Aunque se ha avanzado en los últimos años, el problema de los accidentes por pinchazos sigue preocupando a los responsables de Enfermería. Un año después de que la Mesa Enfermera, que agrupa al Consejo General de Enfermería (CGE) y al sindicato Satse, lanzara la red de enfermeras centinelas para vigilar las medidas de bioseguridad en los centros sanitarios se obtienen los primeros datos.
En las próximas semanas, la Mesa Enfermera presentará los resultados de un estudio en el que han evaluado las medidas de seguridad de 144 centros, 71 hospitales y 73 centros de salud, en todas las comunidades. Las primeras conclusiones apuntan que "Cataluña, Andalucía y Castilla-La Mancha son las que menos desarrollados tienen las actuaciones", explica José Luis Cobos, director del Instituto Español de Investigación Enfermera del CGE.
A pesar de que estas tres comunidades son las menos avanzadas en esta materia, "en el 95 por ciento de los centros analizados se siguen dando problemas". Según explica Cobos, ahora ya hay más conciencia a la hora de reportar los problemas. Sin embargo, "solo un 10 por ciento de los centros evalúan los riesgos". Además, apunta a que "el 15 por ciento de los centros todavía no tiene implementados los dispositivos".
Tres claves
Cobos explica que para llevar un control adecuado de los riesgos por pinchazos se debe actuar en tres frentes. Por un lado, se debe hacer hincapié en el uso de los dispositivos más seguros que permitan reducir los riesgos. Por otro, deben formarse a los profesionales de Enfermería sobre cómo trabajar con estas herramientas. Por último, Cobos destaca que también hay que hacer un esfuerzo desde la gestión para establecer medidas de control.
Sobre este último punto, el representante del CGE explica que "actualmente no hay buenos sistemas de notificación de accidentes de trabajo con riesgos biológicos asociados". Además, puntualiza que desde la Comisión Europea se ve con preocupación esta problemática y que en las últimas reuniones que ha mantenido con representantes europeos les han comunicado su interés por urgir a los estados a establecer medidas de control.
Una buena opción sería crear un observatorio de riesgos a escala europea que permitiera comprobar cómo se está desarrollando la práctica clínica. "Lo interesante no es lo que digan los protocolos, sino observar cómo se trabaja en el día a día para detectar problemas", concluye Cobos.
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