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Hacer el PIR por tercera vez: "Lidio con el sentimiento de culpa"

Lucía, aspirante al PIR 2024, explica qué ha aprendido tras presentarse dos veces y preparárselo en una tercera ocasión

El examen PIR tiene uno de los ratios más difíciles de toda la FSE.

10 ene 2024. 18.00H
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Los psicólogos también tienen marcada en rojo la fecha del 20 de enero. Concretamente, aquellos que se presentan al examen PIR, con el objetivo de conseguir una plaza como residente en una de las seis especialidades que oferta el Ministerio de Sanidad. El ratio de aspirantes por plaza es uno de los más altos (y por tanto complicados) de la Formación Sanitaria Especialiada (FSE): mientras en el MIR, 1,4 médicos optarían a cada una de las 8.550 vacantes (con los datos provisionales), en Psicología sólo uno de cada 15,56 aspirantes podrá obtener una de las 247 plazas ofertadas.

Una de las 229 personas que se presentan a esta prueba es Lucía, que asume dicho reto por tercera vez consecutiva. "Decidí prepararme y presentarme con el objetivo de especializarme como psicóloga clínica, siendo la única vía actual para ello, y así poder formarme durante los cuatro años de residencia en el ámbito sanitario público", explica. Entre los motivos que le han llevado a elegir dicha rama, destaca la posibilidad de "rotar por distintas áreas clínicas mientras que nos introducimos en el área laboral", algo que para ella convierte a esta especialidad en "una de las formaciones más completas y enriquecedoras".

A menos de dos semanas de su tercer intento, esta psicóloga reconoce que "cada convocatoria ha sido diferente", especialmente en la recta final en la que se embarca una vez más en estas fechas. En este caso asegura haberse "preparado mentalmente" para el 'sprint final de estudio, ya que "no sólo es un gran esfuerzo en el estudio diario por el cansancio acumulado, además los pensamientos y emociones varían mucho incluso durante un mismo día", explica. 

"La recta final del PIR no sólo es un gran esfuerzo en el estudio diario por el cansancio acumulado, además los pensamientos y emociones varían mucho durante un mismo día".



Es por ello que, basándose en sus experiencias previas, este año Lucía ha querido hacer hincapié en el autocuidado como "tantas veces" le habían aconsejado familiares y profesores. Sus momentos de desconexión y descanso tenían un hueco en su día a día como "una obligación más". Al principio reconoce que no fue fácil lidiar con el "sentimiento de culpa" que le generaba este cambio, pero a medida que el calendario avanzaba ha entendido que "sin ese autocuidado, es complicado sobrellevar la exigencia de esta prueba, y más con el paso de convocatorias". 


Tiempo de ocio y autocuidado estudiando el PIR


Por tanto, de forma complementaria a los apuntes, en su rutina de estudio también ha habido espacio para otras cuestiones como el deporte, la familia, los amigos o las series. Además, ha respetado 'religiosamente' el descanso semanal del domingo y se ha permitido a sí misma bajar el ritmo en los momentos en los que no estaba al 100 por ciento: "Ha sido muy importante escuchar a mi cabeza y cuerpo cuando necesitaba parar, independientemente del momento de la semana en el que me encontrase". En el 'último empujón' que suponen estas semanas Lucía no se ha dejado llevar por la presión y ha respetado este 'mandamiento' que ella misma se ha marcado incluso de manera más tajante: "He intentado que el autocuidado en este último periodo sea aún más una prioridad y una obligación en mi día a día". 

"Ha sido muy importante escuchar a mi cabeza y cuerpo cuando necesitaba parar, independientemente del momento de la semana en el que me encontrase".



Esta disciplina tiene aún más mérito conociendo que en este tiempo, Lucía también ha tenido que compaginar el estudio con el trabajo. En las convocatorias anteriores ejercía como. profesora particular, pero este año ha decidido ampliar su jornada al encontrar una vacante en un instituto "Fue complicado al principio, decidí trabajar más horas porque anímicamente no me encontraba bien para retomar el estudio tras no haber sacado plaza en la última convocatoria", reconoce. Sin embargo, meses después supuso incluso un motivo de alivio y una razón más para desconectar. "Aunque compaginar ambas cosas fue duro, me ayudó a encontrar de nuevo el equilibrio y la fortaleza para enfrentar otra convocatoria más", concluye.

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