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Preparar el EIR después de un turno de 12 horas: "Es duro pero factible"

Dos enfermeras que trabajaron a la vez que estudiaban para la prueba explican cómo compaginar esta dualidad con éxito

Sorne Polita y Raquel Vázquez.

10 ago 2024. 14.00H
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La preparación al examen EIR no suele contar con una dedicación exclusiva. La realidad de muchas enfermeras lleva a que, habitualmente, aquellas que quieran lograr una plaza para su especialidad soñada tengan que enfrentarse a una carrera de fondo con un obstáculo clave: el trabajo. Compaginar el ejercicio de la profesión con la preparación EIR es la realidad de muchas enfermeras pero, a pesar de ser un recorrido duro y marcado por la exigencia, "merece la pena".

Así lo recuerda Sorne Polita, matrona y tutora EIR de CTO. Esta enfermera no solo decidió compaginar su trabajo con el EIR, sino que sumó también sus estudios de árabe. Explica a Redacción Médica que completó su carrera en una época en la que había mucho trabajo, poco antes del covid, y por ello no quiso desaprovechar la oportunidad de trabajar nada más terminar el grado de Enfermería. "Estuve trabajando y estudiando durante toda la preparación desde que acabé y hacía turnos de 12 horas", comenta.

Cuando estos turnos eran de mañana, al llegar a casa se ponía inmediatamente a hacer test en el campus de CTO con la herramienta de 'autoevaluación', algo que le parecía "maravilloso", ya que podía generar ella misma los test y corregirlos una vez hechos. Cuando las 12 horas de trabajo eran nocturnas, estudiaba durante el día y en los huecos libres. "Tienes que tener presente que, si quieres trabajar y estudiar, debes sacrificar un poco tu vida privada y saber que el tiempo que vas a tener libre, prácticamente tienes que dedicarlo a estudiar. Obviamente, me dejaba algún día libre, pero hay que implicarse un poco más que si decides dedicarte a estudiar solamente", apunta.

A pesar del esfuerzo, Sorne asegura que es "completamente factible": "La preparación fue bastante dura, pasas momentos peores y momentos mejores, momentos en los que no lo ves nada posible y momentos en los que te ves mejor, pero, al final, los meses pasan y, con trabajo, las cosas se consiguen. Yo no estaba dispuesta a dejar de trabajar y, después de todo, conseguí mi sueño y considero que, al igual que yo, muchas otras personas pueden conseguirlo".

"Preparé el EIR y, a la vez, trabajé durante los tres meses de verano. De hecho, logré mi plaza ese mismo año"


En cuanto a las recomendaciones de estudio, Sorne asegura que el mayor consejo está en la organización, pues se trata de una clave para poder priorizar los temas más importantes y gestionar unas sesiones de estudio ordenadas, dado que no se va a poder disponer de todo el tiempo posible durante el día. A esto suma como 'trucos' seguir al pie de la letra las directrices de los tutores en cuanto a la importancia de los temarios, de la forma de estudiar y, por supuesto, "no dejar los simulacros y las clases de lado".

"Se te ofrece la oportunidad de adecuarte el calendario a tus posibilidades y eso es una herramienta que yo considero de mucha utilidad. Si una enfermera se está planteando prepararse el EIR y no sabe si hacerlo porque también quiere trabajar, por mi experiencia le digo que es posible y yo animo a hacerlo porque es completamente factible y la recompensa y el orgullo que se siente es muy grande".


Preparar el EIR y trabajar durante el verano


La enfermera especializada en Enfermería Familiar y Comunitaria, Raquel Vázquez, también fue alumna de CTO y consiguió su plaza de especialista con la academia. Como Sorne, ella se enfrentó a su preparación EIR a la vez que trabajó, y lo hizo durante todo el verano, una época dura marcada por ser un periodo de descanso y desconexión habitual. "Al terminar la carrera me puse a trabajar y quise compaginar ambas cosas. Trabajé durante los tres meses de verano y seguía a la vez con la preparación y, de hecho, logré mi plaza ese mismo año. Fue una experiencia muy satisfactoria", asegura.

Compaginar trabajo y EIR es algo "factible" y para Raquel lo fue, en su mayoría, gracias a la preparación que llevó a cabo con la academia de formación. "Te ayudan mucho a la hora de intentar cuadrar tu calendario y de organizar los tiempos, te dan muchos consejos sobre cómo aprovechar al máximo, qué es lo que tienes que priorizar y lo que no... En todo momento sientes siempre ese apoyo y acompañamiento. Durante todas las vueltas sientes la ayuda de un gran equipo de profesores y tutores, que al final son siempre esa figura de soporte académico y emocional tan importante. Están ahí en toda la preparación y te acompañan en todo momento, siendo clave ese apoyo más psicológico en los momentos en los que la presión es mayor", reconoce.

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