Un producto acelular descubierto en la Clínica Mayo (Estados Unidos) ha conseguido
sanar con piel normal, sin cicatrices, heridas crónicas de difícil tratamiento en modelos preclínicos. Derivado de las plaquetas, el
producto exosomal purificado, conocido como PEP, se utilizó para transmitir mensajes de curación a las células de modelos animales preclínicos de heridas isquémicas.
En concreto, en su trabajo el equipo de investigación de la Clínica Mayo ha documentado la restauración de la integridad de la piel, los folículos pilosos, las glándulas sudoríparas, los aceites de la piel y la hidratación normal. Este estudio
ha sentado las bases para que Estados Unidos apruebe el inicio de un ensayo clínico, el primero de su clase, para comprobar la seguridad del uso del producto exosomal purificado para la cicatrización de heridas en pacientes.
"Este trabajo documenta que el PEP, un exosoma disponible y estable a temperatura ambiente, es capaz de curar heridas que carecen de un suministro adecuado de sangre.
Las heridas se curaron con una sola aplicación del exosoma. Me sorprendió que este producto regenerara la piel sana con propiedades biomecánicas normales, no el tejido cicatricial. Ahora que esta tecnología se amplía y se fabrica biológicamente para aplicaciones clínicas, se crea el potencial de un enorme avance en la ciencia médica y en el campo de la cirugía plástica", explica
Steven Moran, cirujano plástico de la Clínica Mayo y coautor principal del estudio, que se ha publicado en la revista
Theranostics.
Las heridas isquémicas se producen cuando las arterias se obstruyen o bloquean,
impidiendo que los nutrientes y el oxígeno lleguen a la piel para impulsar la reparación. Son frecuentes en personas con afecciones como la diabetes, las úlceras por presión, el endurecimiento de las arterias, las lesiones traumáticas o los efectos secundarios de la radioterapia. Los tratamientos estándar para estas heridas incluyen apósitos, geles tópicos y cirugía. Aunque estas medidas ofrecen cierto alivio, a menudo no pueden cerrar completamente la herida. Cuando la enfermedad avanza, las heridas que no cicatrizan conducen a la amputación de las extremidades.
Así es la tecnología que utilizaron
El producto exosomal purificado es una
vesícula extracelular que transporta carga de una célula a otra, dirigiéndose exactamente a los tejidos que necesitan reparación. Esta tecnología se fabrica bajo estrictas medidas de control de calidad y se formula como un polvo seco que permite su almacenamiento a largo plazo a temperatura ambiente. En el quirófano o a pie de cama, el polvo se mezcla con una solución de hidrogel in situ y puede aplicarse directamente sobre la herida. A diferencia de los productos celulares, no es necesario enviarlos a un laboratorio externo para cultivarlos y escalarlos.
"Lo que vemos con esta tecnología no es solo que la herida se cierra, sino que se restablece el suministro de sangre al tejido. Nuestro esfuerzo, que culminó con el desarrollo de esta tecnología exosomal, fue
crear una terapia que pueda ofrecerse a todos los pacientes que la necesiten mediante la eliminación de las limitaciones logísticas que a menudo se observan con la terapia regenerativa más tradicional. Nuestra investigación espera responder si esto puede ser una nueva solución curativa para los pacientes que sufren de heridas crónicas que no cicatrizan", apunta
Atta Behfar, subdirector del Centro de Medicina Regenerativa de la Clínica Mayo y autor principal.
El equipo de investigación
reprodujo heridas con bajo suministro de sangre en modelos animales de gran tamaño. Trataron algunas de las heridas con el producto exosomal purificado y las compararon con las heridas tratadas únicamente con el hidrogel. Comprobaron que las heridas tratadas con el producto exosómico purificado pudieron curarse y la piel recuperó su arquitectura normal.
"Descubrimos que esta terapia con exosomas tiene la capacidad de mejorar la regeneración de los vasos sanguíneos en los tejidos dañados. Sin tratamiento, las heridas isquémicas crónicas aumentan de tamaño y se vuelven más problemáticas", detalla
Ao Shi, estudiante del Programa de Formación en Ciencias Regenerativas de la Escuela de Posgrado de Ciencias Biomédicas de Mayo Clinic y primer autor.
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