Una nueva investigación sugiere que las enfermeras sufren
más estrés y falta de respeto que sus colegas sanitarios. El estudio, dirigido por la doctora
Roberta Fida, de la
Universidad de East Anglia (UEA), en Reino Unido, sostiene que con el fin de retener a las enfermeras de alta calidad, es importante entender qué factores podrían protegerlas de los efectos negativos del maltrato en el lugar de trabajo.
Según sus autores, este trabajo llega en un momento en que muchos países se enfrentan a una
escasez de enfermeras, la cual se espera que empeore a medida que la mano de obra y la población envejezca. La capacidad de hacer frente a los altos niveles de estrés a los que se enfrentan las enfermeras en el lugar de trabajo es importante para su salud y bienestar.
La
descortesía, definida como comentarios y acciones groseros y una falta general de preocupación por los demás, puede venir de colegas, directivos o pacientes. Sigue siendo un problema generalizado y ha sido previamente vinculada con el
desgaste de las enfermeras --en términos de agotamiento emocional y desconfianza-- y, a su vez, a una mala salud mental y dejar sus puestos de trabajo.
El papel protector de la auto-eficacia
Publicado en
‘Health Care Management Review’, los resultados de este estudio muestran que la
auto-eficacia -la creencia en la capacidad de uno para lograr un objetivo o un resultado- tiene un papel protector. Cuanto más creían las enfermeras en su capacidad para hacer frente a situaciones interpersonales estresantes en el trabajo menos percibían la falta de cortesía de los compañeros de trabajo y los supervisores.
Las enfermeras con mayores niveles de auto-eficacia también experimentaron
menos agotamiento emocional y desconfianza un año después de la primera entrevista y dijeron tener menos problemas de salud mental. Sin embargo, la auto-eficacia no estaba significativamente relacionada con las intenciones posteriores de abandonar el puesto de trabajo.
Fida, profesora de Comportamiento Organizacional en la ‘Norwich Business School’ de la Universidad de East Anglia, subraya: "Estos resultados son alentadores debido a que la auto-eficacia es algo que puede apoyarse y promoverse proactivamente por la dirección del hospital. Debe hacerse todo lo posible para garantizar que no se tolere la descortesía y crear condiciones de trabajo que evitan el desgaste posterior con el fin de garantizar tanto la salud de los empleados como de la organización".
En el estudio participaron 596 enfermeras registradas en Canadá que fueron encuestadas al inicio y de nuevo un año más tarde. Se evaluó a estas profesionales en cuanto a sus niveles de auto-eficacia, su percepción y experiencia de la descortesía en el trabajo y el síndrome de quemado (agotamiento emocional y desconfianza), su salud mental y su intención de abandonar su puesto de trabajo.
La descortesía influye en el agotamiento emocional
La
descortesía de los médicos o compañeros de trabajo
influyó significativamente en el agotamiento emocional y la desconfianza de las enfermeras un año más tarde, mientras que la descortesía de un supervisor no tuvo un efecto significativo. Las enfermeras que informaron de mayor agotamiento emocional y desconfianza al inicio del estudio reportaron una peor salud mental un año más tarde. A pesar de que la desconfianza se relacionó significativamente con los propósitos del trabajo, no fue así con el agotamiento emocional.
"La confianza de la enfermera en su
capacidad para manejar la descortesía de los miembros del equipo es un factor crucial en el mantenimiento de un necesario grupo de trabajo unificado para la atención al paciente de alta calidad. La confianza en su capacidad para hacer frente a la descortesía de los supervisores también es importante en este sentido. Si los gerentes son despectivos con las preocupaciones o ideas de los compañeros de trabajo de primera línea, la atención al paciente se ve amenazada", advierte Fida.
Los investigadores recomiendan proporcionar a las enfermeras la oportunidad de
construir sus estrategias de supervivencia para gestionar las solicitudes de empleo y las interacciones personales difíciles. Por ejemplo, proporcionar la exposición a modelos de conducta eficaces, como colegas y supervisores que son capaces de hacer frente a estas situaciones de estrés, y de esta manera mostrar las enfermeras una manera de gestionar las posibles dificultades experimentadas en la interacción con sus compañeros. También se recomienda proporcionar estímulo verbal significativo por parte de los gerentes y compañeros de trabajo.
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