Un grupo de investigadores de la Universidad de Rockefeller (EEUU) ha demostrado en un estudio en
ratones, publicado en la revista 'Nature', que la
rivalidad y
competencia entre las
células ganadoras y
perdedoras favorece el desarrollo saludable de la piel.
Este hecho ya ha sido probado en moscas. Sin embargo, los científicos no estaban seguros sobre si la competencia celular se limitaba a los insectos. Frente a esto, los investigadores del laboratorio de
Elaine Fuchs, profesora del campus de Rebecca C. Lancefield, comenzaron a buscar
evidencias de este tipo en las
células epiteliales de
ratones en desarrollo.
De este modo, crearon un grupo de células perdedoras, que son menos óptimas y desechadas o sustituidas por células óptimas que ayudan a crear el tejido definitivo, manipulando genes que ralentizan el crecimiento celular y etiquetaron estas células con fluorescente verde. Por otra parte, etiquetaron a las ganadoras de color rojo.
Este experimento ha permitido a los investigadores
monitorear la supervivencia de ambos grupos celulares. Así, los hallazgos han demostrado que las células perdedoras murieron a un ritmo desproporcionado por la acción de las ganadoras.
Las células perdedoras no mueren en el resto de tejidos
Tras esto los científicos se han preguntado si esta competencia que observaron en el desarrollo de la dermis
continúa más adelante. En este sentido, han percibido que la
muerte celular se da solo en el
tejido monocapa temprano. Sin embargo, el equipo continuaba pensando que esta rivalidad también esta presente en la
piel madura.
Así, los investigadores descubrieron que, aunque las células perdedoras no mueren en el resto de tejidos, si no que, al entrar en contacto con las ganadoras, son empujados a la
capa más superficial de la piel siendo
expulsadas del cuerpo. Asimismo, observaron que cuando la competencia se interrumpe la piel comienza un proceso de
desarrollo más lento y que hace que este
órgano sea
menos seguro o de
menor calidad.
De este modo, el estudio ha demostrado que esta
competencia es
vital para el
Elaine Fuchs de una
piel sana y además podría suponer un avance en el tratamiento clínico de enfermedades cutáneas, ha destacado
Stephanie Ellis, miembro del equipo de Fusch.
Por ello, ha aconsejado que si se presenta algún
trastorno o
defecto de curación en las heridas promover una
mejor competencia celular podría lograr una
rápida restauración de la función de
barrera de la
piel y una
curación más rápida. Asimismo, ha concluido que este estudio podría servir para desarrollar
tácticas terapéuticas para matar a las células cancerosas, ya que las células sanas actúan como células ganadoras.
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