Las modas y tendencias que nacen en internet afectan en muchas ocasiones a la
salud física y/o mental de aquellos que las siguen al pie de la letra. Un claro ejemplo son las rutinas de cosméticos faciales, conocidas por el anglicismo
skincare (cuidado de la piel en castellano). El
abuso de cremas, sérums, jabones o cualquier producto dermatológico no sólo se ha extendido entre la población adulta, sino que también ha llegado a los
niños y adolescentes y supone
efectos adversos adicionales para ellos además de los que ya provoca en los mayores de edad.
Los especialistas de
Dermatología viven en primera persona las consecuencias de este 'fenómeno' viral. "Nos llegan los pacientes a la consulta con bolsas llenísimas de cosméticos de todo tipo, y los dermatólogos tenemos que dedicar los primeros minutos de la consulta a eliminar cosméticos y a explicar por qué lo hacemos antes de proceder a pautar un tratamiento correcto; y esto no debería ser así", explica
María Rosa Perelló, dermatóloga del
Hospital Universitario Son Espases y miembro de la
Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). El detonante, en su opinión, no es otro que la desinformación proveniente de las redes sociales: "Los niños imitan a los adultos, y también siguen los consejos de
influencers que prodigan las bondades de ciertos cosméticos", detalla esta especialista.
Tanto en mayores como en pequeños, observa que "está muy arraigada en la población general la
idea errónea de que cuantos más principios activos se combinen, mejor", explica Perelló. No obstante, argumenta que los pacientes no se toman esas mismas 'libertades' en cuestiones relativas a otras
especialidades médicas: "De la misma forma que ante una conjuntivitis los pacientes van al oftalmólogo (y a nadie se le ocurre empezar a comprar todo tipo de colirios), ante un problema de piel
lo primero debería ser acudir al dermatólogo en lugar de empezar a comprar todo tipo de productos, muchas veces, sin ton ni son", expone.
"Ante un problema de piel lo primero debería ser ir al dermatólogo en lugar de comprar todo tipo de productos sin ton ni son"
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Otro posible motivo para esta dermatóloga que 'propaga' los bulos en lo que al
cuidado de la piel se refiere, es que pese a que "la población está concienciada sobre la
importancia de cuidar la piel y la prevención del
cáncer de piel", no siempre se acude a las fuentes adecuadas para aprender sobre ello. "Tenemos un
'boom' de expertos en skincare de profesionales no dermatólogos que se publicitan como 'Máster en Dermatología Clínica' o 'Título de experto en Dermatología'", asegura. " No hay ningún máster ni ningún curso de experto que capacite a un médico ni a ningún otro profesional para tratar enfermedades de la piel, pelo o uñas; salvo la
especialidad en Dermatología vía MIR", agrega, por lo que es de vital importancia consultar siempre a un médico especializado en Dermatología.
Problemas de salud mental en menores por la skincare
La 'imposición' social de tener una 'piel perfecta' a toda costa también pasa factura en la
salud mental, especialmente en la población más joven, que es al mismo tiempo la más vulnerable a trastornos de esta índole por cuestiones ligadas al físico.
Mercedes Bermejo, psicóloga sanitaria y vocal del
Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, también ha detectado en su consulta esta tendencia entre los menores de edad. "Hay sobreexposición a este tipo de contenidos donde parece que para estar guapa y tener una buena autoestima hay que consumir estos productos", sostiene.
Ella misma denomina esta tendencia como
"cosmeticorexia", al tratarse de un uso compulsivo de estas sustancias. Aclara que no es una patología ni trastorno reconocido en las clasificaciones internacionales, pero sí matiza que
se trata de un fenómeno "cada vez más frecuente en consulta", que se suma a la sintomatología de aquellos adolescentes que manifiestan "un culto a la imagen estética", remarca. "Hay que tener en cuenta que la piel facial no envejece hasta los 25 años, porque retiene los nutrientes necesarios", recuerda. También identifica una 'señal de alarma' en los
filtros faciales que ofertan las redes sociales, que a su parecer desencadenan "una tendencia a detectar y obsesionarse con rojeces, eccemas o el acné propio de la adolescencia", sostiene.
"Los filtros faciales de las redes sociales desencadenan una tendencia a detectar y obsesionarse con rojeces, eccemas o el acné propio de la adolescencia"
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Todas estas obsesiones desencadenan para los más jóvenes en el ámbito de la
Psicología "alteraciones en su autoestima y en su autoimagen". Bermejo destaca la importancia de una buena evaluación, ya que esta sintomatología puede estar relacionada con patologías como
la ansiedad, la depresión o los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). "Es una etapa muy complicada en lo que se refiere a la identidad, la
autoestima, la
inteligencia emocional o la seguridad con uno mismo", recuerda esta psicóloga, por lo que sostiene que es crucial analizar parámetros como el consumo de estos contenidos al que están expuestos estos pacientes y la manera en la que se abordan dichas conductas desde el entorno familiar.
Una vez evaluadas todas estas cuestiones, el abordaje desde la
consulta psicológica se realiza de manera individual, proporcionando al menor
herramientas de reflexión así como recursos, alternativas y acompañamiento. Todo esto se dirige hacia "un
trabajo combinado sistémico con la familia", tla y como concluye la especialista.
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