Arranca la próxima clase de
Enfermería, los alumnos entran en el aula y, el profesor, echa la llave. Todos han quedado encerrados. ¿El objetivo?
Escapar utilizando los conocimientos que han ido aprendiendo los futuros enfermeros. Así se desarrollan en muchas ocasiones las clases de
José Luis Gómez, profesor titular de Enfermería de la Universidad de Granada en el campus de Ceuta, con una iniciativa que recuerda a los juegos de
Escape Room y que ahora se ha trasladado a la formación sanitaria con la intención de
mejorar el desarrollo de las habilidades de los enfermeros del día de mañana y que no se pueden aprender en clases teóricas como el trabajo bajo presión o la capacidad de liderazgo.
"Trato de recrear lo máximo posible un Escape Room real. Los estudiantes forman grupos de cinco personas y en el aula de prácticas tienen 30 minutos para solventar el problema. Entran en el aula,
'echo la llave' por así decirlo y, usando todos los conocimientos de la Enfermería, tienen que
resolver las distintas pruebas que hay planteadas antes de que acabe el tiempo. Yo estoy como observador ya que en algún momento tienen que realizar algunas de las técnicas que vemos en clase y tengo que supervisar que están hechas correctamente", describe a
Redacción Médica Gómez.
Con esta forma de enseñanza, se consigue una
'evaluación 360º', porque hay
competencias que no se pueden evaluar mediante un examen escrito. "Lo que se detecta de los grupos que escapan es que se comunican bien entre ellos, son organizados,
cuando hay demasiado debate alguien ejerce el papel de lider y los centra, y saben ir descartando lo válido de lo que no lo es", añade.
Jose Manuel Romero, enfermero y profesor ayudante doctor en la facultad de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de Cádiz, también pone en práctica este formato y considera que es una
técnica útil para determinar el rendimiento del estudiante. "Favorece la adherencia de estos al seguimiento de la asignatura y a la carrera en general. El hecho de que tengan que repasar los contenidos para realizar la Escape Room, considero que los ayuda a la hora de superar el examen. El alumnado que escapa no solo demuestra un buen dominio de los contenidos de la asignatura, sino también
competencias transversales como la colaboración, la comunicación efectiva, el
trabajo bajo presión, el liderazgo compartido o la gestión del tiempo", explica a este diario.
¿Qué aporta una clase 'Escape Room' al estudiante de Enfermería?
Para el estudiante, entre los principales beneficios los profesores coinciden en que
supone una "forma diferente de evaluar": "No a todo el mundo se le dan bien un examen tipo test o de desarrollo. Con esto, se les olvida que están siendo evaluados, además de que reconocen que los errores que han tenido nunca se les van a olvidar. Aprendes a trabajar en equipo porque es una prueba evaluativa global y a trabajar bajo presión porque el tiempo va en contra", señala Gómez.
"Sería necesario configurar proyectos de investigación docentes que evalúen la efectividad de estas técnicas innovadoras para adquirir competencias que permitan seguir dando soporte a su uso"
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Sin embargo, a pesar de que la percepción de aprendizaje de los estudiantes es elevado y consideran que con la actividad aprenden,
a nivel investigación todavía tienen "una cuenta pendiente". "Hay que evaluar si, empíricamente, este método implica mayor aprendizaje que otros, es decir, si los alumnos aprenden más así. Sería necesario
configurar proyectos de investigación docentes que evalúen, de forma objetiva, la efectividad de estas técnicas docente innovadoras para adquirir competencias que permitan seguir dando soporte a su uso", reconoce Romero.
Escape rooms que conectan con la historia de la Enfermería
La actividad debe estar diseñada de forma que sea un "reto importante" pero que terminarla con éxito "sea asequible en el tiempo establecido". "En una escape room hay un
game master o director del juego -el profesor-, quien se encarga de facilitar la experiencia de los jugadores. La sala cuenta con un
sistema de cámaras que me permite observar el transcurso del juego. Además, me encuentro físicamente observándolos en una habitación contigua, separada por una ventana de la sala con un cristal que impide que ellos me vean, como el que se usa en las comisarías de policía. Asimismo, cuento con un
sistema de micrófonos que permite la comunicación entre los participantes conmigo", describe Romero.
Un Escape Room no es una "mera sucesión de enigmas", sino que se enmarca en una historia que brinda el contexto a la experiencia del juego y plantea a los participantes una "misión específica" que deben completar para lograr "escapar". Por ejemplo, Romero recuerda su última clase, en la que la trama hacía un
guiño a la historia de la Enfermería. "En este caso la narrativa se basaba en el robo de la
lámpara de aceite de Florence Nightingale en la Guerra de Crimea, símbolo internacional de la Enfermería. Los ladrones escondían la lámpara en una habitación llena de enigmas hasta que pudieran volver a recogerla. Los participantes debían recuperar la lámpara y devolverla a su dueña antes de que ellos volvieran. Por supuesto debían resolver múltiples acertijos y enigmas, además de aplicando la lógica, demostrando conocer en profundidad los contenidos de la asignatura. Para hacer más realista la experiencia y crear una atmósfera inmersiva, la habitación fue decorada con carteles y elementos que recordaban al siglo XIX.
Es muy importante crear una historia atrayente, cuidar la ambientación de la habitación y desarrollar unos enigmas que supongan un reto interactivo, porque
es lo que diferencia esta técnica didáctica de un simple juego de preguntas que podemos hacer en cualquier clase", concluye Romero.
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