Italia, el primer país de Europa que ha tenido experiencia con el
coronavirus Covid-19, parece que está viendo cómo poco a poco su situación se estabiliza. Aunque el escenario continúa siendo crítico, las medidas de confinamiento y el duro trabajo de los profesionales van reduciendo el número de contagios y de muertes.
Walter de Caro, presidente de la Asociación Nacional de Enfermeras de Italia -el órgano de representación de las enfermeras en el país- explica cómo están viviendo esta situación en una entrevista realizada por el
Consejo General de Enfermería, de la que se hace eco
Redacción Médica.
¿En qué situación se encuentra Italia en este momento?
Vivimos una situación comparable a la de una guerra. A día 31 de marzo, Italia cuenta con 77.635 personas que han dado positivo en COVID-19, 15.729 pacientes se han recuperado y 12.428 han muerto. A día de hoy, el número total de casos asistidos en nuestro país es 105.792.
Del total de infectados, 45.420 están aislados en casa, 28.192 está ingresados en un hospital con síntomas y 4.023 en cuidados intensivos. La gran parte de ellos se encuentran en el norte de nuestro país. Las enfermeras trabajan bajo límites: algunas veces sin equipos de protección adecuados, otras con turnos demasiado largos y en todo caso bajo condiciones muy estresantes mientras no dejan de ver gente morir.
¿En qué momento la situación comenzó a ser crítica?
Es una guerra en la que la vida de todo el mundo está en juego. Comenzó el 30 de enero con dos casos que vinieron de China pero el problema real empezó el 22 de febrero en Condogno (Lombardía), donde inmediatamente se tuvo que declarar el aislamiento. Sobre todo, en esta zona, tenemos grandes problemas de personal sanitario.
Tampoco contamos con la cantidad adecuada de material para todas las enfermeras y médicos de la región.
¿Cuál cree que debe ser la prioridad?
Para los profesionales es evidente: contar con la cantidad adecuada de equipos de protección. También, se
debería hacer test a todos los sanitarios para proteger no sólo a ellos sino a sus pacientes y a sus familias. Por otro lado, es necesario tener una ratio adecuada de enfermeras y médicos por paciente para reducir el riesgo de estrés postraumático en nuestros profesionales. En cuanto la población en general, su prioridad ha de ser quedarse en casa y evitar contactos innecesarios.
"Es crucial que los poderes públicos estén cerca y ayuden a proteger la salud de los trabajadores"
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¿Cuál cree que ha sido el gran error que se ha cometido?
Que, hasta el 1 de marzo, se consideraba que este problema era menor de lo que es. No había un plan de emergencias ante una pandemia, no había una unidad de actuación. En Italia se organizó a tres niveles descoordinados entre sí: por un lado, el Gobierno nacional, por otro el regional y después cada hospital o localidad. Muchos procedimientos de actuación que no estaban claros han hecho que a la larga se haya pagado la falta de planificación de material.
Tampoco hubo unidad en la organización de camas y unidades de cuidados intensivos y no se ha contado con suficientes profesionales sanitarios.
Pero no todo es negativo, la reacción de la ciudadanía y la industria ha sido admirable. Muchos voluntarios, el sistema militar de salud y mucha parte de la industria se han volcado en producir material para nuestros sanitarios. Además, también hemos contado con recursos solidarios y muchas enfermeras y médicos han llegado de China, Turquía, Cuba y de infinidad de países de la Unión Europea.
El esfuerzo de mis compañeros en la región de la Lombardía ha sido un milagro porque la virulencia del virus es devastadora, como si de un tsunami se tratase. Están trabajando al máximo de sus capacidades con el objetivo de proteger la salud de la población.
Tras su experiencia, ¿qué recomendaría a nuestro país?
Italia tiene una lección que trasladar al resto de los países: es crucial que los poderes públicos estén cerca y ayuden a proteger la salud de los profesionales.
No vale que las medidas cambien cada pocos días, se necesita una comunicación transparente, compartir recursos e información y un control claro. Se tienen que preparar para este duro escenario y ser conscientes de que el confinamiento tiene que ser largo para ser efectivo. Otro punto del que pueden aprender otros países es la necesidad de contar con suficiente personal. Los largos turnos
, el estrés y el cansancio físico sólo se pueden paliar con más cantidad de personal. También, es necesario desarrollar programas para mejorar la salud de nuestros profesionales sanitarios. Estamos en el año de las enfermeras, todas nosotras preferiríamos estar en el foco por otra razón y no por la pandemia. Sin embargo, las enfermeras son el ejemplo de un héroe moderno: trabajan en silencio para salvar vidas. Es el momento para reconocer el valor real de nuestra profesión, es el momento para cambiar la organización completa del sistema de salud.
¿Cuántas enfermeras se han infectado?
En Italia, el 10 por ciento de los trabajadores de salud están infectados, 9.512 sanitarios han dado positivo en COVID-19. Está estimado que al menos el 60 por ciento de los sanitarios son enfermeras, por lo que se puede decir que unas 6.000 enfermeras italianas están infectadas, algunas de ellas se encuentran hospitalizadas en cuidados intensivos.
La prensa internacional se ha hecho eco de que dos de vuestras compañeras se han suicidado por el estrés de la situación. ¿Existe miedo de que haya más casos?
Este terrible episodio muestra el riesgo en el que se encuentra la salud mental de las enfermeras en nuestro país. En esta situación de estrés, donde nuestros profesionales están en el ojo de mira de toda la población hay que cuidar de su salud mental.
No podemos dejar a las enfermeras solas, necesitan nuestro apoyo emocional. Desde nuestra asociación estamos pendientes para iniciar un programa de apoyo emocional y así evitar que casos como este vuelvan a suceder. Las enfermeras también tienen que ser conscientes de que la población y sus compañeros están a su lado para lo que necesiten.
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