La
Tricología es una parte de la Dermatología que en estos últimos años está experimentando un
aumento en el número de consultas, docencia e investigación. Es la afirmación con la que comienza
Sergio Vañó, director de la Unidad de Tricología del Hospital Universitario Ramón y Cajal y de la Unidad de Tricología y Transplante Capilar de la Clínica Grupo Pedro Jaén (Madrid), su artículo 'Hair and scalp-related disorders are a trending topic in dermatology, with a significant increase in number of consultations in the last decade'. Este incremento, que se ve “paliado” con los casi tres mil dermatólogos con los que cuenta España, tiene en la
formación uno de sus puntos referentes, puesto que los estudiantes de Medicina reciben docencia sobre las patologías capilares, tal y como recalca el especialista.
El campo de la Tricología es una “superespecialización”, apunta Vañó, que añade que deben seguir formando a los alumnos sobre ese campo: “Dentro de la formación de cualquier médico tiene que haber
nociones generales de los tipos de alopecia que hay, de sus tratamientos y del impacto que produce en la calidad de vida de los pacientes”.
Es el
empeoramiento de la calidad de vida, justamente, uno de los factores determinantes en la especialidad, puesto que ese factor definiría, según Vañó, si financiar un medicamento futuro mediante la sanidad pública. Para ello, el dermatólogo especifica que sería “interesante” contar con unos
protocolos o guías clínicas que definieran los casos en los que el Ministerio de Sanidad debiera invertir en los nuevos medicamentos para tratar algunas formas de alopecia, dando solución a la “patata caliente” que tienen sobre la mesa los dermatólogos. “Habría que pensar hasta qué punto la alopecia puede generar solamente un problema cosmético o un problema de afectación a la calidad de vida del paciente”, subraya. Un "problema" que pone de relieve el incremento del interés que ha suscitado no solo entre los pacientes sino que también entre los profesionales del sector salud, tal y como recalca Sergio Vañó en su
artículo publicado en la revista Journal of the European Academy of Dermatology and Veneorology (Jeadv).
A la espera del ministerio
Aunque
el fármaco baricitinib para alopecia areata haya sido aprobado recientemente por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la FDA, a día de hoy, el medicamento no puede usarse en España hasta que el Ministerio de Sanidad decida si se financiará o no por la sanidad pública. “Una vez tengamos la directriz, tendremos dos escenarios: que se financie o que no. Si no se financia, será un problema para muchos pacientes que la alopecia les afecte mucho a la calidad de vida y que no se pueden permitir el coste el medicamento a nivel privado”.
En caso de que el Gobierno decidiera financiarlo, Vañó cree que habría que especificar
a qué pacientes se les financia, si tienen que tener determinados criterios o hasta qué punto es válido financiar ese medicamento. “Estas son algunas de las controversias que tenemos siempre en el ámbito de las alopecias, porque es un problema que afecta mucho a la calidad de vida”, remarca.
Diferentes terapias para la alopecia
Cada tipo de alopecia tiene
su manera específica de ser tratado. El tricólogo especialista incide en que hay casos en los que no van a necesitar tratamientos: "Una caída de pelo después de un parto en una mujer embarazada no requiere terapia alguna, pues esa caída de pelo dura
tres meses y no hace falta hacer nada”.
No obstante, en los últimos años se han dado avances en la búsqueda y creación de nuevos tratamientos para las alopecias. El fármaco
minoxidil, que se administra por vía oral, ha demostrado ser “muy seguro y efectivo”, recuerda Vañó. Un medicamento que se ha utilizado más para la
alopecia androgénica, aunque puede usarse en otros tipos de alopecia.
Uno de los tratamientos más novedosos, el
fármaco antijak para la alopecia areata grave en adultos, ha hecho que las consultas sobre este tipo de caída de pelo hayan incrementado. Se trata del
primer fármaco para la alopecia areata sacado al mercado en el 2022, que ha generado un ‘boom’ en el interés de los pacientes, tal y como argumenta Vañó.
Incremento de casos
Diferentes estudios epidemiológicos han puesto de relieve que la
incidencia de la alopecia frontal fibrosante ha aumentado en los últimos quince años, y también sus consultas en los centros de salud. Aunque la causa no esté tan clara, Sergio Vañó apunta a “factores ambientales”: “Está siendo motivo de investigación sobre si existe algún
factor ambiental que pueda estar influyendo en este incremento, que hace 20-25 años no existía. No se conoce si son
productos tópicos como cremas o fármacos relacionados con el ámbito hormonal, que están haciendo que se esté disparando la frecuencia de este tipo de alopecia”.
“En mi opinión, sí existe algún factor ambiental que en pacientes susceptibles puede estar influyendo en que se desarrolle la enfermedad cuando hace 40 años, aunque tuviéramos genéticamente los mismos factores, al carecer de ese factor ambiental en muchas personas no se desarrollara la alopecia”, zanja el especialista.
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