Las
mujeres que tienen una vejiga incontrolada debido a un
daño neurológico -por una lesión medular, esclerosis múltiple o espina bífida- sufren las consecuencias de que, tradicionalmente, la investigación y el progreso en el tratamiento de esta dolencia se haya centrado principalmente en los
pacientes varones.
Estos pacientes deben sondarse para que la orina no se acumule e infecte los riñones, por ejemplo, y el
enfoque de género en este campo del
cateterismo intermitente ha sido uno de los temas destacados de la reunión científica que ha congregado este jueves en Madrid a cerca de
250 profesionales sanitarios expertos en incontinencia urinaria, entre enfermeras, médicos rehabilitadores y urólogos.
El hecho de que las terapias y tratamientos no se hayan ensayado ni diseñado para mujeres provoca una desigualdad que se traduce en una merma de la calidad de vida de
hasta 30.000 mujeres en España.
Nosotras también tenemos riñones, uréteres, vejiga, y los mismos problemas que ellos a la hora de la incontinencia
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La presidenta de la
Federación Madrileña de Personas con Enfermedad Neurológica (Femaden),
Mayte Gallego, considera “injusto que se investiguen más todos los temas relacionados con la salud, en concreto con la urología, en pro de la calidad de vida de los hombres frente a las mujeres. Nosotras también tenemos riñones, uréteres, vejiga, y los mismos problemas que ellos a la hora de la
incontinencia.
Pero la investigación siempre se centra más en ellos como hemos podido ver en productos para la disfunción eréctil, más tipos de sondas, colectores, etcétera. Nosotras lo tenemos más complicado a la hora, por ejemplo, de
sondarnos en un aseo público, Ya que por nuestra anatomía tenemos que pasar al inodoro con el riesgo de infecciones que eso conlleva".
Problemas añadidos de socialización
Por su parte, la enfermera
Beatriz Saavedra, supervisora de la unidad de
Lesionados Medulares del Hospital Universitario de La Coruña, asegura que “el caso es más flagrante en las mujeres con lesión medular, que no tienen otra salida que usar el pañal, lo que implica problemas añadidos de socialización y cuando alguien está todo el día sentada sobre el pañal mojado se pueden producir heridas e infecciones”.
La mujer tiene un suelo pélvico diferente, con menor reserva muscular
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Miguel Ángel González Viejo, presidente de la Sociedad Catalana de Medicina Física y Rehabilitación, recalca que “cuando hablamos de la vejiga neurógena a causa de una lesión medular o la esclerosis múltiple el problema está estudiado básicamente en varones.
Se asumen que los resultados son válidos para ambos sexos. En los problemas de continencia a nivel vesical existe una evidente discriminación hacia la mujer y la mayor parte de las pacientes no son conscientes de ello.
La mujer tiene un
suelo pélvico diferente, con menor reserva muscular, la uretra también es diferente y la situación desemboca en que se hayan fabricado sondas que no tienen sistemas colectores de orina pensados para mujeres”.
Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, añade que “somos firmes defensores que la división por sexos en los ensayos clínicos e investigaciones con pacientes sea proporcional a la prevalencia de esas patologías en hombres y mujeres.
En este terreno se están produciendo algunos
avances técnicos y científicos y deben llegar a todos los afectados. En el tratamiento y manejo de la vejiga neurógena, las enfermeras desempeñan un rol muy importante en la
educación sanitaria del paciente para fomentar su independencia, su autoestima y, en general, su calidad de vida”.
Tratamientos específicos
Desde la
Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física (Predif), su presidente, Francisco J. Sardón, manifiesta que “la mujer con alguna discapacidad sufre una
En el caso del paciente pediátrico no existen diferencias significativas entre sexos en edades temprana
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doble discriminación, por la discapacidad y por su condición de mujer. Los estudios siempre se han hecho en base a la casuística de los varones, sin tener en cuenta la
problemática específica de las mujeres.
De hecho, las técnicas han mejorado para solucionar y aliviar los problemas de incontinencia de los varones. Está bien que alcen la voz. Tienen todo nuestro apoyo para que cualquier estudio encaminado a mejorar la calidad vida de las personas con discapacidad no discrimine por sexos”.
Además de la
discriminación hacia la mujer, las enfermeras reclaman tratamientos específicos para otros colectivos de pacientes. “En el caso del paciente pediátrico no existen diferencias significativas entre sexos en edades tempranas.
En cambio, sí hay una
discriminación hacia el lactante y el niño pequeño hasta que pueden usar sondas de mayor calibre ya que existe un mercado financiado y comercializado muy limitado.
Por otra parte, en España tampoco existen
fármacos anticolinérgicos en formato jarabe cuando sí existen comercializados en otros países, por lo que se dificulta la administración de estos tratamientos al no disponer de ellos en el formato adecuado. Al intentar diluir los comprimidos tienen poca estabilidad”.
La reunión científica “Continence Day ’20” también ha servido para presentar las últimas técnicas para tratar una
vejiga descontrolada y los cuidados que requieren los pacientes.
El empleo de neuromodulación eléctrica y sus consecuencias sobre la vejiga; la quimiodenervación por toxina botulínica o los avances en dispositivos quirúrgicos han sido algunos de los temas importantes que han abordado urólogos y enfermeras.
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