El
Consejo General de Enfermería ha lanzado una campaña para visibilizar la situación de los pacientes con incontinencia, acabar con el estigma y decirles que hay solución, con motivo de la Semana Mundial de la Continencia que se celebra a
nivel global del 15 al 21 de junio.
Elaborada junto a las asociaciones de pacientes ASIA (Asociación Incontinencia Anal) y
grupo IFE (Incontinencia Fecal España) y la colaboración de Coloplast, pretende mediante microentrevistas, que se irán publicando diariamente durante toda la semana, dar una visión global de cuál es la situación actual en su manejo.
"Hemos creído necesario lanzar esta campaña para ayudar a romper con ese estigma asociado a un problema que sufren tantas personas en silencio y decirles que hay diferentes tratamientos y métodos para ayudarles a recuperar la continencia y que para ello
cuentan con su enfermera", señala Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
Unos 400 millones de personas en el mundo padecen incontinencia urinaria, fecal o ambas, y, recuerdan, "a pesar de las cifras, se trata de un problema que suelen mantener oculto". "El miedo y la vergüenza les condena muchas veces al aislamiento, son muchos los que llegan a padecer una depresión y a pesar de la merma que produce en su calidad de vida no se atreven a consultarlo ni siquiera con los profesionales sanitarios y, por tanto, no llegan a conseguir un tratamiento que les permita recuperar la continencia", añaden.
Tras dar a luz a su tercer hijo, Angels Roca empezó a sufrir incontinencia fecal.
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De ahí, que esta campaña recuerde la importancia de consultar con las enfermeras y médicos de
Atención Primaria y contar con unidades especializadas en las que enfermeras y médicos expertos sean los encargados del manejo de estos problemas que tanto afectan a la vida de quienes lo sufren y de sus familiares.
"La enfermera, por su formación, cercanía y empatía, es esencial en este proceso, tanto cuando el paciente acude a ella de motu propio como para indagar si cree que detrás de otra
patología puede esconderse un problema de continencia. Los testimonios de los pacientes que han participado en esta campaña así lo ratifican: las enfermeras han sido clave en su recuperación", añade Pérez Raya.
Los testimonios de sus pacientes: "Me cambio y me limitó la vida"
Àngels Roca, quien preside la asociación de pacientes ASIA, quedó afectada por una
incontinencia fecal total tras dar a luz a su tercer hijo. Ella es uno de los distintos testimonios de
pacientes que recoge esta campaña y en la que también cuentan su experiencia pacientes de incontinencia urinaria.
"Me cambió la vida totalmente. Incontinencia limitó mi vida totalmente y tardé diez años en encontrar el tratamiento que a mí me iba bien. Ahora soy feliz, pero en aquel momento no pude hacer muchas cosas porque me limitó y me encerré, me aislé de todo y de todos. No fui a un final de curso de un hijo, no fui a un partido de fútbol, no fui a la playa* me perdí los mejores años. Ahora, soy abuela, tengo tres nietos y no me pierdo nada", señala Roca
quien lleva más de 21 años con la incontinencia pero que afirma que hoy lleva una vida totalmente normal.
La enfermera Eva García Peña, del Hospital Universitario La Fe de Valencia, explica cómo cambia la vida de los pacientes con incontinencia fecal.
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"He recuperado la ilusión, mi vida social, mi trabajo, mi vida de pareja... que también es importante y también la había perdido porque la autoestima disminuye ante la incapacidad de controlar los esfínteres y eso te crea una tendencia al aislamiento, a la soledad, a la depresión... muchos pacientes sufren depresión y yo fui una de ellas porque hueles mal, se escapa, no sabes cómo controlarlo,
te avergüenza, no lo exteriorizas, es un tema tabú...", afirma.
La campaña también muestra el cuidado y seguimiento del enfermero. Es el caso de Manuel Bernal, enfermero de la consulta de
Reeducación del Suelo Pélvico y Urodinamia del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga y sabe muy bien lo que es tratar con este tipo de pacientes. A él llegan pacientes con lesión medular, enfermedades neurológicas como esclerosis múltiple o espina bífida, operados de cáncer de colon o de próstata y de otras patologías de las que deriva un problema de incontinencia.
"Son personas cuya calidad de vida está muy mermada y eso les hace muy vulnerables e incluso dependientes. Viven con angustia, ansiedad, inseguridad, incomprensión y todo esto en un contexto de aislamiento. Convivir con una
incontinencia urinaria o fecal repercute en su esfera personal, pero también en su integración social, relaciones interpersonales, entorno laboral, vida sexual... El impacto es muy elevado", explica.
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