La jornada laboral media en el sector de la
sanidad y los servicios sociales ha menguado un
9 por ciento desde 1987. Según un reciente estudio de la
Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), este es uno de los sectores que más han reducido sus horas de trabajo semanales, aunque sigue latente el debate sobre la implantación del modelo de cuatro días. Para alcanzar esta meta, los investigadores de la organización que dirige
Ángel de la Fuente lo tienen claro: la vía más idónea es el diálogo social, que puede ofrecer “una adaptación más suave y efectiva” a las necesidades de administraciones y profesionales en comparación con la legislación directa.
En su
estudio sobre cómo reducir la jornada laboral, Fedea fija en el 9 por ciento la reducción de horas trabadas entre el segundo trimestre de 1987 y el cuarto de 2023. Se trata del mismo índice que presentan la agricultura y la pesca y el comercio, pero muy lejos que otras actividades la
hostelería (-19 por ciento), las
actividades administrativas (-17) o las
actividades artísticas (-16). En el lado opuesto se encuentran sectores como la
industria extractiva, donde, lejos de retroceder, la jornada ha crecido un 2 por ciento.
Lo cierto es que hay un buen puñado de comunidades autónomas que a lo largo de los últimos años han ido implantando el
modelo de jornada de 35 horas en sanidad (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Navarra, Euskadi, Cantabria, Asturias, La Rioja, Canarias, Baleares y Castilla y León). En otras, como Aragón, Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Galicia, se espera que esta transformación
se aborde en el corto plazo.
Sigue latente además el debate sobre la
implantación de una jornada de 32 horas a la que la actual ministra de Sanidad,
Mónica García, ya trató de dar impulso cuando era líder de la oposición con
Más Madrid en la Asamblea autonómica. “Sobre todo hay que poner el ojo en el cuidado de los profesionales”, deslizaba entonces la mandataria progresista, quien, en cualquier caso, inquirió en que primero es necesario
‘atar’ las 35 horas.
'Peligros' de la reducción de jornada laboral
Acerca de cómo alcanzar estos objetivos, los investigadores de Fedea incide en que el “instrumento más eficaz” no es otro que el del diálogo social. “Los
convenios colectivos han permitido reducir la jornada máxima en muchos sectores, logrando acuerdos que oscilan entre 37 y 38 horas semanales, en función de las necesidades productivas y organizativas de las empresas y las preferencias de sus trabajadores —explican en su informe—. Esta flexibilidad ha demostrado ser crucial para mantener la
competitividad empresarial mientras se mejora la conciliación entre la vida laboral y personal”.
Dicho estudio advierte, en esta línea, de la “importancia de considerar los
efectos económicos, jurídicos y sociales” de cualquier propuesta de reducción de la jornada laboral. “La intervención directa mediante la legislación, sin un consenso social y sin tener en cuenta las particularidades sectoriales, podría generar importantes impactos adversos, como un incremento de los
costes laborales y una disminución de la productividad”, apunta.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.