres principales factores de riesgo para la supervivencia de los pacientes quemados son: la superficie total quemada, la edad y la inhalación asociada de humos.
Los cuidados de este tipo de lesiones son una práctica habitual de la Enfermería en el ámbito de sus competencias. Es por todo ello por lo que "un adecuado abordaje y seguimiento de estas lesiones dentro de un equipo multidisciplinar se hace esencial para controlar y minimizar sus efectos". Las consultas de Enfermería deben incorporar en este contexto "herramientas que garanticen el seguimiento protocolizado del tratamiento farmacológico de estos pacientes en colaboración con el resto de profesionales de referencia".
¿Cómo debe realizarse la prescripción enfermera?
El documento establece una serie de
criterios específicos para la dispensación de medicamentos contra las quemaduras. En primer lugar, se establece que la
población diana son todas aquellas personas que presenten quemaduras y/o secuelas de quemaduras, cualquiera que sea su entidad o etiología y que precisen ser atendidas mediante indicaciones o directamente por un profesional de la salud.
A la hora de diseñar el tratamiento, el personal de Enfermería debe tener en cuenta los
procesos asistenciales, patologías y/o situaciones clínicas, así como el tipo de quemadura:
según la profundidad podrá ser de primer grado o epidérmica, de segundo grado o dérmica y de tercer grado o subdérmica. Además, según la extensión, podrán ser leves, moderadas y graves; y
en base a la etiología podrán catalogarse como quemaduras térmicas, eléctricas, químicas, radioactivas o por frío.
También se ha de considerar
las secuelas y complicaciones de quemaduras, así como los tipos de tratamientos. El enfermero "dejará constancia en la historia clínica del paciente la identificación de la/el enfermera/o que realiza las diferentes actuaciones según sus competencias y de acuerdo al protocolo y/o guía asistencial consensuado". En cualquier caso,
el inicio de la indicación, uso y/o autorización de dispensación "requiere de una prescripción médica previa y/o la existencia de protocolos y/o guías asistenciales específicas".
La prórroga del tratamiento se ha de realizar en el marco del
seguimiento colaborativo por los profesionales de referencia del paciente. Mientras, cualquier
modificación se ha de realizar en el marco del seguimiento colaborativo por los profesionales de referencia del paciente, siguiendo los criterios especificados en la ficha técnica y/o en el protocolo o guía asistencial específica. Además, "la
interrupción temporal de un medicamento por parte de la/el enfermera/o debe estar justificada de acuerdo a los criterios establecidos en los protocolos o guías asistenciales específicas".
La prescripción enfermera requiere de una prescripción médica previa y/o la existencia de protocolos y/o guías asistenciales específicas
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Medicamentos autorizados contra las quemaduras
Los medicamentos que las enfermeras podrán prescribir para el tratamiento de quemaduras son, tal y como lo establece la guía, son:
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Bromelaínas.
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Combinaciones con colagenasa.
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Sulfadiazina argéntica.
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Combinaciones con sulfadiazina de plata.
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Betametasona.
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Acetónido de fluocinolona.
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Diflucortolona.
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Fluocinónida.
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Mometasona.
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Aceponato de metilprednisolona.
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Beclometasona.
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Aceponato de hidrocortisona.
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Fluticasona.
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Prednicarbato.
¿Para qué sirven las guías de prescripción enfermera?
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Educar a la persona y/o al cuidador/a en el manejo del tratamiento farmacológico y de los cuidados asociados.
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Establecer estrategias para mejorar la adherencia terapéutica a la medicación a través del seguimiento y control del tratamiento y monitorización de los resultados en salud.
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Detectar e informar de efectos adversos relacionados con el tratamiento farmacológico.
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Realizar un seguimiento con el objetivo de prevenir la aparición de complicaciones asociadas al tratamiento y a la propia patología.
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Facilitar la accesibilidad para las actuaciones relacionadas con la medicación, evitando o reduciendo citas innecesarias o demoras para el inicio, prórroga, modificación o interrupción de tratamientos.
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Reducir la variabilidad en la práctica clínica, adecuando y actualizando esta guía y los protocolos que se deriven de la misma en base a las últimas evidencias disponibles.
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Maximizar la eficiencia y efectividad de la atención sanitaria y los tratamientos que se derivan de la misma.
En este contexto, "no se incluyen en esta guía los aspectos que se relacionan con recomendaciones o criterios de uso adecuado de cada medicamento sujeto a prescripción médica, que den soporte a las decisiones clínicas, aspectos organizativos, contenidos relacionados con la seguridad del paciente o de apoyo educativo, problemas potenciales u otras situaciones especiales, así como cualquier otra cuestión que requiera de una mayor definición de ámbitos específicos para la aplicación de esta guía general", según la resolución publicada en el BOE.
Una de las grandes reivindicaciones enfermeras
Como explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, “los cuidados de este tipo de lesiones son una práctica habitual de las enfermeras en el ámbito de sus competencias. El adecuado abordaje y seguimiento de estas lesiones dentro de un equipo multidisciplinar se hace esencial para controlar y minimizar sus efectos. Las consultas de las enfermeras deben incorporar en este contexto herramientas que garanticen el seguimiento protocolizado del tratamiento farmacológico de estos pacientes en colaboración con el resto de profesionales de referencia”.
Esta guía de quemaduras se suma a las publicadas este mismo mes, sobre hipertensión y diabetes. Llega al BOE tras su aprobación en el seno de la Comisión Permanente de Farmacia del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en su reunión del 22 de junio de 2022, después de ser revisada por representantes del Ministerio de Sanidad, las Comunidades Autónomas, las Mutualidades de Funcionarios del Estado, el Cuerpo Militar de Sanidad del Ministerio de Defensa, el Consejo General de Enfermería y el Consejo General de Médicos.
De esta forma, se sientan las bases a que los distintos servicios de salud regionales puedan acomodar a su práctica asistencial la prescripción, por parte de las enfermeras, en función de lo que recoge esta resolución.
“El desarrollo efectivo de la prescripción enfermera fue una de las grandes reivindicaciones que plasmaron en sus pancartas las más de 8.000 enfermeras y enfermeros de toda España que salimos a la calle el pasado 18 de junio para reivindicar tanto mejoras laborales como de desarrollo profesional y siempre con el foco puesto en los pacientes, nuestra razón de ser”, subraya el presidente de las 330.00 enfermeras de nuestro país.
Todo el proceso de aprobación de las guías y protocolos para el desarrollo de la prescripción enfermera se ha visto dilatado en el tiempo por culpa de la pandemia, si bien “los distintos gobiernos no han actuado con la celeridad que exigía la norma e incluso han puesto manifiestos obstáculos a su desarrollo, pese a que viene a dar respuesta a una clara necesidad asistencial de los pacientes”. Y es que – a su juicio – “la capacidad de prescripción de los enfermeros redundará en una mayor autonomía de nuestros profesionales y agilizará la atención a los pacientes en unos momentos que podemos calificar de críticos para la Sanidad Pública”, ha concluido Pérez Raya.
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