Decenas de miles de enfermeras de gran parte de España se han tenido que enfrentar en las últimas 72 horas a una emergencia meteorológica que se suma a una emergencia sanitaria sin precedentes como es la pandemia de Covid-19. La profesión al completo ha demostrado, según el
Consejo General de Enfermería (CGE), que “su profesionalidad, entrega y vocación se sobrepone a la adversidad y demuestran que los pacientes que requieren sus cuidados son lo primero”.
Según apunta el CGE en un comunicado, los ciudadanos han podido comprobar a través de los medios de comunicación cómo las enfermeras han encadenado
dobles y triples turnos "ante la imposibilidad de un relevo por parte de las compañeras que estaban incomunicadas" y no podían llegar a su centro de trabajo o incluso la asistencia de aquellas que estaban más cercanas a los centros de trabajo a pesar de sus días libres. El colectivo se ha organizado a través de grupos de WhatsApp para cubrir los puestos y organizar relevos y transporte, como prueba de su compromiso social.
Sin embargo, a pesar del carácter vocacional de la profesión, enfermeras y enfermeros exigen una remuneración justa por su esfuerzo, así como una mejora en sus condiciones laborales. “El carácter vocacional de nuestra profesión y la responsabilidad de las enfermeras con sus pacientes
no justifica que la Administración pública o las entidades privadas se aprovechen de ninguna forma del trabajo de decenas de miles de profesionales. Tras un año de lucha contra los estragos del coronavirus, las enfermeras españolas no pueden ver recompensado su trabajo sólo con aplausos y reconocimientos públicos”, reza el comunicado.
Estos son algunos de los motivos por los que el Consejo General de Enfermería exige a todos los responsables políticos que “los dobles y triples turnos, los días libres perdidos, las vacaciones canceladas y todo el esfuerzo sea
remunerado en base al esfuerzo que lleva implícito, y sirva como ejemplo para que se mejoren las condiciones laborales de las enfermeras y enfermeros españoles tanto a nivel salarial, como en el tipo de contratación, dando la estabilidad y el reconocimiento que se merecen”.
El Consejo concluye la nota incidiendo en la sobrecarga de trabajo a la que se está viendo sometida la profesión en unos “meses durísimos”, desde el inicio de la pandemia: “
Casi un año presidido por la frustración, el agotamiento y el dolor. Las enfermeras no son máquinas y su vocación no debe ser entendida como un cheque en blanco para gerencias, direcciones ni para las propias consejerías de Sanidad”.
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