Después de que el
Ministerio de Sanidad publicara las listas provisionales, los opositores que optan a plaza en esta convocatoria empiezan a pensar en el inicio de la
residencia y a sumergirse en el mar de dudas de qué criterios deberían seguir a la hora de elegir
hospital. Son 198 las plazas PIR convocadas este año (101 de las cuales pertenecen a alumnos de la
Academia APIR) y el trabajo de ordenarlas puede resultar un poco abrumador.
A diferencia de los dilemas de especialidad a los que pueden enfrentarse los
MIR y
EIR a la hora de escoger su plaza, por suerte los psicólogos solo optan, de momento, a una especialidad, la de
Psicología Clínica. Eso, sin lugar a dudas, quita muchos quebraderos de cabeza, pero sí hay otros aspectos que conviene poner en la balanza antes de tomar la decisión.
Por ejemplo, cosas tan básicas como el dónde. Todo residente debe realizarse una pregunta: ¿Quiere quedarse cerca de casa o ve la residencia como una oportunidad para empezar de 0 en un sitio nuevo? Siendo realistas y teniendo en cuenta el número tan reducido de plazas PIR, tal y como explican desde la Academia APIR,
"la probabilidad de que te toque desplazarte es alta". Por tanto, otro criterio sería buscar una provincia bien comunicada que permita al residente volver a casa con facilidad.
También, tiene que barajar si le gustan las grandes ciudades o zonas más rurales, lo cara que sea la vida en según qué sitios, el acceso al transporte público para moverte cómodamente, entre otras cuestiones.
"Pueden parecer nimiedades, pero todos estos detalles marcarán tu calidad de vida en el día a día y es importante tenerlos en cuenta", señalan desde el centro de preparación.
La
orientación teórica predominante del hospital podría jugar un papel relevante en la elección, sobre todo si le gustaría trabajar desde un modelo teórico específico (psicoanálisis, terapia cognitivo-conductual, terapia sistémica, etc.) o si, por el contrario, busca variedad y prefiere un hospital integrador o con riqueza de modelos entre sus adjuntos.
El equipo docente anima a los estudiantes a indagar en el
itinerario formativo de cada hospital y ver qué rotaciones oferta cada uno, así como cuántos meses pasarás en cada una de ellas, puede ser de gran utilidad. "Si tienes claras tus preferencias sobre el tipo de paciente con el que te gustaría trabajar (infanto-juvenil, trastorno mental grave, neuropsicología, etc.) puedes priorizar los hospitales que más vayan a satisfacer tus necesidades en este sentido", añaden.
El
número de residentes que entran por año es otro aspecto que puede marcar la diferencia y esto no se limita únicamente al ámbito laboral, sino que también afectará indirectamente a cómo será su vida cuando se quites la bata. En esta misma línea, el tamaño del hospital puede estar relacionado con la familiaridad y el compañerismo con otros residentes, dentro y fuera del servicio.
No se puede ignorar que la
parte económica es una preocupación generalizada entre los futuros residentes y uno de los criterios que más media en la elección. Escoger un hospital que tenga atención continuada va ligado a un incremento significativo del sueldo, pero también sería conveniente valorar el número de tardes a la semana que se exigen en cada centro. A más horas, mayor retribución económica, pero menos tiempo de descanso y de ocio.
Por último, el tiempo autorizado de rotaciones externas y la facilidad con la que el hospital las concede podría guiar al futuro residente si tienes inquietud por conocer cómo se trabaja en otros sitios (dentro y fuera de España). "Cuando escoges plaza, no sólo escoges los próximos cuatro años de tu vida, también la
posibilidad de quedarte y asentarte como adjunto en tu hospital. Es importante tomar la decisión desde el lugar adecuado. Por suerte o por desgracia, los PIRes somos tan poquitos que (en general) se nos quiere y se nos cuida allá donde vayamos. Eso hace que cualquier destino sea un buen destino", concluyen los profesores.
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