Un
equipo de investigadores de la Universidad de California, en Los Ángeles (Estados Unidos), ha desarrollado una nueva
tinta fluorescente para marcar de forma temporal las lesiones producidas por
cáncer de piel no melanoma susceptibles de tratamiento. Este pigmento solo es visible cuando se ilumina con una luz de una longitud de onda de 465 nanómetros. Además, desaparece con el tiempo de la superficie del cuerpo, evitando así futuras confusiones.
Para
José Carlos Moreno, coordinador de la Campaña Euromelanoma de la
Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), este novedoso tinte “es, sin duda, un avance, ya que no produce
marcas sobre la piel del paciente y, además, es reabsorbible”.
El dermatólogo explica que “es habitual utilizar marcadores en forma de tatuaje sobre la piel para conocer exactamente la zona que se debe tratar especialmente con
radioterapia”.
Según el especialista, estos tatuajes son permanentes, pero no tienen influencia sobre el cáncer que se trata y para el dermatólogo no supone ninguna dificultad establecer un diagnóstico diferencial entre un tatuaje y un cáncer de piel, sobre todo con el uso de la
dermoscopia. “Es cierto que, como puede ocurrir con cualquier otro tatuaje, pueden ser mal tolerados, aunque no es lo habitual”, detalla.
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