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El Papa beatifica la labor de tres enfermeras españolas

Se trata de tres sanitarias fusiladas en 1936 que se encuentran enterradas en la Catedral de Astorga

María Pilar Gullón, Octavia Iglesias y Olga Pérez, las mártires de Somiedo.

13 jun 2019. 18.50H
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El Papa Francisco ha autorizado promulgar los Decretos de martirio para la beatificación de María Pilar Gullón, Octavia Iglesias y Olga Pérez, enfermeras católicas de la Cruz Roja que fueron "martirizadas por odio a la fe" el 28 de octubre de 1936 en Pola de Somiedo (Asturias) durante la Guerra Civil española, tal como adelanta el Diario de Astorga.

El martirio de las enfermeras


Las 3 enfermeras fueron fusiladas por los milicianos en la Guerra Civil

Tras la sublevación nacional del 18 de julio de 1936, en las principales ciudades de la región se pusieron en marcha cursos acelerados de Enfermería para cubrir puestos necesarios en el frente. En Astorga, la congregación de las Hermanas de María se encargó de entrenar a enfermeras voluntarias, debido a la escasez de enfermeras matriculadas. Entre las primeras enfermeras en formar parte de este equipo se encontraban Pilar Gullón de 25 años, Octavia Iglesias Blanco, de 41 y Olga P. Monteserín Núñez, de 23.

A principios de octubre de 1936, estas tres enfermeras fueron destinadas a un puesto sanitario ubicado en Somiedo. El 27 de octubre, milicias locales realizaron un ataque en el que murieron los oficiales al mando, el médico y el capellán y 14 heridos que recibían allí atención sanitaria. Gullón, Iglesias y Pérez fueron apresadas y pasaron la noche en cautiverio en Pola de Somiedo, en las mismas barracas que albergaban a los milicianos, quienes abusaron en reiteradas ocasiones de ellas.

A la mañana siguiente, varias milicianas se ofrecieron como voluntarias para fusilar a las prisioneras. Estas se opusieron a renegar de la fe. Se les despojó de su ropa y se las llevaron arrastradas a un prado donde las ataron y fusilaron. Al atardecer vejaron los cuerpos hasta que en la noche fueron sepultadas en una fosa común, cavada por dos prisioneros que también ejecutados luego.

Cuando la guerra civil terminó en el norte de España, a principios de 1938, los cuerpos de las tres enfermeras fueron trasladados a Astorga y enterrados en la Catefral. El proceso de beatificación se inició en 2006, cuando descendientes de Pilar Gullón, en nombre de la fundación Enfermeras Mártires de Somiedo, pidieron a las autoridades eclesiásticas iniciar el mismo.

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