Las más de 3 millones de enfermeras que trabajan en
Estados Unidos están convocadas a
una gran manifestación sobre Washington para el próximo 5 de mayo con el objetivo de pedir un incremento de personal. Tal y como recuerda
Laura Stokowski en Medscape Nurses, la movilización se centra en una demanda muy específica: ampliar la plantilla para así reducir las excesivas cargas y mejorar el cuidado del paciente.
De hecho uno de los lemas de la convocatoria, convertido también en etiqueta de Twitter, es
#safestaffing (en español podría traducirse como personal seguro). Con este eslogan pretenden llamar la atención sobre la necesidad de que más enfermeras traten a menos pacientes.
No se trata de una petición al viento, sino que va dirigida a que se apruebe una
ley presentada en el Congreso que aseguraría que se establezcan
un ratio mínimo de enfermera-paciente. En opinión de los convocantes, esto redundaría en una mayor seguridad del paciente y en que las enfermeras no acabaran quemados por la sobrecarga de trabajo.
Los ratios que propone la norma para una enfermera son: un paciente en una unidad de traumatología de urgencias; un paciente en quirófano; dos pacientes en unidades de cuidados intensivos; tres pacientes en habitaciones de unidades de emergencia, pediatría, telemetría, preparto y postparto; cuatro pacientes en unidades médico-quirúrgicas; cinco pacientes en unidades de rehabilitación; y seis pacientes en las unidades de cuidado de bebés.
La estela de 1995
Los convocantes tienen una fecha marcada en la memoria. El 31 de marzo de 1995 unas 35.000 enfermeras marchaban sobre Washington bajo la batuta de
Laura Gasparis Vonfrolio, una enfermera de Staten Island (Nueva York). En su discurso ante las masas decía: "Ha llegado el momento de que exponer las
condiciones de inseguridad en la que se encuentran los pacientes".
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Vídeo resumen de la marcha de enfermeras sobre Washington en 1995.
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En aquel momento las demandas de
ampliar los ratios de enfermeras por pacientes se sumaban al rechazo del intrusismo. Criticaban que en muchos hospitales se despedía a enfermeras para contratar a personal con menor formación para que hiciera las mismas tareas.
Además, denunciaban que los jefes de servicios censuraban y castigaban a las enfermeras que se quejaban de las malas condiciones de los pacientes. Ahora, las enfermeras se quejan de que los gerentes les piden que hagan "más con menos" y que eso pone
"la vida de los pacientes en riesgo". Por eso, llevan la presión hasta el centro de la actividad política de EEUU, convencidas de que una ley que garantice unos mínimos no sólo permitirá conseguir unas buenas condiciones de trabajo sino que también mejorará la seguridad del paciente.
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