Un reciente
estudio internacional, denominado Pedistad, ha revelado los resultados de dos años de seguimiento sobre el uso de
tratamientos sistémicos en
niños menores de 12 años con
dermatitis atópica moderada a severa. Este análisis observacional ofrece datos valiosos sobre la
efectividad y seguridad de tres tratamientos:
dupilumab, metotrexato y ciclosporina, con conclusiones que posicionan a dupilumab como la opción más eficaz y bien tolerada en este grupo de pacientes pediátricos.
La
dermatitis atópica (DA) es una
enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta principalmente a niños. Con una prevalencia mundial que oscila entre el 3% y el 20% en la población pediátrica, esta afección provoca picazón intensa,
impactando negativamente en la calidad de vida de los pacientes y sus familias. Aunque las terapias tópicas han sido el tratamiento de primera línea, muchos pacientes con DA moderada a severa no logran un control adecuado de la enfermedad, lo que los convierte en candidatos para tratamientos sistémicos.
Hasta la llegada de los biológicos, como dupilumab,
los inmunosupresores sistémicos como el metotrexato y la ciclosporina eran las opciones disponibles para los niños con DA severa, a pesar de los posibles efectos secundarios. Pedistad, un estudio internacional en curso que abarca varias regiones (Europa, Medio Oriente, América del Norte, América Latina y Asia-Pacífico), analiza los resultados de estos tratamientos en el mundo real, proporcionando una visión integral de su efectividad y seguridad.
Los
hallazgos del estudio confirman que
dupilumab ofrece mejores resultados en comparación con metotrexato y ciclosporina en prácticamente todos los parámetros evaluados. Los pacientes que recibieron dupilumab mostraron una mayor reducción en el
Eczema Area and Severity Index (EASI), que mide la severidad de la dermatitis. La mejora media en el EASI fue de -12,4 en el grupo de dupilumab, significativamente superior a los -5,7 y -3,3 registrados en los grupos de metotrexato y ciclosporina, respectivamente.
Asimismo, la
reducción del área de superficie corporal afectada fue mayor en los pacientes tratados con dupilumab (-19,9%) en comparación con metotrexato (-11,8%) y ciclosporina (-8,8%). Los niños mayores de seis años también experimentaron una notable mejoría en la picazón nocturna y diurna, con reducciones medias de -2,1 y -1,5 en el grupo de dupilumab, mientras que los otros tratamientos no mostraron mejoras significativas en este síntoma.
Uno de los aspectos más importantes del estudio es la tasa de adherencia. Dupilumab presentó
la menor tasa de abandono, con
solo un 8,3% de los pacientes suspendiendo el tratamiento. En cambio, el 28,9% de los pacientes que recibieron metotrexato y el 43% de los que recibieron ciclosporina abandonaron estos tratamientos durante el período de seguimiento de dos años.
Dermatitis atópica: efectos adversos del tratamiento
En cuanto a los
efectos secundarios, dupilumab también demostró ser más seguro en comparación con los otros dos tratamientos. Solo el 18,1% de los pacientes tratados con este biológico reportaron algún evento adverso, frente al 29,8% y 31,4% en los grupos de metotrexato y ciclosporina, respectivamente. Además,
los eventos adversos severos fueron raros en todos los grupos, con solo un 1,4% de los pacientes tratados con dupilumab experimentando efectos graves.
Un
efecto adverso destacado en los pacientes tratados con dupilumab fue la
conjuntivitis, un fenómeno ya identificado en estudios anteriores. Sin embargo, en términos generales, los niños tratados con dupilumab presentaron menos infecciones de la piel en comparación con los tratados con metotrexato o ciclosporina, lo que sugiere un perfil de seguridad favorable para este tratamiento biológico.
Además, los hallazgos del estudio reflejan una importante necesidad no satisfecha en el tratamiento de la dermatitis atópica pediátrica, particularmente en aquello
s países donde los biológicos como dupilumab aún no están ampliamente disponibles. A medida que más niños tengan acceso a este tipo de terapias, es probable que veamos mejoras significativas en la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
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