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La enfermería es una pieza clave en trastornos mentales graves

Su labor es fundamental a la hora de conseguir la recuperación funcional y sociolaboral de los pacientes

Manuel Franco y el Hospital Provincial de Zamora.

21 abr 2016. 12.30H
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POR REDACCIÓN
Cada vez es más importante el papel de los profesionales de enfermería en la atención de los pacientes. En el caso de las personas con enfermedad mental, la enfermería adquiere un papel protagonista y es una pieza clave para conseguir la recuperación funcional y sociolaboral de las personas con trastornos mentales graves.
 
Conscientes de la importancia del papel del profesional de enfermería, Janssen ha organizado la Jornada “Functioning Sharing Experience Centre Zamora”, ha servido como punto de encuentro para que los profesionales sanitarios conozcan el funcionamiento del Modelo Asistencial Reticular que se desarrolla en el Hospital Provincial de Zamora.
 
En Zamora, más del 70 por ciento  de los enfermeros trabaja con pacientes con trastornos mentales. Según Manuel Franco, jefe del servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Zamora, “el Modelo Asistencial Reticular se constituye como un importante instrumento del sistema para el cumplimiento de los objetivos y mejora de la calidad de vida de las personas con enfermedad mental grave”.
 
Según este especialista, “este modelo efectúa una revisión práctica del modelo de tratamiento comunitario que seguimos en el área de Zamora y que hemos denominado modelo reticular de salud mental. Este sistema se fundamenta en tratar de integrar la atención a las personas con enfermedad mental, especialmente las que tienen una enfermedad mental grave y prolongada, en las áreas donde se encuentran más dificultades”.
 

Mediante el Modelo Asistencial Reticular, se ha logrado reducir las hospitalizaciones de estos pacientes más de un 60%

La implantación del Modelo Asistencial Reticular en Zamora ha permitido que en esta área de salud se reduzcan las estancias hospitalarias de estos pacientes en más del 60 por ciento. Todo ello fue posible gracias al proyecto piloto de gestión clínica que se pudo iniciar en el área de salud de Zamora, impulsado por la Consejería de Sanidad. El objetivo es incrementar la coordinación e integración entre la atención sanitaria y social y acercar los servicios a las personas, “pudiendo atender la demanda de salud mental desde los propios centros de salud de primaria y con soporte domiciliario que favorece la monitorización y apoyo a las personas con enfermedad mental y sus familias”, puntualiza el especialista.
 
Asimismo, Franco detalla que “se incorpora la atención de salud mental en los centros de salud de Atención Primaria (AP), favoreciendo la intervención de la red de salud mental en los propios territorios, mejorando la accesibilidad a la atención y tratando de intervenir no solo en la enfermedad sino también en el entorno, para lo cual se visita el entorno de cada paciente, y se trata de integrar los tratamientos farmacológicos, psicológicos y sociales, mejorando también la coordinación con AP”.
 
Además, se mejora la coordinación con los servicios sociales de forma que se trabaje de forma unitaria en el que no se produzca una fragmentación de los servicios sociales y sanitarios y el usuario de los mismos note que sus necesidades sean satisfechas sin que tenga que saber si se lo resuelven los servicios sanitarios o sociales.
 
En este modelo, el profesional de enfermería tiene un papel estratégico, ya que es el responsable de la gestión de cada persona con enfermedad mental grave y prolongada, asegurando el seguimiento y monitorización del mismo, así como dándole apoyo directo en todo momento tanto en las dificultades de su enfermedad como de su interacción con los recursos de la red asistencial.
 
Además, Franco indica que “el enfermero es la primera línea de intervención en las personas con enfermedad mental grave y prolongada ya diagnosticadas y en tratamiento, de modo que cuando el paciente o su familia le ve peor, el primer contacto se hace con el profesional de enfermería”.
 
A través de la visita domiciliaria, el enfermero proporciona una información objetiva sobre cuál es la situación real del paciente, constituyendo una información estratégica para el diseño del plan de tratamiento, que a su vez es supervisado y garantizado su cumplimiento a través de los profesionales de enfermería. “Por otro lado, el soporte de 24 horas que da a este tipo de pacientes, evita muchas urgencias y situaciones límite, al poderse resolver de forma inmediata. De este modo el modelo reticular no se entendería sin el buen hacer de los profesionales de enfermería”, asegura el experto.
 
Habilidades del enfermero en el trato con el paciente
 
El enfermero tiene un papel importante en el diagnóstico y tratamiento de las personas con enfermedad mental grave y prolongada así como en la monitorización de la medicación, control de efectos secundarios y primarios, y el impacto que la posología u otros tratamientos pudiera tener.
 
Para Franco, es fundamental buscar la complementariedad entre los profesionales de salud mental para que cada uno aporte elementos que sirvan para que el resto de ellos trabajen más y mejor. En este sentido, comenta que “la actividad de los profesionales de enfermería está permitiendo que psiquiatras y psicólogos puedan trabajar más y mejor con las personas con enfermedad mental grave y prolongada, lo que hace en sí mismo que este tipo de trabajo no pueda ser cuestionado en cuanto a su eficiencia”.
 
En este sentido, “la principal habilidad del enfermero es su capacidad de escucha, saber trabajar en la comunidad, fuera del despacho. Además, por su formación pueden dar una visión de los cuidados, necesidades, apoyos sociales que tiene la persona y del impacto que la enfermedad y los efectos secundarios de la medicación tienen sobre todo ello”.
 
Retos de futuro
 
Uno de los retos del modelo es avanzar hacia la personalización de la intervención y conseguir la verdadera participación social de las personas con enfermedad mental grave y que sean participantes activos de la sociedad en todos los ámbitos de modo que la enfermedad quede solo en el ámbito sanitario.
 
Además, Franco subraya que “hay que seguir avanzando en el modelo, y vemos también un importante camino a desarrollar el conseguir abordar bien la ‘no enfermedad’ o el malestar psíquico que con frecuencia se asocia a enfermedad y que precisa de apoyos, pero que no deben necesariamente enmarcarse en una enfermedad”.

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