L@s directiv@s de enfermería han vivido, como el sistema sanitario español, semanas en las que
la normalidad de sus desempeños ha saltado por los aires ante la crisis del coronavirus.
De su capacidad de adaptación y la de sus equipos ha dependido en buena parte también el éxito de la
reacción del Sistema Nacional de Salud contra el Covid-19.
Jesús Sanz Villorejo, presidente de la
Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE) y director de las Clínicas Universitarias de la Universidad Europea, se une a '
Lecciones del Covid-19', el documento que
Redacción Médica ofrece a la sociedad como herramienta de reflexión y futuro, de la mano de protagonistas del sistema sanitario.
¿Cuáles son los aciertos y errores que considera que se han cometido durante esta crisis?
Responderé a su pregunta, pero me va a permitir realizar una reflexión previa. La posibilidad de sufrir una pandemia por la invasión de determinados patógenos era algo que esta sociedad y los sistemas y organizaciones sanitarias no contemplaban en sus estrategias de planificación y atención sanitaria, imbuidos por esa sensación de seguridad y de control en la que vivíamos como sociedad.
Esta epidemia, por tanto, ha hecho que los profesionales sanitarios se enfrentaran a ella de forma inesperada, abrupta, sin planificación, sin recursos suficientes, tanto personales (en número y en formación), materiales (falta e irregularidades en el suministro de EPIS), a pesar de lo cual han mostrado una fortaleza moral y un nivel de compromiso y profesionalidad reconocido por toda la sociedad.
Como
Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE) debemos destacar que las enfermeras han soportado una gran parte de todos los agentes estresantes que han aparecido en esta situación de crisis y han desarrollado su trabajo bajo una gran presión asistencial y de temor. Por su parte las enfermeras directivas y gestoras han sido uno de los pilares fundamentales en la gestión de esta crisis. La reorganización de los circuitos, la puesta en marcha de nuevas áreas de asistencia y la redistribución de los recursos humanos de enfermería han sido claves para poder prestar la asistencia necesaria generada por la pandemia.
Preguntaba por los aciertos y los errores. Con la intención de no hacer un listado exhaustivo, mencionare aquellos que me parecen los mas significativos. Destacaría como principal acierto la capacidad de reacción de nuestras instituciones sanitarias, gracias a grandes profesionales y gestores, la colaboración y coordinación interprofesional y el trabajo en equipo han sido fundamentales. En unos días se transformaron nuestros hospitales de arriba abajo, se modificaron los circuitos para poder trabajar con cohortes de pacientes con Covid-19 y sin infección, se crearon nuevas camas de UVI en lugares donde antes había hospitales de día, quirófanos, despertares, gimnasios, bibliotecas…, se dobló y triplico la capacidad de puestos de atención para pacientes urgentes y se transformaron las unidades de hospitalización para poder albergar a pacientes con infección Covid-19 de manera segura.
En un breve espacio de tiempo se pusieron en marcha nuevos protocolos de trabajo en diferentes ámbitos de asistencia en base a las evidencias que sobre la pandemia aparecían día a día. En Atención Primaria y en el ámbito ambulatorios de la Atención Hospitalaria, también se modificaron las agendas, realizando seguimiento telefónico a los pacientes evitando en la medida de los posible que se tuvieran que desplazar a los Centros Asistenciales. En muchas Comunidades la Atención Primaria ha asumido el protagonismo necesario desde el primer momento con despliegue en domicilios y residencias (un ejemplo de ello lo encontramos en Las Islas Baleares, la Consejera Patricia Gómez Picard ha hablado de ello en este medio). Otro aspecto positivo ha sido el despliegue y reforzamiento de la telemedicina que sin duda se mantendrá en el tiempo.
Me pregunta por los errores y me parece difícil utilizar este concepto, sin duda, ha habido situaciones que analizadas desde la perspectiva de hoy deberían haberse abordado de otra manera, quienes han tomado decisiones en cualquiera de los ámbitos no lo han tenido fácil, estamos viviendo una crisis con grandes incertidumbres desde el primer momento, provocadas por un virus nuevo al que nunca nos habíamos enfrentado, del que aún se desconocen muchas cosas y eso complica el proceso de toma de decisiones. No obstante, debemos reseñar que uno de los principales problemas ha sido la escasez de recursos para la protección, las dificultades para la provisión de EPIS a los profesionales sanitarios ha sido una de las principales dificultades con la que los gestores nos hemos tenido que enfrentar, lamentablemente, las autoridades tardaron en reaccionar y los recursos fueron insuficientes y defectuosos en los primeros momentos.
También, debemos mencionar, desde la perspectiva de atención a los pacientes que, han prevalecido unas medidas estrictas de aislamiento que han confinado a los pacientes, obligándoles a vivir esta etapa sin el acompañamiento de sus familiares y allegados en largos períodos, añadiendo la incertidumbre de la evolución infausta o no de la enfermedad.
La tecnología, los códigos de comunicación, los sistemas de información no son suplantadores de la relación enfermera paciente. Debemos rescatar este patrimonio que llena de contenido nuestra profesión y de la que, a la vista de lo sucedido, se hace necesario reflexionar como colectivo si hubiéramos podido ofertar otra forma más cercana de atención.
Como profesionales de la salud cabe reflexionar sobre la situación emocional de todas estas familias y pacientes que han sufrido esta enfermedad y/o pérdida y que, seguro, precisarán atención en la elaboración del duelo.
Es obligado reseñar la situación de las residencias sociosanitarias, muchas de ellas en franco abandono, con falta de estructura y atención sanitaria. Atendidas por pocos trabajadores, voluntariosos, pero no capacitados profesionalmente para la atención y el cuidado de las personas mayores. Esto ha supuesto un durísimo golpe. Sera imprescindible establecer estándares de calidad en centros de atención sociosanitaria.
Ante una crisis similar futura, ¿qué medidas deberían adoptarse ya de forma preventiva en cuanto a recursos humanos, recursos materiales, y gestión/organización?
Tenemos que aprender de esta experiencia, Este aprendizaje marcará el futuro del sistema sanitario y la forma en que las organizaciones, los profesionales sanitarios y la sociedad en general se enfrenten a situaciones como las que hemos vivido.
Será prioritario:
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Dimensionar la plantilla de enfermería, dotando más recursos a Atención Primaria, que permita un mayor despliegue en residencias y domicilios, con ratios que respondan a la situación de complejidad y gravedad de los pacientes según niveles de cuidados.
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Establecer turnos de trabajo saludables y que respeten los tiempos de colocación de EPIS, de descanso, descontaminación, de equipos.
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Formación de todos los profesionales en bioseguridad. Concretamente: en riesgo biológico u otros por equipos expertos. Formadores de formadores con experiencia en riesgo biológico. Una especie de equipo de intervención rápida y de verificación actualmente la formación ha resultado claramente insuficiente con la realizada por los servicios de prevención de riesgos laborales).
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Formación de enfermeras con experiencia en cuidados críticos en todos los centros sanitarios localizadas en el hospital para reclutarlas en casos críticos.
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Se ha evidenciado, la necesidad de ser autosuficientes en la provisión de material sin tener que depender exclusivamente del mercado extranjero, por lo que se deben garantizar las reservas estratégicas de material sanitario y medicamentos esenciales, relocalizando la producción de estos materiales.
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Disponer de los planes de actuación en materia de bioseguridad y stock de materiales y equipos necesarios con una logística profesionalizada, para hacer frente a una amenaza de salud de riesgo biológico, químico…
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La planificación estratégica es fundamental en crisis como la que estamos viviendo y la Salud Pública tiene un papel fundamental que hay que desarrollar y potenciar. El Sistema Sanitario debe de estar preparado, coordinado y ya no hay lugar para que Sociosanitario y Sanitario estén mirando en sentidos opuestos. La crisis ha puesto en evidencia grandes lagunas que deben ser solventadas. Es imprescindible integrar, Primaria, Especializada, Sociosanitaria y Salud Mental para compartir las decisiones de forma consensuada.
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Redirigir nuestro sistema de salud hacia la prevención y cuidado de la salud. Ya estamos viendo como en las siguientes fases de retorno a la normalidad es la Atención Primaria la llamada a cubrir y desplegar las estrategias preventivas y epidemiológicas. La paradoja es que sabíamos que la AP constituye la primera línea de atención, pero hemos apostado por un modelo asistencial basado en la atención hospitalaria que se muestra inminentemente reactivo ante una amenaza sanitaria. Estoy de acuerdo con Rafael Bengoa, cuando plantea que este escenario debe ser considerado como una oportunidad de mejora, una ocasión única para reedificar nuestro sistema de salud.
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Creación de una Comisión de contingencia en cada alerta sanitaria. Formarían parte: Personal de emergencias y catástrofes, salud pública, epidemiología, inmunólogos, enfermeras y gestores.
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Estar alerta e identificar las amenazas en materia de salud teniendo un plan de actuación y responsables según el tipo de alarma y según nivel de este hasta remisión de esta. Con indicadores y sistemas de registro de información preparados. Deberían contar con equipos de respuesta rápida.
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Elaboración de planes de cuidados específicos para estos pacientes, establecer sistemas de alerta temprana y procedimientos específicos para estas contingencias sanitarias.
¿Qué podría haber aportado el entorno de los directivos enfermeros que no haya podido hacer por la premura en el estallido de la crisis?
Desde la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería valoramos que estamos viviendo una experiencia sin precedente que nos debe servir para el futuro. Por ello estamos recogiendo todo lo aprendido y todo lo que ha supuesto la gestión enfermera en las organizaciones para realizar una profunda reflexión que podremos compartir en alguno de nuestros foros científicos.
Puedo avanzar que irán en la línea de lo aportado en la pregunta anterior como necesidades de futuro, muchas de las propuestas señaladas necesitarán de la colaboración proactiva de los directivos de enfermería.
Para finalizar, si que puedo afirmar que no hemos trabajado lo suficiente para conseguir una participación mayor de las enfermeras en la toma de decisiones estratégicas, se reconoce nuestro trabajo, pero no se consideran (en muchos casos) las aportaciones que las enfermeras podemos realizar para mejorar la atención a los pacientes y a la comunidad, así como para la mejora de nuestro sistema sanitario. Se hace necesaria una alianza de las enfermeras, sus Sociedades Científicas e Instituciones profesionales con los pacientes y sus asociaciones para resaltar el valor estratégico de los cuidados para el sistema sanitario y el impacto del trabajo de las enfermeras en los resultados de salud. Ello hará posible que, desde la exclusiva visión de los cuidados, las enfermeras intervengan por merito propio en las decisiones de las políticas de salud.
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