Unas
74.000 enfermeras han sufrido coronavirus Covid-19 en nuestro país, 5.500 de manera grave, y solo a
tres de cada diez se les ha realizado más de una
prueba diagnóstica de esta enfermedad a lo largo de la crisis sanitaria. Unos profesionales que suspenden con un
3 sobre 10 la cantidad y calidad del material de protección que han tenido a su disposición, viéndose obligados
8 de cada diez a reutilizar las mascarillas FPP-2 o FPP-3 para atender a las miles de personas afectadas por el coronavirus.
Así se concluye en el análisis que la empresa especializada en estudios online Sondea ha realizado para el
Sindicato de Enfermería, Satse, tras realizar una encuesta a finales de mayo y principios de junio a un total de 8.218 enfermeras del conjunto del Estado sobre su situación y condiciones de trabajo en la actual
crisis sanitaria de la Covid-19.
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La alta afectación de la enfermedad dentro del colectivo enfermero,
la falta de suficiente material y equipos de protección, así como de pruebas diagnósticas de la
Covid-19, y las graves consecuencias que su lucha contra la enfermedad ha supuesto
nivel personal y familiar son algunas de las principales conclusiones del estudio y que, a juicio de Satse, refrendan las sucesivas y reiteradas denuncias que desde la organización sindical se han realizado tanto a nivel nacional como internacional.
Por un lado, el estudio señala que nueve de cada diez profesionales de Enfermería encuestados han trabajado durante la crisis sanitaria y que también
nueve de cada diez han tenido contacto con pacientes diagnosticados o sospechosos de coronavirus (91,60 por ciento). De los enfermeros encuestados, casi tres de cada diez aseguran haber tenido síntomas de la enfermedad, lo que supone alrededor de 74.000 profesionales en el conjunto del Estado, teniendo un carácter grave en unos 5.500 de los casos.
Dos de cada 3 enfermeros no tenían el material suficiente
En cuanto a las pruebas de detección de la enfermedad, tres de cada diez (36,65 por ciento) afirman que le han realizado más de una prueba, mientras que a un 55,35 por ciento sólo le hicieron una. Las pruebas realizadas han sido PCRs en el 56,22 por ciento de los casos,
test rápidos en el 53,70 por ciento de los casos y estudios serológicos en el 46,41 por ciento.
A tres de cada diez enfermeras y enfermeros se les ha realizado más de una prueba diagnóstica de esta enfermedad a lo largo de la crisis sanitaria
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En lo que respecta a la protección con la que han contado para realizar su trabajo, la cantidad y calidad del material disponible ha sido valorado por los profesionales durante las peores semanas de la pandemia con 3,46 puntos sobre 10, siendo muy mal puntuada (de 0 a 4)
por 2 de cada 3 enfermeras (67,08 por ciento). Ahora sigue siendo percibida con una media de 5, y es suspendida por un 38,06 por ciento de los profesionales encuestados.
Asimismo,
tres de cada cuatro enfermeras consideran que necesitarían más información y formación sobre el manejo de los EPIs (76,32 por ciento), y más de uno de cada 3 declaran no haber recibido ningún tipo de información y formación al respecto (35,83 por ciento).
El material que más han tenido que reutilizar las enfermeras ha sido la mascarilla FPP-2 o FPP-3 y ha sido así para cerca del 80 por ciento de las profesionales (77,30 por ciento). Por otra parte,
cerca del 60 por ciento han reutilizado mascarillas quirúrgicas (61,66 por ciento) y más de la mitad batas impermeables (53,59 por ciento), mientras que uno de cada 4 profesionales tuvieron que reutilizar trajes de buzo de los de un solo uso (25,7 por ciento).
El 27% de las enfermeras han puesto una queja
El estudio realizado también concluye que cerca de un 27 por ciento de las enfermeras han realizado alguna denuncia, escrito de queja o similar respecto a las
circunstancias de seguridad existentes durante las semanas de crisis sanitaria.
El coronavirus ha afectado a la estabilidad del puesto de trabajo del 20% de las encuestadas
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Asimismo, la pandemia del Covid-19 ha afectado a la estabilidad del puesto de trabajo a cerca del 20 por ciento de las enfermeras encuestadas, y
casi el 15 por ciento de las enfermeras han necesitado ayuda psicológica por la sobrecarga laboral y duras condiciones que han tenido que soportar (
estrés, ansiedad, contacto permanente con el dolor y, en muchas ocasiones, la muerte…), según el estudio realizado por la empresa Sondea.
Por último, la encuesta pregunta a las enfermeras sobre la implicación del centro sanitario o sociosanitario en el que trabajan durante la crisis sanitaria y le dan una nota de 4,27 sobre 10, mientras que puntúan con un
5,74 sobre 10 a la implicación de su mando superior.
“Las conclusiones del estudio no dejan lugar a dudas de que la falta de previsión y diligencia de las autoridades competentes ha puesto en grave riesgo a la salud y seguridad de las enfermeras, así como la de las personas de su entorno”, subraya Satse, que insiste en que “
todos los problemas, errores y deficiencias constatadas no pueden volver a producirse en caso de nuevos rebrotes de la enfermedad, porque sería una falta de respeto a la dignidad de los ciudadanos y de los profesionales”.
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